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Virgilio Balmori Llanes, el primer disidente del G-2

Miembro de la Juventud Socialista, integró la Seguridad del Estado de Cuba, de la que fue expulsado en 1963.

Virgilio Balmori Llanes © Cortesía Entrevistado
Virgilio Balmori Llanes Foto © Cortesía Entrevistado

Este artículo es de hace 4 años

Virgilio Balmori Llanes, 81 años, fue el primer disidente de la Seguridad del Estado cubana, a la que perteneció desde 1959 a 1963, cuando lo botaron por sus críticas a decisiones gubernamentales. Ya nunca más sería "Ezequiel", pero fue profesor de Historia de Secundaria Básica, cayó preso, trabajó hasta su jubilación como obrero ferroviario, estudió Lengua y Filología Francesa y se hizo Marchante de arte, joyas y metales preciosos, por la izquierda.

Nacido en Morón, pero criado en La Habana desde los 14 años, Balmori Llanes pasó la escuela de cuadros de la entonces Juventud Socialista en pleno batistato y Ramón Nicolau, el segundo al mando de Fabio Grobart, puso los ojos en aquel jovenzuelo que destacaba por su inteligencia y picardía. Con esos antecedentes, fue seleccionado para integrar la naciente Seguridad del Estado castrista, que fue una operación diseñada cuidadosamente por el centro de la KGB en La Habana, reforzado con oficiales hispanos soviéticos para la encomienda que incluyó a Ramiro Valdés, Abelardo Colomé Ibarra y Manuel Piñeiro Losada; el resto lo puso el brazo armado del Partido Socialista Popular (PSP).

CiberCuba aprovechó un viaje a Miami de Balmori Llanes, para visitar a uno de sus hijos y conversar sobre su vida, que parece sacada de una película, aunque él reacciona con su humor habitual y mantiene los reflejos que lo hicieron querido por amigos y respetado por sus adversarios, incluidos algunos de sus excamaradas del G-2.

¿Cómo está La Habana de ahora mismo?

La Habana está mal porque coinciden varios elementos negativos: el desabastecimiento, los apagones, la dolarización de la economía, el alcoholismo y la familia Castro Espín haciendo negocios privados desde su posición de privilegio.

En Infanta y San Lázaro está el complejo gastronómico El Biky que es propiedad de la familia gobernante; Mariela Castro es la dueña del restaurante de la Fábrica de Arte Cubano, y Paolo Titolo, su marido italiano, gestiona las importaciones y distribución de detergente y jabones, además de otros negocios, asegura Balmori Llanes.

En Cuba hay ahora mismo un encarecimiento general de todos los productos, excepto el ron Planchao en pequeño tetabrik, que se sigue vendiendo a 0.90 centavos de CUC, pese a los altos índices de alcoholismo que padece la población, que se pasa el día entero corriendo de un lado a otro para comprar pollo o cerveza, apunta el entrevistado.

Estás entre los fundadores del G-2, pero duraste poco.

Sí, rompí temprano. Descontento con decisiones gubernamentales como el nombramiento de Ernesto Meléndez como Director de Protocolo del MINREX, pese a que era un anormal. Poco antes, había estado yo tratando con él la atención a un periodista indio que se manifestaba favorable a la revolución y la Seguridad del Estado tenía interés en promoverlo y aquel hombre fue incapaz de transmitir el mensaje y, de pronto, veo que lo ascienden. Critiqué esa decisión, pero luego vi que mis criterios no llegarían a ningún lado porque chocaban con el afán de Fidel Castro de nombrar a gente bruta y sumisa; y entonces comencé a criticar al Primer Ministro y, claro, hasta ahí llegué y en 1963 me botaron de la Seguridad del Estado; de la que guardo un buen recuerdo de mi jefe "Demetrio" (José Oroza, ya fallecido), inteligente y eficaz que tuvo la hombría de avisarme que estaba obligado a informar de mis críticas.

Se puede decir que fuiste el primer disidente de la Seguridad...

Bueno... Norberto Fuentes aseguró a la CNN que yo fui el primer disidente de Fidel Castro. Imagínate lo que fue mi ruptura en aquellos años de fiebre de adhesión incondicional.

¿Cómo te las arreglaste para seguir viviendo, teniendo en cuenta que nunca te has ido de Cuba?

Entre 1963 y 1969 fui profesor de Historia en algunos cursos de Secundaria Básica. No todo el tiempo porque en cuanto mis antiguos compañeros detectaban mi presencia, obligaban a despedirme y así estuve hasta el 4 de abril de 1969, Año del Esfuerzo Decisivo, cuando me llevaron preso para Villa Marista por críticas a Fidel Castro, críticas a la economía y revelación de Secretos Oficiales.

Las críticas a Fidel Castro las hacía desde aquella vez que me percaté de su errónea política de cuadros y las seguí haciendo hasta que falleció. Las críticas a la economía eran las habituales entre la gente que pensábamos y veíamos cómo el país retrocedía; pero se basaron en una carta que enviamos al Comité Central del Partido Adolfo Rivero Caro, su autor, Félix de la Uz, Javier de Varona y yo, con nuestras opiniones sobre el desastre que Fidel Castro propiciaba.

Pero lo más simpático fue la acusación de revelar secretos oficiales, achacándome que yo habría revelado la existencia del Departamento KT (grabaciones de conversaciones telefónicas) por mi trabajo anterior en la Seguridad del Estado. Cuando el interrogador me soltó eso, le pregunté: ¿no acabas de ver en la televisión un programa policíaco que cuenta que ustedes tienen a un hombre escuchando y grabando conversaciones telefónicas en Miami? Si eso lo hacéis allá, aquí que son los dueños cómo será.

Entonces, cambió de táctica y comenzó a provocarme en los interrogatorios, como retándome por mis conocimientos de Economía y le dije: Mira, yo no sé nada de economía, pero cuando leo la Libreta de Abastecimiento y paso por las bodegas, veo que no hay nada chico; qué conocimientos hacen falta para darse cuenta de la realidad.

Ese interrogador que decía llamarse "Llanes", mi segundo apellido, se mató años después en un accidente y me alegré, la verdad es que me alegré.

Al final nos pidieron 14 años de cárcel, luego rebajaron la petición a dos años, pero nos soltaron a los 5 meses y medio, tras pasar por La Cabaña. Si alguien te pregunta de una buena dieta para adelgazar, diles que Villa Marista es experta en eso; allí perdí 39 libras, así que los gordos que quieran adelgazar que pidan el método a la Dirección de Operaciones de la seguridad cubana, que son especialistas en hacer flacos.

Sales a la calle, ¿qué hiciste para buscarte la vida?

Pude empezar a trabajar como obrero en los talleres ferroviarios de Ciénaga y allí me jubilé en 1998. Guardo muy buenos recuerdos de todos mis compañeros y de mi jefe, quienes se negaron a seguir el juego de la seguridad, que llegaba sin avisar y registraba todas las taquillas, menos la mía, para reforzar su bulo de que yo seguía siendo del G-2. Pero aquellos obreros se dieron cuenta de la jugarreta y no cayeron en la trampa.

Allí me llamaban el Profesor y recuerdo la vez que pusieron una valla con una foto de Fidel Castro y la frase "Por Viet Nam hasta nuestra propia sangre". Y varios compañeros me dijeron: Profe, si esos chinitos son amigos del bandido este, tienen que ser tremendos hijos de putas, y lanza la carcajada de niño travieso que siempre lo acompaña.

En esos años, Virgilio Balmori Llanes no perdió el tiempo y se matriculó en un curso nocturno en la carrera de Filología y Lengua Francesa y, alertado por un amigo de juventud sobre los planes gubernamentales de comprar oro, joyas y obras de arte, fue haciéndose un coleccionista discreto e inteligente, que supo aprovechar oportunidades y descartar lo que no tendría valor futuro o hacer una rápida operación de compra-venta, teniendo siempre asegurado el pase al comprador final.

Cuando el gobierno cubano abrió las llamadas Casas del Oro, gestionadas por la Corporación CIMEX, Virgilio Balmori Llanes aprovechó la ocasión y compró dos automóviles Lada a cambio de una parte de su patrimonio, que ha seguido enriqueciendo con criterio y ojos entrenados. En uno de sus Ladas trasladaba a su viejo amigo Elizardo Sánchez Santacruz, cuando estaba bajo el fuego del castrismo. Ambos amigos almorzaron con larga sobremesa este viernes en Miami.

Habiendo militado en la Juventud Socialista, ¿qué sabes de las muertes de Julio Antonio Mella, Sandalio Junco y Osvaldo Sánchez? ¿Alguna vez te dieron alguna explicación de la expulsión de César Vilar?

Yo creo que a los dos primeros los mató el partido (Socialista Popular). No sé si leíste el libro El soviet caribeño: La otra historia de la Revolución Cubana, de César Reynel Aguilera, ahí está explicada la historia del Partido Comunista y su relación con el castrismo. Osvaldo (Sánchez) murió por fuego amigo en Varadero. Lo de César Vilar fue injusto, pero sé poco. Y pudo vivir gracias a su pensión de Senador y Representante a la Cámara, pero nunca dejó de ser comunista y su hija Rita siempre ha velado por la memoria de su papá y la de su hermano Enrique, que fue a estudiar a la Unión Soviética y murió combatiendo con los soviéticos en la II Guerra Mundial.

Nunca el partido nos dio una explicación de esos hechos o de la alianza con Batista o la huelga de 1935 y 1958, por ejemplo. De Sandalio Junco se decía que era un negro trostkista, pero poco más.

¿Qué conclusión sacaste del proceso conocido como la microfracción?

Creo que fue una trampa de una parte del PSP y de Fidel Castro contra un grupo de compañeros que discreparon de determinados temas, como hice yo. La peor parte se la llevó Aníbal Escalante, pese a que había sostenido al partido desde la clandestinidad, sin salir de Cuba, y en años duros; pero quizá su error -junto a Ordoqui- fue aceptar la disolución del Partido Socialista Popular y su integración en las ORI. Entonces se quedaron en manos de Fidel Castro y de Fabio Grobart.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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