El exprisionero político cubano Basilio Guzmán Marrero murió en Estados Unidos este miércoles, a los 84 años, debido a una larga enfermedad.
Guzmán Marrero, quien pasó 22 años en las cárceles castristas, fue uno de los llamados "plantados", apelativo referido a los presos que se negaron a participar en cualquier plan de reeducación o cooperar de alguna manera con el régimen, recordó el Centro para una Cuba Libre.
Nacido en el seno de una familia humilde, el 15 de abril de 1937, cerca de Campo Florido, en la provincia de La Habana, se unió muy joven al Directorio Revolucionario en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista y, luego, sintiéndose traicionado por el régimen de Fidel Castro, se hizo miembro del Frente Nacional Democrático, un movimiento de resistencia anticastrista.
Fue encarcelado en 1962, luego de que la organización a la que pertenecía fuera desmantelada. Guzmán Marrero era considerado un preso de conciencia por Amnistía Internacional, y no fue liberado y enviado a Estados Unidos hasta 1984, junto con otros 25 presos políticos, gracias a la intercesión del reverendo estadounidense Jesse Jackson.
Se casó con Pamela Doty, una voluntaria de Amnistía Internacional, y llevó un exitoso negocio de carpintería, en Virginia del Norte, durante los siguientes 33 años de su vida.
Luego de su exilio, Guzmán Marrero se mantuvo activo en la resistencia contra el poder en Cuba y, según apunta el obituario del Centro para una Cuba Libre, pese a su delicado estado de salud, participó en una protesta ante el Consulado de Cuba en Washington, en apoyo al estallido social del 11 de julio pasado en la isla.
En 2020 publicó sus memorias bajo el título Después de la noche: mis 22 años en el presidio político de Cuba.
Lilo Vilaplana, el director de la película Plantados, que recoge la historia de este grupo de prisioneros en las cárceles de Cuba, lamentó, en un post de Facebook, la muerte de Guzmán Marrero, cuya historia sirvió de inspiración para una de las secuencias de su filme.
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