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Rebelión del 11J destrozó al tardocastrismo

La oposición democrática sigue sin reaccionar políticamente ante la crisis, que ofrece una oportunidad única para canalizar la rabia y -buscando aliados tácticos internos e internacionales estratégicos- abrir la puerta a la libertad, la justicia y la prosperidad de Cuba, concediendo el protagonismo a los adentrinos, ahora silenciados por la ofensiva comunista que los apresó en las primeras horas del 11J.

Represión contra manifestantes en La Habana © AFP
Represión contra manifestantes en La Habana Foto © AFP

Este artículo es de hace 2 años

La rebelión del 11 de julio destrozó a la dictadura más antigua de Occidente; dejando en carne viva al tardocastrismo, incapaz de prever el estallido, al presidente Díaz-Canel reaccionando delictivamente con una exhortación a la guerra civil y ordenando una represión desproporcionada, que ha abierto una zanja de sangre entre gobernantes y gobernados, como ha ocurrido recientemente en Brasil, Colombia y Chile, con golpes blandos instigados por La Habana.

El tardocastrismo ha probado de su propia medicina, creyendo que, instigando revueltas en América Latina, ampliamente jaleadas por la prensa pagada por el partido comunista, los cubanos iban a seguir creyéndose el cuento de La buena pipa, mientras soportan hambre de alimentos y medicinas, enfermedades y mayor pobreza y desigualdad.

La idea es vieja, la expuso Fidel Castro en 1989 como teoría de la revolución armada pospuesta y cambió los entrenamientos insurgentes en Punto Cero de Guanabo y los PETIs de Pinar del Río, por teques en la Ñico López y la academia de las FAR para que sus pupilos de la región ganaran elecciones y modificaran constituciones y leyes que facilitaran su perpetuación en el poder, como ocurre en Venezuela y Nicaragua.

Rogelio Polanco y Bruno Rodríguez hablando de golpe blando, solo confirmaron su inmadurez política y la confusión que reina en el Palacio de la Revolución, ¿cómo es posible que Estados Unidos haya conseguido movilizar a miles de cubanos, nacidos dentro de la revolución, con un simple lema en Internet? ¿No es el pueblo cubano el más culto y soberano de América Latina?

La rebelión del 11J confirmó el hartazgo popular y la orfandad política que padece Cuba, donde andar ahora buscando supuestos autores intelectuales de la revuelta es tan baldío como pretender responsabilizar a José Martí con el asalto al cuartel Moncada y las tropelías de Díaz.Canel, que ha quedado ilegitimado para seguir gobernando por genocida, aunque se empeñe; y cada día que resista apestará más su cadáver político, como ocurre con sus fallecidos primer ministro y titulares de Economía, Interior, Energía, Relaciones Exteriores, Salud Pública y Cultura.

La oposición democrática sigue sin reaccionar políticamente ante la crisis, que ofrece una oportunidad única para canalizar la rabia y -buscando aliados tácticos internos e internacionales estratégicos- abrir la puerta a la libertad, la justicia y la prosperidad de Cuba, concediendo el protagonismo a los adentrinos, ahora silenciados por la ofensiva comunista que los apresó en las primeras horas del 11J.

Por si fuera poco, el gobierno cubano pierde las campañas de propaganda sobre un irreal campeonato en derechos sociales con cero libertades y por el premio Nobel a sus médicos alquilados en el extranjero; aleja cualquier acercamiento con Estados Unidos, que ha reaccionado con agilidad y contundencia, negando la invasión pregonada desde La Habana y criticando el enriquecimiento de la cúpula comunista y quedando en evidencia ante la tibia Europa, que evitó condenarlo hasta fecha reciente.

Naciones Unidas y Michelle Bachelet están obligadas a una revocación de Cuba como miembro de su Consejo de Derechos Humanos, donde no debe estar un gobierno que masacra a sus propios ciudadanos, los hambrea y encarcela.

En el orden interno, podrán seguir reprimiendo, pero la justa ira no se aplacará tronando a los dirigentes de San Antonio de los Baños y otros puntos calientes, los cubanos seguirán padeciendo carencias de todo tipo porque la sangre no llena refrigeradores, no genera electricidad ni surte farmacias; y saben que los dirigentes de base son corresponsables, pero no los culpables verdaderos de su desgracia.

El tardocastrismo entró en coma por su desprecio a Cuba y los cubanos, por su persistente miopía política con errores suicidas ante Obama y Biden, por su creciente desprestigio debido a su incapacidad para detener y reducir la pobreza. por sus injusticias cotidianas, por su falacia permanente, que consiste en desestabilizar naciones extranjeras para derribar gobiernos que no le bailan el agua; pero cuando los cubanos se levantan, entonces acusan a Washington.

La incoherencia se paga carísimo en política, y en la vida; y la mayoría de los cubanos ha asumido que Díaz-Canel y la casta verde oliva y enguayaberada no los representa porque nunca los ricos, mucho menos los nuevos y ricos han valorado y respetado a los pobres de la tierra.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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