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Abraham Jiménez critica en 'The Washington Post' el racismo del régimen cubano

"Los afrodescendientes padecimos la conformación de una telaraña de normas y prácticas discriminatorias que se naturalizaron en el país", dice el periodista cubano.

Manifestantes del 11J en La Habana © Facebook / Marcos Evora
Manifestantes del 11J en La Habana Foto © Facebook / Marcos Evora

Este artículo es de hace 2 años

El periodista independiente Abraham Jiménez Enoa arremetió este miércoles contra el racismo del régimen cubano en su columna de opinión publicada en el diario norteamericano The Washington Post.

Tras citar varias anécdotas personales, Jiménez Enoa recuerda que en 2018 Raúl Castro hizo referencia a la escasa representación de negros en los medios e instituciones de la isla.

“Ustedes ven que ya hay algunas compañeras y compañeros, poquitos todavía, negros como locutores, tanto de televisión como de la radio, ¿no ven que aparecen algunos ya? Eso no fue fácil, yo mismo di la instrucción concreta a los responsables de esos organismos”, dijo Raúl en su discurso de despedida.

Sin embargo, pese el discurso igualitario y paternalista de la Revolución, el periodista asegura que en la isla "los afrodescendientes no han dejado de padecer las desigualdades históricas acumuladas".

"El tiempo pasó y, si bien Cuba logró equiparar algunos índices sociales durante los primeros años del castrismo, las diferencias raciales persistieron y se mantienen hasta hoy. Como suele suceder en los regímenes autoritarios, falazmente se dio por superado el asunto y el tema se volvió un tabú de Estado", añade.

Para Jiménez Enoa, negro él mismo, bajo el discurso oficial con que el régimen se ha vanagloriado de su “justicia social” y “la igualdad dentro de la sociedad” existe un racismo estructural generado por la propia negación del fenómeno y la ausencia de políticas públicas para contrarrestarlo.

"Que el régimen cubano no le prestase la debida atención a la discriminación racial en el país es también un acto racista. Por eso, desde hace unos años, el castrismo ha querido quitarse de encima ese cartel. Lo ha intentado con la mejor de sus estrategias históricas: tapar sus falencias con cifras", dice el periodista independiente en su columna.

"Hoy, 40% de los 605 diputados en el parlamento son afrodescendientes, incluido su presidente. Y en el Consejo de Estado, la mayoría también lo son: 12 de 21 miembros. Pero esos números en esencia no significan nada, porque los cargos importantes del país los siguen ocupando las personas que históricamente han tenido el poder en la isla: los blancos. Y porque esa representación de afrodescendientes en el gobierno no significa que el racismo no exista en las calles", explica Jiménez Enoa.

El periodista también critica la falta de cifras oficiales sobre afrodescendientes en la isla, "otra alerta para darnos cuenta de cómo el régimen quiere trastocar la discriminación racial". "Lo poco que está disponible confirma esas sospechas: el prontuario estadístico de la educación superior de 2019 revela que solo 12% de estudiantes de universidad son de piel negra", asegura.

El artículo hace referencia a una encuesta que un centro de estudios alemán logró hacer en Cuba hace dos añossegún la cual solo un 11.5% de personas negras declaró tener una cuenta bancaria, 70% no se conecta a internet, 96.7% no viaja al extranjero y 71.5% no accede a remesas. "Lo que evidencia que la mayoría de las y los afrodescendientes siguen perteneciendo al escalón más bajo de la sociedad cubana", dice Enoa.

La columna explica que en los últimos años, el creciente auge de activistas afrodescendientes que luchan por sus derechos ha obligado al régimen a crear un programa contra el racismo y la discriminación racial "del que aún no se tienen resultados palpables más allá de su existencia".

Además, Jiménez Enoa arremete contra la concepción habital entre las filas del oficialismo de que “la Revolución hizo personas a los negros”. "Un mantra con el que intenta subyugar a los afrodescendientes al colocarlos en un lugar de eterno agradecimiento y con el que ataca, a modo de chantaje, a quienes tienen la osadía de enfrentárseles, como lo han sufrido recientemente los artistas Daymé Arocena y Yotuel Romero", precisa.

Su columna cierra con una referencia a la criminalización de las recientes protestas del 11 de julio, en la que miles de cubanos, incluyendo numerosos afrodescendientes, exigieron en la calle sus derechos y días después vieron cómo el castrismo los consideraba delincuentes.

"Solo quien no quiere perder sus privilegios criminaliza para ello a quienes padecen la desigualdad y la pobreza. Es la manera “revolucionaria” de perpetuarse en el poder", concluye la columna.

La opinión de Gutiérrez Enoa coincide con unas declaraciones recientes del historiador cubano Alejandro de la Fuente, profesor de Estudios Africanos y Afroamericanos en la Universidad de Harvard, quien en una entrevista concedida a BBC Mundo consideró que la desigualdad racial fue clave en las protestas que se desencadenaron en Cuba el 11J.

El académico, que lleva años estudiando la discriminación racial en la isla, cree que los cambios económicos de los últimos años han dejado de lado a los afrocubanos.

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