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Burócrata cubano twittea entre la ignorancia y la máscara

Los delirios de un burócrata al servicio de la dictadura más antigua de América.

Carlos Fernández de Cossío, director de Estados Unidos en la cancilleria © Cubadebate
Carlos Fernández de Cossío, director de Estados Unidos en la cancilleria Foto © Cubadebate

Este artículo es de hace 4 años

El burócrata Carlos Fernández de Cossío Domínguez (1959), que se encarga de los asuntos con Estados Unidos en la cancillería cubana, parece aquejado de escasa comprensión lectora a la hora de entender las elecciones norteamericanas.

El voraz lector que habita en el diplomático no consigue entender la estructura y naturaleza de la democracia más antigua del mundo.

Fernández de Cossío Domínguez despacha un twitter que confirma su ignorancia, su mala fe -reales o fingidas- y su clara voluntad de servicio a la dictadura más antigua de América.

La postura del funcionario no es novedosa en el maniqueo escenario político cubano, donde la criminalización del adversario forma parte del manual básico de instrucción revolucionaria, pero sorprende por la simplonería de un señor al que se presume debe cuidar las maltrechas relaciones bilaterales con Estados Unidos y, por tanto, muy bien informado sobre el incómodo vecino.

El repentista twittero debía saber que el sistema electoral norteamericano no es únicamente un conjunto de leyes estructuradas y consolidadas, sino que reconoce el derecho a voto de más de 225 millones de ciudadanos, de los que una parte se abstiene porque no se siente atraído por las diferentes opciones y esa negativa no genera inconveniente alguno en sus vidas.

En 2016, por ejemplo, compitieron en las elecciones norteamericanas nueve partidos, incluidos dos candidatos independientes y opciones diferenciadas del establishment, como el Partido Socialismo y Liberación / Paz y Libertad, encabezado por Gloria de la Riva, y el Partido Verde, liderado por Jill Stein.

¿Cuántos candidatos independientes son elegidos como Delegados del Poder Popular en los barrios cubanos? ¿Cuántos diputados a la Asamblea Nacional militan en partidos de la oposición cubana? ¿Qué acceso tienen los opositores anticastristas a los medios de comunicación anticubanos que paga el gobierno?

¿Con cuántos votos de ciudadanos cubanos fueron elegidos Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Salvador Valdés Mesa, gobernadores provinciales y sus segundos, intendentes municipales y sus consejos de gobierno?

Quizá sería más eficaz que el burócrata iluminado consagrara su pasión lectora en aprender a democratizar el sistema electoral cubano que seguir machacando en la mentira contra Estados Unidos, cuyo mecanismo electoral está legitimado, incluso, ante el resto del mundo.

Si Fernández de Cossío Domínguez quisiera cambiar de registro, no lo tendría complicado. Solo debe ponerse a leer los análisis sobre Estados Unidos que publica Ramón Sánchez-Parodi Montoto, que fue el primer Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington durante 12 años y que critica a la sociedad norteamericana y a su clase política con sensatez e inteligencia.

La mediocridad desnuda al Hombre Nuevo que habita en el embajador Fernández de Cossío Domínguez, un cuadrito con largo apellido y cortas entendederas; salvo que simule, como muchos en ese gran retablo que es el tardocastrismo, donde resulta complicado distinguir entre la ignorancia y la máscara.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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