El activista cubano Oscar Casanella, uno de los huelguistas de hambre en la sede del Movimiento San Isidro (MSI), ha agradecido el apoyo y la solidaridad manifestada por miles de cubanos dentro y fuera del país.
En una conexión directa de Facebook, Casanella ha querido agradecer especialmente a todas las personas que fueron al Ministerio de Cultura (Mincult) en La Habana, aunque manifestó su escepticismo ante cualquier formato de diálogo con los representantes del régimen cubano.
“Desconfío de la utilidad de un diálogo con la dictadura”, dijo. “Solo entienden con la presión social o la diplomática”, argumentó. Como ejemplos que corroboran su creencia citó la liberación en 2018 de Ariel Ruiz Urquiola, luego de una huelga de hambre y mucha presión diplomática, así como la liberación del propio Luis Manuel Otero Alcántara en marzo de este año, debido a la enorme presión social.
No obstante su convencimiento acerca de la inutilidad del diálogo con la dictadura, Casanella ha querido mostrar toda su empatía con los que se manifestaron ante la sede del Mincult y en otros lugares.
Para el científico, que permaneció más de seis días en huelga de hambre, los representantes de la protesta que consiguieron reunirse con los funcionarios de cultura son “personas de buena fe, gente noble, dispuesta sinceramente a persuadir a las autoridades para que liberaran a Denis Solís y dieran garantías de cuidar por la integridad física de los huelguistas y manifestantes”.
Para esas personas, Casanella no tiene más que buenas palabras. Él reconoce la diversidad de ideas y opiniones que definen la complejidad de una agrupación humana, pero da la bienvenida a todos los que quieran participar del cambio que se está construyendo desde la sociedad civil.
“Quiero decirles que no se desanimen, que no pierdan el impulso”, les dijo el activista a todos ellos. “Cuba sufre y tenemos que cambiar nuestra realidad. Es más factible cambiarla que adaptarnos a ella… Nos convertiríamos en zombis, en autómatas”, expresó.
Como hombre de ciencia, Casanella comparó la dictadura con un cáncer. “Es disfuncional y produce metástasis”, dijo y puso el ejemplo de Venezuela como uno de los órganos que habían sido infectados por la dictadura cubana, que ha terminado empobreciendo y corrompiendo la vida en el país vecino.
“Aunque yo no esté de acuerdo con el diálogo, respeto a los que sí. Porque el tratamiento contra este cáncer tiene que ser una politerapia, es decir, tiene que venir de los diferentes gremios y diferentes sensibilidades, pero unidos todos en la voluntad de cambio”, manifestó.
Por último Casanella quiso recalcar que nada justifica reprimir al pueblo si este quiere cambios y actúa de manera pacífica. “Que los cuerpos represivos se den cuenta de ello, que se sientan avergonzados de sus actos”, demandó el bioquímico y activista por los derechos humanos.
“Espero que todos los gremios se sumen y que colaboremos y nos apoyemos para el cambio en este país”, concluyó Casanella agradeciendo una vez más la solidaridad de todos.
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