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Joe Biden en su primer discurso como presidente electo: "Este es el momento de sanar a Estados Unidos"

El líder demócrata afirmó que buscó “la presidencia para restaurar el alma de América, para reconstruir la columna vertebral de esta nación, para unificarnos aquí en el país y hacer que EE.UU. sea respetado en todo el mundo de nuevo”.


Este artículo es de hace 3 años

“Este es el momento de sanar en Estados Unidos”, dijo Joe Biden este sábado en su primer discurso como presidente electo, tras derrotar en las urnas al mandatario republicano Donald Trump.

El líder demócrata afirmó que buscó “la presidencia para restaurar el alma de América, para reconstruir la columna vertebral de esta nación -la clase media- y hacer que EE.UU. vuelva a ser respetado en todo el mundo”.

Biden dio su discurso de victoria acompañado por su esposa Jill Biden, la vicepresidenta electa Kamala Harris y Doug Emhoff, cónyuge de la senadora, ante cientos de personas que se concentraron en el aparcamiento del Chase Center, en Wilmington, Delaware.

“El pueblo de esta nación ha hablado y nos otorgó una victoria clara, convincente, con la mayor cantidad de votos jamás alcanzada en la historia de unas elecciones presidenciales de este país, 74 millones de votos”, comenzó diciendo el 46 presidente de EE.UU.

“Prometo ser un presidente que no busque dividir sino unir. No vamos a ser estados republicanos ni demócratas. Solo vamos a ser los Estados Unidos”, aseguró.

Dirigiéndose a los votantes del actual mandatario, manifestó: “Aquellos que votaron por Trump, entiendo su decepción. Pero ahora demos todos una oportunidad al cambio. Es hora de dejar a un lado la retórica dura, bajar la temperatura, buscarnos los unos a los otros de nuevo, escucharnos los unos a los otros, y progresar”.

“Para eso, tenemos que dejar de tratar a nuestros oponentes como enemigos. No son enemigos, son estadounidenses”, enfatizó.

Biden señaló que “tras una batalla hay tiempo de construir, tiempo de sanar, y ahora es el momento de sanar”.

Aseguró que el pueblo estadounidense le dio un mandato: “Estados Unidos nos pide que forjemos las fuerzas de la decencia, de la ciencia, de la esperanza; y que controlemos el virus, que construyamos prosperidad, que consigamos la justicia racial y social, y que acabemos con la crisis en nuestro país”.

“Nuestro trabajo comienza poniendo el COVID bajo control”, dijo, en un momento en que Estados Unidos está registrando una cifra récord de nuevas infecciones.

“No podemos restablecer la economía y volver a esos momentos preciosos con la familia, hasta que tengamos el virus bajo control”, señaló y anunció que el próximo lunes designará a un grupo de expertos como asesores de la transición para trabajar en ello.

“No voy a ahorrar esfuerzos ni compromisos para acabar con esta pandemia”, aseveró.

Biden recalcó en su discurso que gobernará para todos los estadounidenses: “Soy un demócrata orgullo, pero voy a ser el presidente de todos. Voy a trabajar tan duro para los que no votaron por mí como para aquellos que sí lo hicieron”.

“Acabemos con esta demonización en Estados Unidos, acabemos con ella aquí y ahora”, reafirmó.

“Esta noche el mundo entero está observando y creo que EE.UU. es un punto de referencia para el mundo. Seremos líderes no solo por el ejemplo de nuestro poder, sino por el poder de nuestro ejemplo”, proclamó entre aplausos encendidos de sus seguidores.

“Siempre he creído que Estados Unidos se ha podido definir en una palabra: posibilidades. Yo creo en las posibilidades de este país. Siempre miramos hacia adelante, por un país más justo, más equitativo. Una nación que nunca deje a nadie atrás. Una nación que nunca se rinda, que nunca claudique”, destacó.

“Estos son los Estados Unidos de América, y jamás ha habido algo que no hayamos podido hacer trabajando juntos”, aseguró.

En los primeros minutos de su discurso de media hora, Biden afirmó que no hubiera logrado ser presidente sin el amor, sin el apoyo de su esposa Jill, de su hijo, de sus nietos y esposas. Dedicó palabras de elogio a la consagración de su esposa a la educación, y manifestó que “Jill va a ser una gran primera dama, estoy muy orgulloso de ella”.

Subrayó también el honor que para él representa poder trabajar con una fantástica vicepresidenta, Kamala Harris, y destacó que la senadora hace historia al ser la primera mujer, negra, surasiática, hija de inmigrantes, elegida por primera vez en el país para el cargo de vicepresidenta.

El mandatario electo de EE.UU. agradeció a los voluntarios que se presentaron a trabajar para su campaña en medio de la pandemia de coronavirus, a las autoridades electorales y a todo su equipo de campaña.

En ningún momento de su discurso, Biden se refirió de manera explícita a Trump ni abordó el tema de su negativa de admitir la derrota.

La primera oradora en el acto celebrado en Wilmington fue la vicepresidenta electa, quien declaró: “La democracia no es un estado, sino un acto. La democracia es tan fuerte como nuestra capacidad de luchar por ella. Proteger la democracia necesita sacrificio, pero hay alegría en eso porque nosotros tenemos el poder de construir nuestro futuro. Con su voto han elegido la unidad, la decencia y la verdad”.

Harris sostuvo que la elección de Biden a la Casa Blanca marca un nuevo día para Estados Unidos. “Cuando se sometió a votación nuestra democracia en esta elección, con el alma de Estados Unidos en juego mientras el mundo miraba, se abrió un nuevo día para Estados Unidos”, afirmó.

Al referirse a su elección como vicepresidenta de la nación, recordó a su “madre y a las generaciones de mujeres negras, asiáticas, latinas, indígenas y las mujeres que pelearon a lo largo de la historia de nuestro país y pavimentaron el camino para llegar a esta noche. Seré la primera mujer en mi cargo, pero no la última”.

Biden, un político tradicional de Estados Unidos que buscaba la presidencia desde la década del 80, se convirtió poco antes del mediodía de este sábado en el presidente 46 de la nación americana, en una elección histórica para el destino de sus compatriotas y para el mundo.

El otorgamiento de la victoria electoral se decidió al anunciarse los resultados en el estado de Pensilvania, que le concedió 20 votos electorales, para superar los 270 necesarios y agenciarse así la presidencia del país.

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