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Construcción de mayor fábrica de piensos en Cuba paralizada desde 2019

Los retrasos en las obras resultan difíciles de asimilar cuando el país atraviesa una de las peores crisis de su historia y las familias se encuentran golpeadas por el “ordenamiento” de la economía implementado por el ejecutivo de Miguel Díaz-Canel; una política fracasada que ha disparado la inflación y agudizado la escasez de alimentos.

Comederos con pienso para ganado vacuno © Granma / Julio Martínez Molina
Comederos con pienso para ganado vacuno Foto © Granma / Julio Martínez Molina

Este artículo es de hace 1 año

El gobierno cubano quiere “recuperar la producción de piensos”, pero la falta de insumos provoca atrasos en el montaje de la mayor fábrica de alimento animal del país, ubicada en Santiago de Cuba, y de la que solo se ha ejecutado el 10% desde que en 2019 se inició su construcción.

“En momentos en que los bajos niveles productivos de carne de cerdo y su precio inalcanzable para la mayoría de los cubanos imponen, entre las acciones para revertir la situación, recuperar la producción de piensos, mucho podría contribuir a ello la agilización del proceso inversionista en la que será la mayor fábrica de alimento animal del país”, señaló un artículo publicado este martes en el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Luego de reconocer el déficit de alimentación que suponen para la población cubana los altos precios de la carne de cerdo (la de res ni se menciona), el artículo de Granma señaló los problemas que enfrenta el montaje de la que será la mayor fábrica de piensos del país.

“Lo cierto es que el avance está frenado por la demora de los metales importados que permitirán el montaje tecnológico, así como por la falta de diez pilotes que restan por hincar”, indicó la ingeniera Greny Margarita Silva Pérez, representantes por la unidad empresarial de base (UEB) Santiago de Cuba, de la Empresa Nacional de Proyectos de la Agricultura (ENPA)

Además, “para levantar el almacén con capacidad para 10,000 toneladas, además de no contar con su estructura metálica, se carece de recursos para la cimentación de balsa”. En una visita al enclave, los ingenieros Silva Pérez y Kailer Nieto Simón explicaron al medio oficialista que “las barras de acero corrugadas salientes” que se aprecian en la zona “esperan hace más de un año por la estructura metálica que acogerá el montaje de los módulos tecnológicos de producción”.

Dicha estructura ha sido objeto de vacilaciones de los proyectistas de la obra. Inicialmente, sus elementos fueron contratados al proveedor extranjero. Luego, se decidió construirlos en Cuba, y finalmente se optó nuevamente por contratarlos a empresas extranjeras, según Granma, “ante las limitaciones materiales y financiera extremadas por el recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos”.

Asimismo, el proyecto afronta “el inestable suministro de recursos de terminación, como accesorios para las instalaciones eléctricas, e instalaciones hidrosanitarias y de carpintería metálica, que les darían el toque final” a las edificaciones aledañas a la nave industrial, dedicadas a personal administrativo.

Los retrasos en las obras resultan difíciles de asimilar cuando el país atraviesa una de las peores crisis de su historia y las familias se encuentran golpeadas por el “ordenamiento” de la economía implementado por el ejecutivo de Miguel Díaz-Canel; una política fracasada que ha disparado la inflación y agudizado la escasez de alimentos, el desabastecimiento farmacéutico y las carencias de todo tipo en la población, incluido el colapso de servicios públicos que servían de mascarón de proa a la dictadura.

Se hacen todavía más difíciles de asimilar los retrasos, cuando desde 2019 -que empezó la obra- ya se encontraba en Cuba todo el equipamiento de avanzada tecnología que requiere la fábrica para producir 500 a 600 toneladas de pienso animal por turno de 12 horas.

Improvisando sobre la marcha, algo que en las empresas estatales socialistas se conoce como “innovación” o “alternativas creadoras”, una pequeña brigada de montaje se dedica a recuperar unos silos que llevaban alrededor de 20 años sin utilizar para “sustituir importaciones”.

“Se trata de silos muy costosos que fueron montados en la zona del Polvorín y nunca se utilizaron; de ahí que presenten cierto nivel de oxidación en planchas de zinc galvanizado, juntas y tornillería; y si bien hizo engorroso el desarme para el traslado, ahora resulta más difícil armarlos aquí, explicó el responsable de la tarea.

Tanto los silos recuperados como los módulos tecnológicos comprados hace tres años tendrán ahora que ser inspeccionados y verificados su funcionamiento “para que, llegado el momento de la esperada puesta en marcha, no surjan imprevistos”.

“Por su alta incidencia en la producción de alimentos, la voluntad de la dirección del país es terminar esta fábrica, y si bien situaciones como el bloqueo de Estados Unidos, las prioridades del enfrentamiento a la COVID-19 y la crisis mundial han entorpecido el avance, otro ritmo le impondrán las alternativas adoptadas”, concluyó el director general de la Empresa Productora de Piensos Oriente, Abrahán Cabrera Toledano, un cuadro bien formado en el argumentario oficial.

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