Un anciano cubano vende jabas de nylon para comprar alimentos y sobrevivir, porque su pensión no alcanza con los actuales precios del mercado en la isla.
El cubano Dennis Argüelles Crespo, de 68 años, con problemas de movilidad y residente en Santiago de Cuba, se gana la vida vendiendo jabas de nylon en las colas.
En entrevista concedida al Observatorio Cubano de Derechos Humanos, Argüelles confesó que existen fondas para los ancianos que necesitan ayuda social, pero es cara la comida que ofrecen y de muy mala calidad.
"Ellos (el gobierno) tienen una fonda de viejos, pero la comida es muy... bueno, no es apetitosa. Es mala. Prácticamente la gente se la come obligado. Yo de lo que vendo, resuelvo para comer. Vale 150 pesos. Desayunar... vale 30 pesos el bocadito", contó Argüelles en la entrevista.
Tras la aprobación de la "Tarea Ordenamiento" en Cuba muchos ancianos que compraban alimentos en los comedores sociales del Sistema de Atención a la Familia (SAF), renunciaron al servicio porque no pueden pagarlo.
El incremento de precios ha significado un duro golpe a la calidad de vida de estas personas de bajos ingresos, que ya antes de la crisis vivían en pésimas condiciones y se alimentaban precariamente.
En marzo de 2021 un reportaje del periódico oficialista Invasor indicaba que "ha existido una disminución en la asistencia de los comensales producto de los altos precios que tienen en estos momentos la comida", aunque no se refirió cuántas personas habían dejado de comprar en la instalación gastronómica que tomaron de referencia.
El cambio en la economía cubana durante el 2021 aumentó la pobreza, sobre todo en los ancianos cuyas pensiones no alcanzan para cubrir los gastos elementales diarios.
Muchos sobreviven en habitaciones miserables, con condiciones deplorables, sin poder hacer frente alto costo de la alimentación ni de los medicamentos. Están solos y abandonados por el gobierno, en el momento de su vida que más atenciones necesitan.
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