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Presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba alerta sobre costo social de la emigración

Monseñor Emilio Aranguren Echeverría señaló que el fuerte movimiento migratorio en Cuba, principalmente de las generaciones más jóvenes, desarticula las familias.

Monseñor Emilio Aranguren Echeverría © Facebook / Manuel Milanés
Monseñor Emilio Aranguren Echeverría Foto © Facebook / Manuel Milanés

Este artículo es de hace 1 año

El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) y obispo de Holguín, monseñor Emilio Aranguren Echeverría, alertó recientemente sobre el costo social de la emigración para el país.

En una entrevista concedida a Vatican News, monseñor Aranguren señaló que el fuerte movimiento migratorio en Cuba, principalmente de las generaciones más jóvenes, desarticula las familias.

Según el prelado cubano, “a veces, no es la emigración de todo el grupo familiar, sino de algunos, una forma de ruptura que a la vez se refleja en la Iglesia y en la estabilidad de la vida comunitaria, porque también emigran hermanos y hermanas miembros de nuestras comunidades”.

El tema de la emigración y otros como las consecuencias de la pandemia y la escasez en el país fueron analizados por los obispos de la COCC en la pasada Asamblea Plenaria al visualizar el panorama de la situación actual de Cuba, indicó el presidente de la Conferencia Episcopal.

Monseñor Aranguren dijo que la vuelta a la normalidad de la vida habitual, social, familiar y eclesial “es un proceso lento porque hay muchas personas que han sido afectadas, bien por el fallecimiento o por la situación, o sea, las consecuencias de haber pasado por el Covid”.

Sin embargo, para el obispo, en el caso de Cuba, es importante tener en cuenta también el impacto de los cambios internos que tuvieron lugar el pasado año a raíz del llamado ordenamiento económico, lo cual -dijo- “implicó una serie de cambios en los salarios, la producción en el agro y otras industrias”.

“Hay un alza en la inflación, por lo tanto, el alcance a los productos básicos escasea, así como también el costo de los servicios públicos que han aumentado mucho y, por lo tanto, entre el costo de la vida y el salario, hay una gran diferencia”, aseguró.

La “difícil y compleja” situación socioeconómica del país genera en algunas familias “una situación de desazón, de agobio, de angustia”, sostuvo Aranguren.

Las condiciones actuales han afectado incluso el quehacer de los sacerdotes en el país. “Hay una gran escasez de sacerdotes en Cuba -afirmó-. El sacerdote también está, muchas veces cansado, porque está al frente de varias parroquias y comunidades y, por lo tanto, siente también el cansancio o la limitación de recursos, del transporte, para poder ayudar a los más necesitados. En muchas ocasiones, puede no contar con los recursos necesarios y eso trae dificultades”.

El presidente del episcopado cubano apuntó, además, que en el campo de las vocaciones en este momento no tienen suficientes. “Tenemos unos 35 jóvenes en el seminario diocesano y un número más reducido de aspirantes a la vocación religiosa”, precisó.

No obstante, aseguró que la iglesia cubana “es un signo de fidelidad y de esperanza. La comunidad cristiana en los pueblos -sacerdotes, diáconos, las comunidades religiosas y fieles laicos- son un signo de fidelidad, por la presencia y por esa acción callada desde lo poco, es decir, no tanto en asumir grandes gestos, pero la cercanía con la persona que está sola, con el necesitado, el compartir lo poco que se tiene con el otro que verdaderamente espera un gesto de ayuda”.

En su entrevista con Vatican News, monseñor Aranguren lamentó la reciente explosión en el Hotel Saratoga en La Habana. “Esto ha sido una conmoción”, afirmó.

El eclesiástico mencionó que en “la televisión cubana se puso, en breve, en los noticieros, la persona del Papa rezando el Regina Coeli cuando hacía la mención hacia Cuba y su cercanía con los familiares y con la realidad que estamos viviendo” en el país.

De acuerdo con la publicación, la imagen del Santo Padre pidiendo oraciones por Cuba fue para el prelado “un momento de oración y conmoción”.

Aranguren se refirió también al nuevo Código de las Familias y agregó que el mismo es “motivo de preocupación y de oración” entre los obispos cubanos.

El pasado año, a raíz del estallido social del 11J, el obispo cubano llamó al diálogo y dijo que "la capacidad de escucha debe crecer, permitiendo que los demás expresen su propia manera de ver las cosas, de ver la vida, tanto personal como social”.

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Deneb González

Redactora de CiberCuba Entretenimiento


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