Varios letreros aparecieron en diversos muros de Montevideo, la capital uruguaya, demandando justicia y libertad para activistas y presos políticos cubanos.
Las imágenes de los mismos fueron compartidas en redes sociales y en ellas se puede advertir el pedido de liberación para el líder de la Unión Patriótica de Cuba, José Daniel Ferrer, detenido desde octubre de 2019 bajo acusaciones de delitos comunes.
Otro de los reclamos escritos se refiere al activista Lidier Hernández, a quien las autoridades del régimen le impidieron regresar a Uruguay, país donde es residente, después de participar en protestas frente a la sede consular cubana de Montevideo contra el gobierno de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel.
También se exige justicia por los daños causados a Armando Sosa Fortuny, el preso político más antiguo de la isla, fallecido en la sala de penados del hospital “Amalia Simoni” de Camagüey.
Sosa Fortuny nunca obtuvo libertad condicional ni licencia extrapenal, aunque tenía 76 años y ya había permanecido 26 de ellos en las cárceles cubanas, pues cumplía una condena de 3 décadas por “entrada ilegal y actos contra la Seguridad del Estado”, según la causa en la que fue juzgado con otros integrantes de un comando armado que desembarcó en 1993 en el archipiélago.
La autoría de los letreros en la ciudad de Montevideo se atribuye a la agrupación de Uruguay Acción Cuba Libre (ACL), que después de tales iniciativas ganó el apoyo de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), que aglutina a las más importantes organizaciones opositoras en el exilio cubano, de acuerdo con Diario Las Américas.
ACL, por su lado, reúne a jóvenes de diversas agrupaciones democráticas uruguayas, solidarios con la libertad de Cuba, y es una de las cofradías que conforma el Comité Uruguayo por la Democracia en Cuba, que preside el reconocido líder y activista Martin Elgue.
Actualmente, el país sudamericano es uno de los principales destinos de la migración cubana y venezolana por las políticas que sostiene en ese sentido.
Su presidente, Luis Lacalle Pou, manifestó que la nación estaba dispuesta a continuar recibiendo migrantes de los mencionados países, al tratarse de ciudadanos “expulsados” de sus territorios por la gestión de los regímenes instalados en ellos.
Para su ceremonia de posesión, Lacalle Pou no invitó a los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela, enviando así un claro mensaje a los gobiernos en cuestión.
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