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Tarará: casas destrozadas y playas sucias a precio de oro para turistas cubanos

Una cabaña cuesta 600 pesos el día. Las casas cuestan el doble. Hay clientes que se quejan de que sale más cara la comida que el alquiler de la villa.


Este artículo es de hace 2 años

El Gobierno cubano oferta casas de alquiler para familias cubanas en el Residencial Tarará, en La Habana del Este, a precio de oro, atendiendo a los sueldos que se pagan en el país.

Al llegar a la villa el turista nacional se encuentra a su alrededor casas destrozadas y la prohibición de bañarse en playas que no han sido puestas a punto para la temporada de verano.

Según los precios que publicó el Gobierno cubano en abril pasado, una noche en una casa de Tarará sale por entre 1.300 y 3.625 pesos (con el dólar a 50 pesos, entre 26 y 72,50 dólares la noche por persona y día) y una semana sale por 22 mil pesos (440 dólares).

El precio se queda lejos del alcance de los cubanos que tienen ingresos mínimos de 2.100 pesos al mes y mucho más de los pensionistas que ganan entre 1.528 y 1.723 pesos mensuales.

Una familia cubana que pasó el Día del Padre en Tarará pagó este domingo 600 pesos por noche en una cabaña del Residencial y tras un breve paseo por la villa encontraron viviendas completamente devastadas.

"La casa debe costar el doble. ¡Hay casas preciosas! Y de dos o más habitaciones. Y dan módulos de comida y una caja de cerveza cristal diaria. Además de una excelente comida en restaurantes. También venden cerveza dispensada en la playa. Al final un carretón de dinero. Pero vale la pena para la familia. Lo otro es empatarte con la reserva. Por lo menos un mes o dos antes", comenta a CiberCuba una persona que disfrutó de Tarará recientemente.

Sin embargo, su versión difiere de la que dejan otros cubanos en el grupo de Facebook Residencial Tarará. "Bueno familia para que no se dejen engañar pues acá te lo dicen muy lindo y cuando llegas a reservar te encuentras con la de trapo", alerta un internauta que dice llamarse Joy Vega.

Según explica, él fue al hotel Kholy, uno de los centros de reservación de casas en Tarará, y le mostraron los precios de los alquileres de la villa que él considera que son "aceptables".

Sin embargo, aclara que "los módulos de antes ya no los venden y te dicen que tienes que reservar la casa con plan desayuno y cena como a 300 pesos por persona por noche o desayuno, almuerzo y cena por 400 y algo por noche por persona. Una barbaridad: lo mismo que cobra un hotel cuatro y cinco estrellas por alimentación", se queja.

Además, lamentó que al preguntar qué había de comida en el Residencial, la funcionaria que le vendía la reservación no sabía decirle. En su opinión, "sale más caro el desayuno y una comida que el alquiler de la casa" en Tarará.

En principio, las autoridades cubanas advierten a los turistas cubanos que no pueden bañarse en la playa de Tarará, pero al ser el Día del Padre los vigilantes hicieron la vista gorda con los bañistas que decidieron meterse en el agua sin servicio de salvavidas ni arena preparada para la temporada de verano.

Las imágenes grabadas en una de las casas abandonadas de Tarará muestran una piscina completamente abandonada, con agua putrefacta acumulada en el fondo.

En el grupo de Facebook Residencial Tarará puede apreciarse que el problema no es sólo de casas abandonadas y playas sin atender sino también de salideros en las calles.

Las propias autoridades comparten imágenes en las que se ve a chóferes de la villa arreglando salideros en las calles de esta instalación turística dirigida al público cubano.

Chóferes trabajando en los salideros de las calles de Tarará. Foto: CiberCuba

Tarará está ubicada a 27 kilómetros de La Habana, en Guanabo (Habana del Este). Se trata de una urbanización construida para la clase media cubana de los años 50 del siglo pasado. En ella se levantaron 520 casas con 850 metros de playa a su disposición.

La mayor parte de los propietarios de viviendas construidas en Tarará emigró a Estados Unidos en los años 60 y según la versión oficial, sólo quedan 17 familias que residen en el perímetro de la urbanización luego de que el Gobierno cubano interviniera todas las propiedades.

En el año 1959 uno de los nuevos inquilinos de una de esas lujosas casas de Tarará fue Che Guevara, que eligió la zona por el clima cercano al mar que le hacía bien a su asma. Vivió ahí con su segunda esposa, Aleida March, durante los fusilamientos de la Cabaña.

En la actualidad, en Tarará hay otras edificaciones con usos hospitalarios o recreativos, heredados de la época en que la villa se usó para acoger a los niños rusos afectados por el accidente nuclear de Chernobil; luego a los pioneros cubanos que pasaban una semana del curso escolar disfrutando de sus instalaciones durante los años 80 y finalmente como zona de discotecas para turistas cubanos y extranjeros en la década del 90, durante la crisis económica conocida como Período Especial.

Con el descenso de la llegada de turismo internacional a Cuba, que hasta mayo pasado registraba una caída del 94% respecto a 2020, las autoridades de la Isla incentivan al visitante nacional para que se gaste en hoteles estatales o de empresas mixtas el dinero que recibe, en muchos casos, de remesas enviadas desde el extranjero.

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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