La secretaria ideológica del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Nislay Molina Nápoles, una de las funcionarias involucradas en el despido del director de la revista Alma Mater, Armando Franco Senén, fue destituida de sus funciones.
El diario oficialista Juventud Rebelde informó este sábado que a Molina Nápoles se le asignarán otras tareas y que su puesto será ocupado por Meyvis Estévez Echeverría, actual miembro del Buró Nacional al frente de la esfera educacional.
También en este “movimiento de cuadros” de la organización política fue promovido para atender el área educacional, Yaliel Cobo Calvo, quien fungía como primer secretario del Comité Provincial de la UJC en Cienfuegos, desde 2019.
La información no da detalles de las razones por las que Molina Nápoles fue relevada de su responsabilidad, la cual desempeñaba desde abril de 2020.
Según la nota, “estos movimientos de cuadros en el Buró Nacional buscan fortalecer la labor de la organización con jóvenes que se han vinculado a la vida laboral y acumulan experiencia de dirección juvenil”.
La ahora exfuncionaria, tras el cuestionado despido de Franco Senén de la revista de los universitarios cubanos, fue catalogada como represora de cuello blanco en el listado de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC).
El listado de la FDHC se elabora para detener, reducir y erradicar la violencia y la arbitrariedad por razones políticas, económicas, sociales, culturales, de credo, raza u orientación sexual y contribuir a facilitar la convivencia en la Cuba futura.
En este proyecto pueden participar todas las personas que tengan información sobre represores e identifiquen a quienes realizan acciones contra los derechos humanos de activistas, opositores y periodistas independientes.
“A ti debimos botarte hace mucho tiempo, no hay nada más que hablar, te estamos haciendo el favor de liberarte. Puedes hacer lo que quieras, es una decisión nuestra”, fueron las palabras que habría utilizado la funcionaria con el joven periodista al momento de notificarle su destitución, según relató él mismo en su perfil de Facebook.
De acuerdo con Franco Senén, Molina Nápoles y el director de la Casa Editora Abril, Asael Alonso Tirado, le comunicaron en una reunión que cesaría su labor al frente de la revista Alma Mater por cometer distintos errores durante su gestión.
“La funcionaria de la UJC informó la decisión tomada al Consejo de Dirección y desestimó los argumentos de algunos de los presentes en contra de la medida porque, una vez más, se trata de una decisión tomada”, relató el joven sancionado.
A principios de mayo último, el Buró Nacional de la UJC despidió Alonso Tirado, a menos de un mes de haber “liberado” de sus funciones al director de Alma Mater.
“Se acordó liberar de sus funciones a Asael Alonso Tirado y promover en su lugar a Adonis Subit Lamí, quien se desempeñaba como director del periódico Girón, de Matanzas. Para dirigir nuestra revista se aprobó a Santiago Jerez Mustelier, quien pertenecía al diario Juventud Rebelde y era miembro de su equipo de Redes Sociales”, informó en Facebook la propia revista Alma Mater.
La Casa Editora Abril, con subordinación al Buró Nacional de la UJC, es la editorial donde se agrupan las publicaciones infantiles y juveniles cubanas, como las revistas Pionero, Zunzún, Juventud Técnica, Alma Mater, Somos Jóvenes y El Caimán Barbudo. Fue creada en 1980 y también funciona como un departamento editorial para la producción de libros dirigidos a la formación educativa de los niños, adolescentes y jóvenes cubanos.
A finales de abril, la editorial pasó a formar parte de la polémica por el despido de Franco Senén de la revista enfocada al gremio de los universitarios de la isla.
Tras su salida y el descontento generalizado de su equipo y el de muchos colegas de otros medios estatales cubanos, otros miembros de la dirección y trabajadores de la revista decidieron por voluntad propia dejar de laborar en ese medio oficialista por considerar una arbitrariedad la destitución de Franco Senén.
El desacuerdo por esa decisión llegó al punto que la primera secretaria de la UJC, Aylín Álvarez, saliera a pronunciarse y reconocer que se cometieron “acciones inadecuadas” con el joven periodista.
La dirigente tuvo que admitir que el “proceso de liberación” de Franco Senén había originado “insatisfacciones”, tanto por su cese en el cargo como por el trato dado al colectivo de la revista.
“Recepcioné cada elemento señalado por él, con la encomienda de (…) depurar responsabilidades. Coincidimos en lo inadecuado de algunas acciones hacia él y el colectivo de Alma Mater”, aseguró.
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