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Hugo Rius, maestro de periodistas cubanos

Culto, con criterio y trabajador.

Hugo Rius Blein © Cubadebate
Hugo Rius Blein Foto © Cubadebate

Este artículo es de hace 1 año

Hugo Rius Blein (La Habana, 1940-2022) fue un maestro de periodistas cubanos, culto, con criterio y trabajador, que sabía sonreír y enseñar sin lastimar, describiendo la técnica del reportaje con paciencia china y sabiduría de sus raíces catalanas.

Su autoridad nacía del conocimiento, del debate sosegado y del ejercicio del criterio, fomentando la audacia y evitando instalarse en el plano de superioridad que los periodistas y profesores mediocres suelen usar para protegerse; convirtiendo sus clases e intercambios en sesiones de técnica periodística; desprovisto de todo dogmatismo y evitando el recurso facilón de la ideología que en Cuba es muletilla lapidaria.

En Bohemia publicó los mejores reportajes posibles, en Prensa Latina, donde debutó y volvió, ejerció con soltura la técnica del cable -el género periodístico más difícil- aunque muchos aun no lo han descubierto. El reportaje, del que fue profesor en la Universidad de La Habana, es desmesura bien contada, la nota informativa es un relámpago en forma de pirámide invertida.

Quiso el destino que nos encontráramos dos veces en Madrid; la segunda, ya me habia ido de Cuba, y su trato fue el mismo de siempre; compartimos café y hablamos de Cataluña; sus raíces por partida doble, y reímos con la evocación del pasaje narrado por Manuel Moreno Fraginals en Cuba/España-España/Cuba, de aquellos negros libertos en los albores de la abolición, exclamando: ¡Ma, quien fuese blanco, aunque fuese catalán!

No concebía a Cataluña fuera de España ni a España prescindiendo de Cataluña; refirió la tragedia de los Balcanes como una desgracia para Europa y el mundo, pero lo tranquilicé con la frase de Bismarck sobre la invencibilidad de la madre patria, pese a que lleva años intentando autodestruirse. Río a mandíbula batiente, raro en él, que era comedido en todo.

Su escala madrileña no le daba tiempo de darse un salto a Cataluña y le hablé de la cocina popular catalana, que es mucho más que el calçots y la butifarra y quedamos en reencontrarnos para ir a comer Crema de calabaza con rúcula y avellanas y Quijada de cerdo a la brasa, en la Fonda Can Setmanes, en Blanes. No pudo ser.

Cuando las aguas reposen y la polarización política sea solo un mal recuerdo, la obra periodística y educativa de Hugo Rius emergerá por sus valores; aunque a su muerte, unos y otros, vivan convencidos de que fue bueno y malo, por oficialista.

Mientras el alma cubana no se libere de la perversa necesidad de etiquetar al otro, antes de tratarle con afecto y respeto; viviendo el goce de la discrepancia, no habrá espacio para la cháchara enriquecedora entre diferentes, que es el gran triunfo del totalitarismo sobre los ciudadanos.

Hugo era un río de matices, un espejo de sensibilidad que reflejaba carencias y sueños de muchos periodistas cubanos, siempre aplazados por la gesta, donde toda disidencia es traición y el enemigo es más necesario y útil que nunca.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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