Tras más de un año paralizado, el servicio ferroviario que une a más de una decena de comunidades rurales de Sancti Spíritus fue reparado, aunque solo parcialmente.
La necesaria ruta ferroviaria Jarahueca-Perea, que abarca 34,5 kilómetros, se reanudó el pasado domingo 20 de marzo con su viejo coche-motor, el cual sufrió tropiezos técnicos en los primeros días que incluso limitaron algunas salidas.
Guillermo González, jefe de la Estación Ferroviaria de Jarahueca, explicó al periódico Escambray que el coche reinició su tránsito entre Jarahueca y Perea con tres recorridos diarios, y en los dos iniciales llega hasta Carrillo, un asentamiento de Villa Clara.
El equipo estuvo paralizado más de un año, primero por el cierre de la pandemia y luego por roturas. Fue llevado a los talleres ferroviarios de Morón, donde fue sometido a un largo proceso de reparación que solo le mejoró parte de su estado técnico.
"Este es un coche con muchos años de explotación, tiene un motor adaptado y ha presentado muchos problemas técnicos. La suerte que el maquinista siempre está faja’o con el equipo y lo saca adelante. Hay que decir que, a pesar de su inestabilidad, aquí la gente se pone contenta cuando está funcionando porque aquí no hay mucho en qué moverse", subrayó González.
Con más de 10 años de uso, el coche-motor es la principal alternativa de transporte para estudiantes de secundaria básica y preuniversitario que se desplazan diariamente desde más de una decena de asentamientos rurales hasta Venegas, localidad situada en la zona centro sur del municipio de Yaguajay, a 24 kilómetros de la cabecera.
El trayecto incluye 12 paradas de domingo a viernes -solo descansa el sábado-. En este medio también se trasladan trabajadores del turismo en Cayo Coco, obreros de la agricultura y ganaderos que van hacia las vaquerías cercanas.
En noviembre, Escambray denunció que la línea férrea de Sancti Spíritus está a punto de colapsar porque las aguas albañales y los residuos de un matadero cercano que llegan allí, están provocando el reblandecimiento del terreno y de la vía.
Se trata de la línea por donde van los trenes que entran y salen de la ciudad, los que trasladan los productos de la canasta familiar y la compota que se envía a otras provincias, y los que llevan pasajeros entre Zaza del Medio y Tunas de Zaza, y a quienes van o vienen de La Habana.
"En cualquier momento se produce un descarrile. Yo (...) veo cómo los trenes cargados se pasan más de media hora tratando de cruzar el tramo, allí la línea no tiene base y por momentos se hunde, los coches patinan y patinan, pero eso nadie lo ve. Cuando pase un accidente, entonces aparecen las lamentaciones", dijo un vecino del barrio Loma de la Cruz.
Recientemente se anunció que varias comunidades rurales de Ciego de Ávila volvían a tener servicio ferroviario hasta la capital de esa provincia, tras más de seis años de espera para que se reanudara.
Antes del reinicio de las operaciones, en algunas zonas hubo que reparar varios kilómetros vías ferroviarias, incluso algunos de forma capital, con una inversión valorada en unos 15 millones de pesos.
En otras áreas hubo que construir varios kilómetros de pedraplén para garantizar la seguridad en los movimientos del tren.
También el mantenimiento de las vías incluyó desbrozar marabú a ambos lados de la línea, alinear la vía, chapear la faja, desyerbar con piocha y colocar nuevas traviesas.
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