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Cuba recuerda llegada de niños de Chernóbil mientras apoya la invasión rusa

La memoria del gobierno de la “continuidad” es similar a su discurso: inconexa e irresponsable. Hoy celebra la interesada “solidaridad” del dictador Fidel Castro con Ucrania al mismo tiempo que justifica la invasión de Putin y se abstiene de condenarla ante los organismos internacionales.

Fidel Castro recibe a niños de Chernóbil en Cuba y Miguel Díaz-Canel recibe apretón de manos de Putin © Twitter / Manuel Marrero Cruz - Miguel Díaz-Canel
Fidel Castro recibe a niños de Chernóbil en Cuba y Miguel Díaz-Canel recibe apretón de manos de Putin Foto © Twitter / Manuel Marrero Cruz - Miguel Díaz-Canel

Este artículo es de hace 1 año

Después de abstenerse en dos ocasiones de condenar a Rusia en la ONU por su invasión a Ucrania, el gobierno cubano recordó un aniversario más de la llegada de los niños de Chernóbil a Cuba tras el desastroso accidente ocurrido en 1986 en la central nuclear ucraniana.

“Hace 32 años, fueron recibidos por Fidel Castro los primeros niños víctimas del accidente nuclear de Chernóbil, una gran muestra de solidaridad de parte de nuestro país, donde se atendieron más de 26,000 personas afectadas entre 1990 y 2016. #CubaEsSolidaria”, recordó en Twitter el primer ministro Manuel Marrero Cruz.

La memoria del gobierno de la “continuidad” es similar a su discurso: inconexa e irresponsable. Hoy celebra la interesada “solidaridad” del dictador Fidel Castro con Ucrania (por entonces una república soviética en transición a su independencia) al mismo tiempo que justifica la invasión de Vladimir Putin a Ucrania y se abstiene de condenarla ante los organismos internacionales.

El mismo gobierno que se abstuvo en la votación de una resolución de condena a Rusia en el Consejo de Derechos Humanos es el que pretende recordar la magnanimidad del caudillo de la llamada “revolución” al acoger a niños ucranianos víctimas del accidente nuclear, cerrando los ojos al drama de los otros miles de niños desplazados de sus hogares, heridos y muertos por los misiles rusos.

Los herederos de la dictadura, la llamada “continuidad” del gobernante Miguel Díaz-Canel, celebra aniversarios de una solidaridad que, según Castro, fue posible gracias al modelo político impuesto por él en la Isla.

“Sin el socialismo no habrían sido atendidos en Cuba 19,000 niños y adultos de las tres repúblicas afectadas en el accidente nuclear de Chernobil... la mayoría de ellos atendidos en pleno periodo especial (…)”, dijo el dictador en 2001.

Sin embargo, son los mismos que se abstuvieron ante la ONU cuando esta organización propuso la creación de una comisión independiente para investigar los crímenes de guerra y violaciones presuntamente cometidos por Rusia durante la invasión a Ucrania.

El mismo gobierno que pretende limpiar su imagen de títere de Rusia, de zánganos a los pies de Putin, sacando del baúl de los recuerdos fotos del dictador que hipotecó en Moscú la soberanía de la nación, es el que fue objeto de una protesta del gobierno de Ucrania por su declaración justificando la invasión de Rusia al país europeo.

Pasadas más de 48 horas de llamativo silencio tras la invasión ordenada por Putin sobre el territorio ucraniano, el régimen cubano emitió un comunicado en el que justificó la invasión asegurando que “Rusia tiene derecho a defenderse. No es posible conseguir la paz cercando ni acorralando a los Estados”.

“Fue un error ignorar durante décadas los fundados reclamos de garantías de seguridad por parte de la Federación de Rusia y suponer que ese país permanecería inerme ante una amenaza directa a su seguridad nacional”, indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) en su comunicado.

Sobre Ucrania afirmó que “no resulta posible examinar con rigor y honestidad la situación actual” en ese país “sin valorar detenidamente los justos reclamos de la Federación de Rusia a Estados Unidos y la OTAN y los factores que han conducido al uso de la fuerza”.

Ante estas declaraciones, el ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania emitió en una Nota diplomática su “fuerte protesta” por el apoyo del gobierno cubano a la agresión rusa y llamó “a Cuba a instar a Rusia a poner fin a esta agresión”.

Por si quedaban dudas de la posición oficial del régimen cubano frente a la agresión militar, días más tarde Díaz-Canel volvía a justificarla al considerar que los países occidentales habían llevado a Rusia “a una situación límite”.

“El conflicto pudo evitarse si se hubieran atendido con seriedad y respeto los reclamos de garantía de seguridad de Rusia. Pensar que permanecería inerme ante el cerco militar ofensivo de la OTAN, es por lo menos irresponsable. Han llevado a ese país a una situación límite”, expuso el mandatario cubano en su cuenta de Twitter.

“Vine con mi madre, en busca de una esperanza”, dijo en 2019 Oleksandr Savchenko, uno de los niños de Chernóbil atendidos en Cuba. “Fueron cuatro sesiones de quimio y radioterapia, con seis meses de diferencia”, contó durante una visita a la Isla. “Lograron frenar el tumor. Después, en el campamento de Tarará, me hicieron estudios periódicos. Hasta el día de hoy. Estoy vivo”.

“Al principio, no entendía nada”, relató Oleksandr. “Era un niño. Mi primera impresión fue el calor, las frutas exóticas, el carisma y cariño de los cubanos. Nunca olvido los llaveritos que nos hacían con los sueros del hospital. Tenía hasta una enfermera favorita; solo le confiaba a ella mis manos para que me canalizara las venas”.

“Estudié aquí Estomatología, Prótesis dental. Conocí a mi esposa, el amor de mi vida. Tenemos una niña de tres años. Una niña cubana”, añadió aquel niño ucraniano que vivió gracias a los médicos cubanos.

Aquel niño que creció agradecido a Cuba (“nadie hizo lo que Cuba con los niños ucranianos”) y que ahora es uno de los miles de hombres y mujeres ucranianos que tratan de comprender cómo un país antaño solidario tras la catástrofe nuclear de Chernóbil, justifica ahora la masacre provocada por los bombardeos rusos sobre una población civil entre cuyas víctimas, según la ONU, se cuenta un centenar de niños ucranianos.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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