El activista y ex oficial de la Marina Mercante de Cuba, Omar Torres, quien hizo una pintada en la fachada de su casa con el lema Patria y Vida y otros mensajes, fue puesto en libertad tras permanecer detenido durante horas en paradero desconocido.
El secuestro se produjo luego de una conversación que el activista y su esposa, Lindsay Rodríguez, mantuvieron con una funcionaria del Poder Popular del municipio Ciro Redondo, en la provincia de Ciego de Ávila, en la cual esta les pidió que eliminasen los mensajes escritos por ellos en la fachada de su domicilio.
En un audio publicado en Youtube posterior a la detención, Rodríguez denunció que, ante la negativa de la familia a borrar las pintadas, en menos de una hora aparecieron cinco agentes de la policía con dos patrulleros para llevarse detenido al activista. Al parecer, la detención no estuvo avalada por la orden de un juez y nunca se les informó a los familiares de Torres adónde sería llevado este.
El domicilio familiar de Torres había estado sufriendo actos vandálicos en las últimas semanas, según denunció su esposa en la grabación. Lanzamiento de piedras, huevos, botellas, ácido y rotura de ventanas fueron algunas de las acciones sufridas por la familia y ante las cuales la policía nunca acudió para interponer una denuncia.
Los intentos de prestar declaración para denunciar estos hechos fueron ignorados por las autoridades locales, como se pudo comprobar a través de grabaciones de audio que realizó la familia mientras llamaban y hablaban con la policía, el poder popular y otras instancias.
Sin embargo, una vez recibido el ultimátum de la funcionaria del poder popular para borrar el cartel de Patria y Vida y los otros mensajes escritos en su fachada, y ante la negativa de estos cubanos a coartar su libertad de expresión, las fuerzas represoras movilizaron un operativo que incluyó a cinco policías y dos patrulleros.
Aunque no fue testigo de ello, Rodríguez informa que vecinos suyos le dijeron que había más presencia policial en las esquinas de su calle, con más vehículos y efectivos de las boinas negras. En el momento del arresto del activista, también quisieron llevarse a su esposa, pero esta se negó para no dejar sola a su hija de seis años.
En una grabación de la directa que realizó su esposa en el momento en que Torres era secuestrado (detenido en paradero desconocido y sin orden del juez), se escucha a Rodríguez protestar. “Sí hay carros para venir a buscar a Omarito, el capo de la droga en Pina -ironizó. Pero cuando vandalizaron mi casa, ni uno”.
“Eso es para que vean que aquí sí se reprime al que piensa diferente y no se puede expresar libremente. Para reprimir sí hay recursos, pero para proteger a una familia que piensa diferente, no”.
El activismo por los derechos humanos de Omar Torres ha adquirido visibilidad gracias al uso de las redes sociales. Su detención y golpiza cuando se manifestaba a favor del Movimiento San Isidro y el 27N marcó un hito en su historial como activista, que se remonta a denuncias de abusos en su centro de trabajo, presentadas en 2018.
Los vínculos de su empresa con los directivos del conglomerado dirigido por GAESA, motivaron que su denuncia le valiera la expulsión de la Academia Naval y la prohibición de ejercer su profesión.
La detención del activista movilizó a líderes de la oposición como José Daniel Ferrer, de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y dejó cientos de comentarios de apoyo en sus redes sociales.
Al momento de redactarse esta nota, se desconocen detalles de lo sucedido durante el secuestro practicado por la seguridad del Estado ni las circunstancias en las que se produjo su posterior liberación.
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