Más de 200 cubanos que tuvieron el coronavirus han cedido voluntariamente su plasma a otros pacientes que aún no habían superado la enfermedad.
Según un reportaje del diario Juventud Rebelde, la inclusión del denominado plasma convaleciente en los protocolos de tratamientos a los enfermos ha sido muy beneficioso.
Desde que la pandemia llegó en marzo pasado, 93 pacientes han sido transfundidos en el país, gracias a la generosidad de 204 donantes.
La doctora Delia Esther Porto González, directora del Programa Nacional de Sangre del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), explicó que quienes accedan a donar deberán cumplir ciertos requisitos, como tener entre 18 y 60 años, no padecer ninguna enfermedad crónica y si son mujeres, no pueden hacerlo las que han tenido tres partos o embarazos, o han sido transfundidas.
“Aun así, para saber si podemos hacer uso del plasma, es necesario realizar PCR para el SARS-CoV-2, el VIH, las hepatitis B y C y la sífilis. Se ejecuta, igualmente, la titulación de los anticuerpos del coronavirus en los centros que colaboran en ese sentido, como el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, el Banco Provincial de Sangre, el Centro de Inmunoensayo y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología”, detalló la experta.
“Es importante, además, conocer el grupo sanguíneo, tal y como sucede cuando se realiza una donación de sangre. Sabemos que las personas AB pueden ser donantes para todos, y que las personas del grupo O son receptores universales”, añadió.
Porto González recalcó que el proceso es sencillo y no lleva ninguna reacción adversa.
“Se traslada al donante desde su casa hasta el Banco, se hidrata, se conecta a una máquina de aféresis durante 40, 45 minutos y luego se le ofrece una merienda reforzada y el suplemento de leche, aceite y pollo, previo acuerdo con el Ministerio de Comercio Interior”, precisó.
“En el transcurso de la donación, la máquina separa el plasma en dos bolsas de 300 mililitros cada una y los glóbulos rojos se le transfunden al donante; es decir, no se le afecta su hemoglobina con este procedimiento”, subrayó.
Los receptores, por su parte comienzan a evolucionar rápidamente una vez reciben el plasma.
“El tiempo del alta médica se acorta porque el PCR ofrece resultados negativos en un breve lapso, la presión parcial de oxígeno registra valores estándares, la mejoría es considerable de manera inmediata. Los anticuerpos de ese plasma neutralizan el virus, bajan la carga y el individuo puede sanar”, describió la especialista.
Durante la primera etapa de la epidemia en el país, se transfundieron pacientes reportados de cuidado y los graves sin ventilación artificial, sobre todo en La Habana y Villa Clara.
Tras el actual rebrote se aprobó aplicar el procedimiento a pacientes con PCR persistente.
“No solo empleamos el plasma hiperinmune donado para la atención médica pues también aportamos cantidades a la industria, a la planta de hemoderivados, para la producción de la inmunoglobulina anti SARS-CoV-2, que será muy útil para continuar con los tratamientos”, concluyó.
En abril las autoridades sanitarias cubanas comenzaron a utilizar plasma de enfermos de coronavirus ya recuperados para iniciar la terapia en pacientes graves o con una evolución no favorable.
Ricardo Pereda González, coordinador del grupo de expertos del MINSAP, afirmó entonces que esa práctica en el mundo entero posibilitaba la evolución de un grupo importante de contagiados.
“Esperamos un tiempo, y una vez recuperado el paciente y verificado que el plasma está en condiciones de dar su propia inmunidad, se lleva a cabo el procedimiento”, explicó.
El primer donante en la Isla fue el joven Henry Shorex, de La Habana, quien tardó un mes en sanarse de la enfermedad.
“Muy feliz de poder ser el primero en contribuir con mi plasma sanguíneo a que otros pacientes graves de COVID-19 sobrevivan”, escribió en su muro de Facebook el pasado 17 de abril.
“Tenemos que rescatar vidas. Arriba Cuba, no más coronavirus. Bajanda coronavirus. Fuerza, mis hermanos”, expresó.
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