Las colas son una figura recurrente en los paisajes urbanos de Cuba y, en La Habana, la provincia más poblada del país, las grandes aglomeraciones se suceden una tras otra ante la imponente escasez de los productos más básicos.
En El Cano, un reparto que pertenece al municipio habanero de La Lisa, una de estas concentraciones de personas, en medio de la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, tuvo como objetivo la compra de apenas un ingrediente de cocina: el vinagre.
Las imágenes de la cola para comprar vinagre fueron compartidas este lunes en redes sociales, donde habitualmente se publican cuadros semejantes que dan fe de la penosa situación que enfrentan los cubanos a diario.
La semana pasada, se informó de la rapidez con que se forman las colas desde las 5 de la madrugada, hora en que oficialmente culmina el toque de queda impuesto en La Habana a inicios de febrero para frenar los contagios de coronavirus.
Un reportaje contaba entonces que muchas personas “duermen alrededor de las tiendas en ‘casas albergues para coleros’, viviendas de familiares, árboles frondosos y a la intemperie”, así como en azoteas y pasillos.
También hubo reportes de personas que pasaban la noche en los pasillos de edificios inmediatos a las tiendas en MLC, para así procurar ser los primeros en llegar, lo que trajo como consecuencia la aparición de carteles advirtiendo de la prohibición de pernoctar en zonas comunes de los inmuebles.
Por otro lado, la presencia policial que ha desplegado el gobierno en las colas, con la excusa de vigilar su organización por razones epidemiológicas ante el coronavirus, ha servido para reprimir a quienes toman fotografías o filman videos de la aglomeración, a modo de denuncia.
Tomando esta realidad de referencia, activistas cubanos lanzaron la iniciativa independiente conocida como “La Cola de la Libertad”, cuyo objetivo es un cambio político mediante la desobediencia civil.
“Les pedimos a todos su apoyo a esta propuesta que va cobrando cada día más fuerza a lo largo de todo el territorio nacional y respaldada también por múltiples organizaciones e individuos de la diáspora”, explicaba un comunicado a mediados de febrero.
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