Propuestas de Amnistía para 11J subleva a totalitarios

El tardocastrismo guerracivilista haya conveniente réplica totalitaria entre algunos de sus adversarios políticos, igualados en su fe inconmovible en no dejar títere con cabeza, como ocurre ahora mismo con respecto a las leyes de Amnistía que promueven, por separado, el jurista independiente Sergio O. Fernández Palacios y el Consejo para la Transición a la Democracia en Cuba (CTDC).

Vociferantes opositores totalitarios -sujetos de frágil memoria- viven convencidos que la democracia cubana debe nacer ensangrentada y, sin tener en cuenta el sufrimiento de familias con hijos condenados a largos años de prisión, han salido en tromba a atacar a quienes proponen una alternativa legal a la cárcel de miles de compatriotas, injustamente condenados; fundando -de facto- los Comités de Defensa de la Contrarrevolución en las redes sociales.

¿Qué ventaja implicaría para Cuba que los actuales Torquemadas fueran sustituidos por nuevos inquisidores vengativos?, cuando la prioridad de la nación pasa por democracia con pan y reconciliación con justicia, y no por el revisionismo simplón de quienes estuvieron conmigo y sinmigo, obsesividades totalitarias de quienes, aun viviendo en democracia, pretenden erigirse en perdonavidas del resto de sus compatriotas.

Obviamente, la escasa cultura democrática sigue haciendo mella en muchos cubanos, especialmente en aquellos convencidos que la libertad pasa por una barbacoa de filetes sangandongos y cerveza fría y pobre de quien se atreva a cuestionar el nuevo orden, como aquel miedoso Virgilio Piñera ante el comandante en jefe.

Cuba necesita demoler el caduco tardocastrismo con una democracia que propicie vidas plenas para la mayoría de los ciudadanos; mientras haya cubanos temerosos de un futuro en manos de gritones inflamados, incluidos oportunistas recién conversos, la dictadura contará con una base social de apoyo simulado; incluidos militares y funcionarios de medio y bajo rangos que comparten fatiga con la mayoría empobrecida.

Salvo que los inquisidores tengan un plan, aun secreto, de limpieza étnica-ideológica e importación masiva de extranjeros que nunca hayan votado un partido de izquierda; no sabemos de donde sacarán tantos cubanos no contaminados por 63 años de comunismo de compadres y pueblos cautivos.

La instigación de la ferocidad militante y lealtades incondicionales ha sido traumática para Cuba, en diferentes épocas, pero especialmente despiadada durante el castrismo y su epílogo, con su carga de fusilados, asesinatos, exilio, inxilio y destierros; y algunos CVPs de la pureza ideológica, pretenden alargar el sufrimiento.

Uno puede discrepar, criticar y rechazar alternativas políticas y jurídicas a la dictadura más antigua de Occidente, pero, en ningún caso, descalificar e insultar a sus promotores, como hace habitualmente el tardocastrismo en los medios de comunicación y otras tribunas que financia; y muchos menos cuando se trata de cubanos que arriesgan el pellejo diariamente porque viven en una jaula llena de leones, como Saily González, Sergio O. Fernández Palacios y Juan Antonio Madrazo Luna, entre otros muchos valientes opositores y activistas.