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Diario ecuatoriano El Telégrafo publica artículo contra el Movimiento San Isidro

Sarmiento compara a los "artivistas" con la posición de Rosita Fornés tras ser "apartada de sus programas estelares por funcionarios dogmáticos".

Acuartelados en San Isidro © Facebook / Movimiento San Isidro
Acuartelados en San Isidro Foto © Facebook / Movimiento San Isidro

Este artículo es de hace 3 años

Fe de errores: En una primera versión de esta nota, CiberCuba reprodujo el crédito que daba el diario El Telégrafo al artículo publicado el 11 de diciembre, donde aparecía Paul Sarmiento Blanco como embajador de Ecuador en Cuba. Este es un dato incorrecto porque ese cargo lo desempeña Rafael Dausá Céspedes.

Paúl Sarmiento Blanco, profesor de Historia en la Universidad de Holguín, publicó este viernes un artículo de opinión en el diario ecuatoriano El Telégrafo, donde ataca al Movimiento San Isidro, les niega la condición de artistas y los acusa de "falta de principios y moral".

Sarmiento Blanco, que ha recibido varios reconocimientos académicos en Cuba, critica las simpatías por Donald Trump expresadas por Denis Solís en un video difundido por la televisión cubana, y asegura que "en la historia cultural de nuestra nación, nunca un artista, escritor, poeta, verdaderamente cubano, aunque haya sido censurado, maltratado, vilipendiado, se ha expresado como un fiel seguidor de un presidente estadounidense".

"Esa expresión del artista Denis Solís lo enterró para siempre del respeto cívico que se merece", añade el académico, antes de definir la declaración como "de irrespeto a la nación cubana, que merece el más simple repudio moral de todo buen cubano".

También compara el caso de Solís con el comportamiento de la vedette cubana Rosita Fornés, a principios de los años 70, "cuando fue casi apartada de sus programas estelares por funcionarios dogmáticos".

"¿Y cuál fue la actitud de la Fornés?", se pregunta el académico. "No respondió con huelga de hambre, ni aproximándose a la Embajada norteamericana (en aquellos años la SINA, ni expresando que Nixon, Carter o Reagan eran sus presidentes). La Fornés continuó con su arte y demostró su cubanía por encima del simplismo de cualquier funcionario adoctrinado que quiso anotarse un punto tras bambalinas".

"No solo de Rosita, existen otros ejemplos de artistas y escritores, incluso profundamente martianos, que fueron apartados o censurados por sus ideas, pero ellos se mantuvieron firmes y se ganaron el respeto y la admiración de su pueblo, e incluso, aunque de forma tardía fueron devueltos a su lugar cimero en la cultura cubana, no por un decreto, no por una orden presidencial, sencillamente por su autoridad moral y por el arte limpio, noble, respetuoso, ético y martiano que siguieron expresando (hablo de Silvio, de Cintio Vitier, de Agustín Acosta, entre otros)", prosigue el artículo.

"¡He ahí la verdadera libertad artística!", asegura sobre los artistas censurados por la Revolución.

"Ese amor eterno al magnate neoyorquino lo entierra para siempre –añade el articulista– en el cementerio de los ingratos, de los plattistas, de los verdaderos anexionistas, y considero que, aun teniendo derecho a expresar delirio por Trump, incluso en inglés, lo saca del diálogo y el debate que quisiéramos tener entre todos los buenos cubanos".

Para el diplomático del régimen cubano, "la falta de principios y moral de ese llamado movimiento se evidencia en la mal llamada huelga de hambre", que en su opinión "ni siquiera se acercan a la catadura moral de esos actos sublimes en la historia cultural cubana", como la huelga del lider político comunista Julio Antonio Mella en 1925.

"Los videos subidos a las redes sociales reflejan el tipo de huelga de hambre que estaban realizando los de San Isidro. Los videos, por sí solos, deslegitiman su “lucha” y los fines de su movimiento", dice el articulista, en referencia a los materiales audiovisuales editados por la Seguridad del Estado y transmitidos en horario de máxima audiencia para la población cubana.

El funcionario también critica la utilización de la bandera cubana como tema artístico, y asegura que debe ser objeto de veneración por su contenido simbólico.

"Esos cubanos que utilizan nuestra bandera de esta forma están deslegitimados, y entonces no deben tener el espacio que exigen", concluye.

El gobierno cubano ha emprendido en las últimas semanas una intensa campaña propagandística contra el Movimiento San Isidro y sus simpatizantes.

Actos de repudio, programas televisivos sin derecho a réplica y numerosos artículos en la prensa oficialista intentan desacreditar a los integrantes del grupo y a quienes, después del desalojo forzoso del local donde llevaban a cabo una huelga de hambre, se manifestaron frente al Ministerio de Cultura el pasado 27 de noviembre para pedir diálogo al gobierno y mayores libertades ciudadanas en la isla.

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