El Hotel Meliá Santiago de Cuba, primero de su tipo con categoría 5 estrellas construido fuera de La Habana y actualmente el único que ostenta tal condición en la ciudad, está casi a oscuras en medio de la crisis generada por el coronavirus.
Entre los diferentes atractivos del Hotel Meliá Santiago de Cuba, según información del personal de la recepción, sólo se encuentran disponibles al público las tiendas, la cafetería, la farmacia y la piscina, posiblemente la más cara de la ciudad pues un adulto debe pagar 18 CUC, con almuerzo incluido.
“No estamos prestando servicios de alojamiento hasta el año que viene por motivos de la Covid 19”, asegura por teléfono la carpetera.
Una fuente oficial que prefiere mantener el anonimato asegura que efectivamente estará cerrada la mayor parte de las áreas del hotel hasta 2021 y que podría incluso extenderse.
“Se dice que este tiempo se aprovechará para hacer algunas labores de mantenimiento, y muchos de los trabajadores de esta instalación han sido reubicados en diferentes lugares y tareas, con suerte hay quien aún está vinculado al sector del turismo, pero otros no tuvieron la misma suerte y están en la agricultura. Muchos han aceptado lo que sea para mantener el vínculo laboral y volver cuando abra el hotel”, asegura.
Con sus varios niveles es uno de los edificios más altos de la ciudad, y por sus luces, es punto de referencia para los turistas que visitan la urbe. Los santiagueros miran con tristeza los pisos de las habitaciones del emblemático edificio apagados, así como el mirador en la parte superior donde el juego de iluminación de este bar, discoteca y mirador, se puede divisar a una gran distancia a la redonda.
El Hotel Meliá Santiago de Cuba fue inaugurado el 15 de octubre de 1991, y próximo a cumplir 29 años de construido, sigue siendo una de los edificios más fácilmente identificable, en parte por sus 15 pisos, por sus colores tropicales, o por su diseño moderno que en su momento tuvo opiniones divididas, hubo quien lo amó, pero muchos lo compararon con un enorme central azucarero.
Todas sus áreas y atractivos, ya sea por precios o por lo exclusivo de sus ofertas, sólo han podido ser disfrutadas por las personas pudientes que viven en la ciudad de Santiago de Cuba, convirtiéndose en sinónimo de estatus.
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