La periodista independiente cubana Camila Acosta recibió este sábado por la tarde una citación del Ministerio del Interior, en la que se le ordena presentarse el próximo martes a las 9:30 am en la unidad policial de Zapata y C, en el municipio Plaza de la Revolución.
El documento explica que se trata de una reunión con "varios organismos que tienen que ver con ella", informó la joven en su muro de Facebook.
“Nancy Alfaya escuchó ayer que los represores hablaban entre sí y decían que ahora me caerían arriba a mí. Veremos. Continúan las consecuencias contra los periodistas independientes y activistas de derechos humanos”, denunció Acosta junto a una fotografía del documento citatorio.
Esta es la tercera acción represiva del gobierno sobre la reportera en este mes. El pasado domingo 17 las autoridades del régimen, en franca violación de sus derechos individuales, le impidieron viajar a Uruguay, donde debía participar como reportera en las elecciones presidenciales.
“Aun cuando sospechaba que sería nuevamente regulada, ejercí mi derecho a presentarme en el aeropuerto. No debemos sentir vergüenza porque nos traten como esclavos. En todo caso, ‘que se avergüence el amo’”, comentó ese día desde el propio aeropuerto de La Habana.
Acosta ingresó el pasado 3 de noviembre a la lista de regulados, ciudadanos a los que el régimen castrista prohíbe salir al exterior sin explicación alguna. Ese día, al llegar al aeropuerto y entregar su pasaporte y boleto de viaje, los funcionarios de la Aduana le notificaron que no podría volar aunque no sabían el motivo, solo le dijeron que ella aparecía en un listado.
En aquella ocasión, la joven debía viajar a Buenos Aires, Argentina, adonde había sido invitada por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), para participar en el programa llamado Good bye, Lenin y realizar la cobertura electoral del balotaje en Uruguay.
Unos días antes, al regreso de un viaje a Estados Unidos, dos oficiales de la Seguridad del Estado la habían interrogaron en el aeropuerto de La Habana y le decomisaron libros, folletos y una gorra, aludiendo que eran “propaganda subversiva”.
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