El cubano Cruz García Domínguez, veterano de la guerra de Angola y exdelegado del Poder Popular en Santiago de Cuba, aseguró en una carta que no cometió delito ninguno, a pesar de que los tribunales cubanos le impusieron una sentencia de 17 años de cárcel por su participación en las históricas protestas del 11J en Cuba.
La sentencia, dictada el pasado 14 de febrero por el Tribunal Provincial Popular de Holguín, encuentra culpable a García Domínguez del delito de sedición; un delito en contra de la seguridad del Estado que ha recaído sobre decenas de manifestantes que salieron a las calles reclamando libertad y alzando su voz contra la represión del régimen cubano.
En una carta hecha llegar a esta redacción, García Domínguez enumeró los motivos por los que el 11J salió a protestar a las calles de Holguín. “Los errores que se cometen, la escasez de alimentos, medicamentos, apagones, las tiendas en dólares, la falta de libertad, de desarrollo económico, etc”, fueron las principales preocupaciones que le hicieron manifestarse ese día.
Delegado del Poder Popular de 1988 a 1995, y luego en 2009 por el municipio Julio Antonio Mella, Santiago de Cuba -provincia donde vivió por décadas- García Domínguez sostuvo que ha realizado 30 donaciones de sangre y que, a pesar de ser huérfano desde los 11 años y ocuparse de cuatro hermanos, nunca cometió delito alguno. No obstante, las autoridades cubanas ahora destruyen su reputación y le hacen pasar por delincuente.
El veterano de Angola, quien a sus de 59 años padece de una enfermedad neurodegenerativa, obtuvo una rebaja de 8 años en comparación con los 25 de petición fiscal que enfrentaba. El juicio se celebró el pasado 14 de febrero en el Tribunal Provincial de Holguín y García Domínguez fue encontrado culpable de los cargos de sedición, junto a otros 19 holguineros que fueron juzgados ese día.
En protesta por la injusticia cometida, el recluso protagonizó una huelga de hambre a la que se sumó su esposa en solidaridad. Fue la segunda huelga de hambre realizada desde su detención. La primera fue tras ratificar Fiscalía el 14 de enero la petición de 25 años solicitada por el fiscal Fernando Sera Planas en el Expediente en Fase Preparatoria No. 11 de 2021 (EFP).
El ex-combatiente “prefiere dejar su vida de esta manera a cumplir sanción injustamente”, aseguran familiares. La reducción de ocho años de cárcel no es suficiente y la familia García Domínguez considera que 17 años de cárcel es una condena excesiva. Realmente, en su caso y por su condición, podría significar una sentencia de muerte.
“Había muchas personas. En una ocasión miré hacia atrás y no se veía el final. Todos gritaban consignas y pedían el fin de la miseria, el hambre y los apagones, como también el fin de la dictadura Castro-comunista-Canel. Y le gritaban ‘singao, eres el culpable de todo lo que está pasando’”, describió en su carta a este medio.
“Llegamos a un lugar donde se formó un encuentro a pedradas. Ahí grité ‘no tiren piedras’, pero nadie me escuchó. Luego supe que era la sede del PCC”, relató. A partir de ese momento, García Domínguez solo recuerda haber estado recibiendo golpes hasta perder el conocimiento y recobrarlo en la patrulla camino a “instrucción”.
Allí fue interrogado por la instructora Ana Laura, quien llegó a decirle en mala forma que no se quejara por los golpes recibidos, que si hubiera sido ella, lo habría matado. Era la primera de varias actuaciones judiciales denunciadas por el excombatiente y que le llevaron, incluso, a realizar huelgas de hambre.
“El fiscal me acusa de haber alterado el orden público, el orden socialista, de haber cometido hechos vandálicos, de haber participado en una manifestación pagada por EEUU para derrocar la revolución, de tirar piedras a hospitales y tiendas. Cosas que nunca se pudieron probar porque no fue así”, dijo en su misiva a esta redacción.
Con su cuerpo aquejado por el Parkinson, la salud de García Domínguez se deteriora cada día más que pasa en la prisión. Su esposa, Virgen María Naranjo, que ha estado a su lado durante casi 40 años, lo sabe y por ello le acompañó en la huelga de hambre, plantándose en su casa para apoyar las denuncias de su marido.
“El juicio fue manipulado y tergiversado a la manera que a ellos les conviene. Solo mostraron fragmentos de videos, que eran su única prueba de que participamos en la manifestación pacífica del pueblo, cosa que yo nunca niego y de la que no me arrepiento, pero nunca cometí delito alguno”, insistió este cubano que, junto a decenas como él, afrontan largas penas de cárcel acusados de sedición por haber salido a reclamar libertad el 11J en Cuba.
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