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Cubanos en la indefensión

La memoria del 11J obliga a la búsqueda de una concertación democrática entre cubanos.

Cubanos protestando el 11J © Captura de video de Enrique Hechavarria / CiberCuba
Cubanos protestando el 11J Foto © Captura de video de Enrique Hechavarria / CiberCuba

Este artículo es de hace 1 año

El primer aniversario de las protestas del 11 Julio pasó entre movilizaciones policiales, cortes de internet y arrestos domiciliarios. Era de esperar algo así, la maquinaria represiva del régimen sabe contrarrestar las efemérides, al hacerlo, con la eficacia que los caracteriza controlan cualquier afán de protesta predecible y aumentan la sensación de indefensión de los cubanos.

Aunque la profilaxis represiva ha funcionado otra vez, nadie esperaba que este 11 Julio se repitieran las protestas masivas, del mismo modo que ningún alarde de fuerza o demagogia puede convencernos de que en algún momento a corto plazo las protestas masivas no se repetirán.

Las medidas de la administración Trump, mantenidas en alguna medida por el gabinete de Biden durante su primer año de gobierno, la crisis global generada por la pandemia, la guerra de Ucrania y las fallidas medidas económicas del reordenamiento han incidido de un modo nefasto en la precariedad endémica de la cesta familiar de los cubanos y su decadente calidad de vida. No es necesario un título de sociología en Berkeley, ni una bola de cristal para saber que la actual combinación de miseria, desesperación, impotencia y enojo no puede traer nada bueno.

Ni la retórica de Díaz Canel, ni las iniciativas de su gobierno presagian la profunda reforma política y económica que Cuba necesita para salir del atolladero Marxista Leninista, sino control absoluto de las libertades políticas, la propiedad y la empresa.

Tampoco podemos esperar demasiado de la actual administración norteamericana, de la Unión Europea o el Vaticano, actores que se manifiestan carentes de imaginación y voluntad política para plantear iniciativas que vayan más allá de lo ejercitado en anteriores fracasos.

¿Qué nos queda por esperar a los cubanos? ¿Lo apostamos todo a una revuelta popular de impredecible resultado? ¿Seguiremos esperando por algún actor internacional que, como el Rey Ciro, nos libere de nuestro cautiverio en Babilonia? ¿Seguiremos anteponiendo el liderazgo al consenso, las iniciativas fugaces a la acción política concertada? ¿Nos hemos preguntado seriamente cuál es nuestra capacidad de actuación ante los diversos y complejos escenarios que se vislumbran?

Este aniversario del 11J, merecido homenaje a los millones de cubanos que exigieron la restitución de sus derechos a la tiranía comunista; pagando cientos de ellos un altísimo precio debemos considerarlo como un precioso momento para que todos los actores políticos de la isla y el exilio busquemos con urgencia una concertación política que con sus acciones nos devuelva la esperanza.

Una esperanza que necesitamos para no naufragar en la violencia inútil y postergar por más tiempo la indefensión y la miseria de nuestros hermanos.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Eduardo Mesa Valdés

La Habana 1969. Narrador y poeta. Miembro de la directiva de Cuba Humanista. Fundador de la revista Espacios. Coordinó la revista Justicia y Paz, y el boletín Aquí la Iglesia.


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