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“Habla como los hombres”: así provoca la policía en Cuba a un joven para acusarlo de desacato

El joven cubano Rodesys Crespo Hernández, de 25 años, ha sido detenido por la policía habanera, acusado de colaborar con las mujeres que el domingo pasado ocuparon un edificio de viviendas de trabajadores del Ministerio del Interior

Rodesys Crespo Hernández ©

Este artículo es de hace 3 años

El joven cubano Rodesys Crespo Hernández, de 25 años, ha sido detenido por la policía habanera, acusado de colaborar con las mujeres que el domingo pasado ocuparon un edificio de viviendas de trabajadores del Ministerio del Interior (MININT).

El detenido se encuentra en la estación de la PNR de San Agustín, municipio de la Lisa. El “delito” que se le imputa es el de haber sido solidario con el grupo de mujeres que irrumpieron en un edificio construido para personal del MININT, que permanecía vacío.

María Antonieta Alfonso Hernández (hermana de Rodesys) y Norma Pozo (su esposa), denuncian que su hermano ha sido detenido injustamente, pues él no colaboró con el grupo de mujeres que ocuparon el edificio en cuestión. Lo único que hizo Rodesys fue guardarle sus pertenencias para que estas mujeres no sufrieran más atropellos que los que ya habían sufrido con su situación.

El grupo de mujeres que ocuparon el inmueble, muchas de ellos con niños pequeños, lo hicieron ante la desesperación por la situación de desamparo en que viven, sin condiciones dignas de alojamiento. Un rápido despliegue policial terminó por desalojarlas.

“Las mujeres que estaban de ocupas vienen de un albergue de La Güinera, Marianao. Llevan ahí más de 15 años. Llegaron a San Agustín y le pidieron de favor a Rodesys que les guardara sus cosas… Ahora ellas están en el albergue y él está preso”, afirma la hermana.

Norma, la esposa de Rodesys, dice que lo llevaron engañado a la estación de policía, aprovechándose de su condición de presidente del CDR y diciendo que solo era para tener una conversación. Una vez allí, lo dejaron detenido.

Ambas mujeres aseguran que existen testigos con una versión diferente a lo que les dijeron en la estación de policía. Según estos testigos, en la estación se le acercó un oficial y le dijo que “hablara como los hombres” para provocarle. Al parecer, Rodesys, alzó la voz y protestó, a lo que el oficial le respondió que lo podía “acusar de desacato”.

Maria Alfonso está preocupada por la suerte de su hermano y no quiere que le pase nada. Dice que, a diferencia de ella, él nunca ha estado preso. “Yo fui presa por gusto y no quiero eso para él; porque esta es la realidad de este país: una va presa por gusto.”

María afirma que Rodesys no ayudó a las mujeres a que irrumpieran en el edificio; que lo único que hizo fue guardar sus pertenencias porque ellas se lo pidieron y que, cuando ellas entraron, él se encontraba en el policlínico con la madre de ambos, que había sufrido un desmayo.

Hermana y esposa piden que se sepa lo que está pasando. Ellas no van a permitir que vaya a prisión injustamente. Aseguran que no ha cometido ningún delito y no se cansarán de denunciarlo.

Rodesys no será el chivo expiatorio de esta historia, manifiestan. “El culpable de que esas mujeres se hayan colado en el edificio es el problema de la vivienda que hay en Cuba”. Es el gobierno, no Rodesys.

Construcción de viviendas en Cuba

A finales de 2016, el propio Gobierno de Cuba reconoció un déficit superior a 880 000 viviendas en todo el país, donde existen 3,8 millones de hogares. Se trata de un fondo habitacional, por lo general, deteriorado y con problemas "críticos" en ciudades como La Habana y Santiago de Cuba.

Ese año La Habana tenía un déficit de 206.000 viviendas, pero estas cifras aumentaron tras el paso del huracán Irma por la Isla, que en septiembre de 2017 dejó daños en 153.000 casas.

La situación no mejoró y en 2019 La Habana sufrió el tornado que devastó municipios como Regla, Guanabacoa o Diez de Octubre, dejando afectaciones en 8.319 viviendas (de ellas 1.068 derrumbes totales).

Según el informe Construcción en Cuba, publicado en 2019 por la Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba (ONEI), ese año el sector estatal terminó 15 491 viviendas, algo menos que en 2018 cuando se finalizaron 15 899. Por su parte, los cubanos, con sus propios esfuerzos acabaron 29 075 casas, casi el doble que un año antes cuando esta cifra echó el freno en 14 538.

A finales de mayo de este año 2020, el ministro cubano de la Construcción, René Mesa Villafaña, aseguró en la Mesa Redonda que en la Isla hay 122 072 viviendas con piso de tierra y 9611 cuarterías contabilizadas.

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