La Plataforma 11M llamó la atención sobre la doble vulnerabilidad que enfrentan las personas de la comunidad LGBTIQ detenidas por su participación en las protestas masivas del 11 de julio de 2021.
“Ante las noticias, confirmadas por el Tribunal Supremo de la República y Justicia 11J, sobre las sentencias que los tribunales han dictado contra personas acusadas de participar en el estallido social del pasado 11 y 12 de julio de 2021 en Cuba, y con la preocupación de que los próximos juicios continuarán con la cadena de penas desproporcionadas, que revelan la intención de escarmentar antes que educar o corregir, queremos llamar la atención sobre un grupo específico de víctimas de esta situación”, afirmó el grupo en una declaración.
De acuerdo con 11M, resulta poco probable que en el sistema penitenciario cubano existan infraestructuras y protocolos específicos para atender las necesidades de estas personas. El personal que labora en esas instituciones tampoco tiene la preparación requerida y por lo tanto, no hay garantías de que la orientación sexual y la identidad de género de estos presos políticos sean respetadas y protegidas de prácticas discriminatorias por parte del resto de la población penal o de los propios guardias en las cárceles.
“Está documentado que las personas trans son internadas de acuerdo con su sexo biológico, no a su identidad de género, y que existen problemas de acceso a la atención médica especializada durante el internamiento, algo que también afecta a las personas seropositivas respecto a la terapia antirretroviral y las dietas reforzadas”, explicó la organización.
En su declaración refirieron además que en el estallido antigubernamental del 11J participaron activistas LGBTIQ, quienes además de pedir libertades y mejoras económicas para el pueblo, demandaron el reconocimiento de sus derechos y la resolución de los problemas específicos de esa comunidad como la falta de acceso al trabajo, las dificultades para actualizar sus documentos y el acoso policial.
El documento aseguró que en las jornadas siguientes a las protestas la represión desatada por la policía tuvo un fuerte carácter machista.
Muchos testimonios dieron detalles además de comportamientos homofóbicos y transfóbicos por parte de las fuerzas del orden, encargadas de realizar amenazas de violencia sexual, humillación a las personas encarceladas, y negativa a reconocer la identidad de género de mujeres trans.
La Plataforma 11M demandó al gobierno cubano la libertad de los presos políticos y el respeto al ejercicio de soberanía popular que llevaron a cabo los cubanos que se manifestaron pacíficamente el 11 y el 12 de julio.
También criticó la hipocresía de las autoridades y calificó de paradójica la actitud revanchista contra los participantes en las protestas “en medio de la discusión y mejoramiento del anteproyecto del Código de las Familias, con características inclusivas y progresistas, proceso en el cual la ciudadanía se encuentra participando, mientras amistades, familiares, colegas o gente de la vecindad es sentenciada bajo el más escandaloso desamparo legal”.
La organización pidió al Ministerio del Interior que “actualice sus instalaciones, personal y protocolos de funcionamiento para proteger la seguridad de todas las personas que cumplen sentencias judiciales, sin discriminación por orientación sexual o identidad de género”.
Como parte de su amplio activismo en favor de la comunidad LGBTIQ han sido protagonistas de otras denuncias contra el gobierno cubano y de besadas para reclamar el respeto a la diversidad de orientación sexual e identidad de género.
El pasado enero varios de sus integrantes participaron en una de esas iniciativas para mostrar su apoyo al nuevo Código de las Familias, que incluye dentro de sus normativas el reconocimiento del matrimonio igualitario.
La Plataforma 11M surgió en marzo de 2021 luego de que una protesta en contra de la censura de un beso gay en una película transmitida por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (hoy renombrado Instituto de Información y Comunicación Social), la cual fue violentamente reprimida por las autoridades.
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