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Ariel Prieto: "Tenía que irme, estaba perdiendo mi juventud, mi carrera"

"Ver a esta gran cantidad de muchachos que llegan y triunfan es algo conmovedor. Pero, voy más allá, me emocionan también los que llegan y no triunfan porque en la vida se lucha y a veces no puedes recoger lo que pretendes" dice en esta entrevista el exlanzador cubano que jugó seis temporadas en la MLB y luego fue entrenador.

Entrevista a Ariel Prieto © Facebook / Ariel Prieto
Entrevista a Ariel Prieto Foto © Facebook / Ariel Prieto

Este artículo es de hace 1 año

El diestro Ariel Prieto, el supersónico lanzador capitalino que jugaba por la Isla de la Juventud, fue uno de los primeros peloteros en darse cuenta de que su futuro no estaba en Cuba.

Tras diez Series Nacionales, Ariel decidió partir de Cuba en 1994. Jugó seis temporadas en la MLB y luego se convirtió en entrenador. Desde 2019 está jubilado del béisbol, aunque no piensa haber cerrado la página al respecto pues siempre en su corazón está ayudar al joven que necesite de su experiencia.

Decidí descansar de tanto entrenamiento, tanto viajeteo. No son 20 ni 40 años. Hago lo que se presente pero en casa, me mantengo físicamente y no quiero decir que no retorne al béisbol pero por ahora me dedico a mi pequeño de seis años.

Soy un hombre feliz, tengo además del benjamín, a mis hijos grandes. Todos los días doy gracias a la vida y a Dios por haberme permitido materializar el sueño de todo pelotero en el mundo que es jugar en Grandes Ligas y poder VIVIR libremente.

Siempre la familia primero; todavía recuerdo a mis abuelos que tanto hicieron por mí y tanto sufrieron cada vez que me excluían del equipo CUBA.

Ariel Prieto / Cortesía a CiberCuba

De eso vamos a hablar porque, a pesar de su innegable clase, Ariel nunca integró la selección nacional a un evento de primer nivel.

Ariel, si bien la tuya fue una época de oro para el pitcheo cubano, recuerdo que en más de una ocasión los periodistas y aficionados nos preguntábamos por qué no integrabas el staff nacional. ¿Qué pasaba: piña, desconfianza política, ése fue un detonante en tu partida?

Yo muchas veces me pregunté el porqué no era elegible para integrar una selección nacional cuando yo poseía resultados y una condición admirable. Llegué a tirar 161 kilómetros por hora, mantenida alrededor de los 145, o sea, sobre las 94, 95 millas; en un tope amistoso en Japón, el velocímetro me llegó a marcar 100 millas.

Trabajé mucho en mi descontrol, al principio era muy “bolón” pero con esfuerzo logré convertirme en un buen pitcher, tú lo sabes. El maestro José Manuel Cortina, a quien le estaré eternamente agradecido, trabajó mucho conmigo y pude recoger los frutos. Esa preparación fue la base para llegar a donde llegué: la MLB.

Claro que había “piña”, siempre existió, yo no tenía malos números. En los eventos internacionales, con el segundo equipo Cuba lanzaba bien, siempre mi brazo estaba perfecto, pero… ¡a la hora del corte para grandes eventos Ariel Prieto era el primero que se iba!

Pues sí, tanta injusticia fue un impulso para mi partida y créeme, esa ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en la vida.

Tanta injusticia fue un impulso para mi partida y créeme, esa ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en la vida

El veloz serpentinero intervino en diez Series Nacionales y con el entonces débil elenco de Isla de la Juventud ganó 67 juegos, promedió 4,47 promedio de efectividad, ponchó a 860 contrarios y lanzó 1043.1 entradas. Con esa gran velocidad me imagino que la recta era tu lanzamiento favorito.

Sí, lo que sucede es que a veces no venía en zona y no podía engañar a los bateadores; entonces Cortina me enseñó la slider, con la que sí confundía y mejoró enormemente mi labor desde el montículo. También poseía una buena curva ¿te imaginas una recta de 95 millas y que de pronto te lancen una slider o un curvón? Te vas tras ellos.

Hablando de esa época. En Cuba había excelentes bateadores que tú y yo sabemos podían jugar en Grandes Ligas ¿Cuál te preocupaba más; te cuidabas de alguno en particular?

No era que no me preocupara. Eran buenísimos. Por ejemplo, Omar Linares me bateó como cuatro cuadrangulares en mis inicios, pero después lo fui trabajando más fino. Dos de los que más me cuidaba, sobre todo con hombres sobre bases, eran los zurdos Fausto Álvarez de Santiago y Javier Méndez de Industriales. Para mí eran “criminales”: cerraban los ojos, hacían swing y me daban un doble. Otro que me daba trabajo era el torpedero de los Metros que después fue varias veces guante de oro en las Grandes, Rey Ordóñez.

¿Cómo saliste de Cuba?

No fue fácil pero sí simple. Te cuento: cuando dan a conocer la selección nacional a la Olimpiada de Barcelona 92 y no soy elegido, me retiro del béisbol. Soy llamado entonces por las autoridades políticas de la Isla que me convencen. Regreso a la siguiente temporada y tengo muy buena campaña tanto por la Isla como con Occidentales en la Super Liga. Confeccionaron cuatro equipos CUBA… ¡cuatro! y en ningún staff aparecía mi nombre ¿recuerdas aquello?

Claro que lo recuerdo, como también recuerdo los comentarios que a favor de Ariel Prieto hice en los noticieros de la televisión cubana.

Retomo el diálogo con mi interlocutor... Ahí fue que hiciste mutis.

En efecto. Sabes que yo con anterioridad había discutido, me había preocupado, incluso llegué a retirarme, pero esta vez solo me personé en el Latino y expresé mi sentir: “si yo no puedo representar a mi país, a mi pelota por la que tanto he luchado, yo me voy; y lo voy a hacer legalmente”.

Y así fue, aproveché una de esas salidas que periódicamente han sucedido de fuga masiva de la Isla y en 1994 me fui con mi entonces esposa. Hasta el funcionario que me atendió en la Oficina de Intereses me reconoció y me dijo: “me imagino que vas a jugar Grandes Ligas”, a lo que yo respondí “eso intentaré”. Tenía que irme, estaba perdiendo mi juventud, mi carrera ¿para qué? Hice lo que tenía que hacer; fue duro pero lo hice y logré mi objetivo.

¿Cómo llegas a las Grandes?

Ni yo mismo me creo cómo llegué a la Gran Carpa. Resulta que René Arocha, que ya se había ido de Cuba, escucha sobre mí que acababa de llegar y estaba viviendo en casa de un amigo y me disponía a trabajar en lo que fuera para mantener a mi familia. Me dijeron que con 27 años nadie me iba a firmar, pero lo que está para uno nadie te lo quita pues yo tuve mi gran oportunidad en 1987, con 18 años, cuando hice mi primer viaje, nada menos que a Minnesota, Estados Unidos.

Creo que es la primera vez que digo esto. Yo estuve esperando a mi tío Armandito pero desgraciadamente falleció ese día en un accidente automovilístico. Ahí se hubiera quedado Ariel Prieto y ahora mi historia fuera distinta aunque no me quejo. Y regresé por mis abuelos, sólo por ellos. Quedarme solo no me aseguraba ayudarlos; yo era muy joven. En fin.

Y ¿quién te dice que en casa de mi amigo, recién llegado, me contacta telefónicamente el agente de Arocha, el señor Gustavo Domínguez, que me lleva a una Liga Independiente en Palm Springs, California? Allí fui visto por varios scouts pues yo llegué con residencia, apto para jugar. Me llevan a Oakland y me dicen que si firmaba con ellos iba directo para las Grandes. Días después voy a Seattle y también me quisieron. Otros conjuntos mostraron interés, pero finalmente decidimos por Oakland.

Ariel Prieto / Cortesía a CiberCuba

Fue una bendición, aunque lamentablemente no hiciste grandes números en la Gran Carpa.

No. Nunca mi brazo, tan poderoso antes, pudo ponerse a la altura. Los dolores que se me presentaron me motivaron tres operaciones y, a pesar de mi empeño, lancé seis temporadas pero sin sobresalir. Mi carrera fue una locura; sin embargo, a pesar de las dificultades, nunca me dejaron fuera. Y es lo que yo le transmito a los muchachos: cuando ellos ven interés, que tú estás puesto para tu trabajo, tratan de mantenerte porque te conviertes en un buen ejemplo.

Te hago una anécdota: con una hernia yo lancé 14 juegos, quizás no ganaba pero mantenía el partido. En un encuentro final que yo acabé totalmente doblado del dolor, el mánager me dijo: “usted se ha ganado el honor de abrir el primer juego de la próxima temporada (opening day)” lo que es un orgullo para cualquier pitcher. Mira, yo sí dejé un buen ejemplo.

El capitalino-pinero lanzó con los Atléticos de Oakland y el Tampa Bay Devil Rays. Después jugó en México con los Venados de Mazatlán y en ligas menores hasta 2005. Tras su retiro de la MLB, Ariel permaneció en los terrenos de pelota como entrenador por varios años.

Fue una carrera muy bonita, agradecido de los equipos en los que trabajé, Oakland, Diamondbacks y los Mets entre 2009 y 2019. Aprendí muchísimo. Yo traía mis enseñanzas de Cuba pero no es lo mismo. Aquí en Estados Unidos hay que estar presto a enseñar en cualquier categoría y hacerlo bien.

Tienes que saber hablar el inglés y estar dispuesto a trabajar en las edades que te digan. Por eso debes saber entrenar lo mismo a una estrella de la MLB que a un pequeño que da sus primeros pasos en el box. Si te digo que fui traductor de Yoenis Céspedes y Yasmany Tomás cuando llegaron ¿me crees?

¿Situación actual de la pelota cubana, que cada día llegan más peloteros muy jóvenes con la ilusión de poder jugar en la Gran Carpa?

Ver a esta gran cantidad de muchachos que llegan y triunfan es algo conmovedor. Pero, voy más allá, me emocionan también los que llegan y no triunfan porque en la vida se lucha y a veces no puedes recoger lo que pretendes.

Sin embargo, el hecho de estar en tierra de libertad, trabajar y que tu trabajo te permita vivir, hablar libremente sin que te persigan, eso es algo muy grande. Por eso yo ayudé tanto a Céspedes y Tomás porque ellos, sin saber inglés, estaban perdidos.

Yo le digo a todos los que puedan que no pierdan su tiempo. No es la época mía en que solo añorábamos representar a Cuba. Ahora nadie pierde el tiempo por ver un juego de Cuba, ha decaído demasiado el béisbol. Los que pueden, no quieren dar su brazo a torcer, no quieren que uno ayude.

El hecho de estar en tierra de libertad, trabajar y que tu trabajo te permita vivir, hablar libremente sin que te persigan, eso es algo muy grande

Los que vienen y triunfan, o los que no puedan hacerlo, ayudan a su familia, pueden aspirar a tener su casa propia, su carro, su vida. Tú con tu vida haces lo que quieres ¿o no? Mira los Gourriel, Chapman, Candelita Iglesias, Jorge Soler… son muchos, no los puedo contar con los dedos de las mano. No, ahora son muchos, para beneplácito de ellos, del pueblo cubano que los ama y de la calidad de la MLB.

Mira, con solo escapar de la desesperada situación por la que atraviesa nuestro país, ya es un avance hacia un futuro brillante. Es demasiado lo que está pasando; yo veo las noticias y no doy crédito. Una isla tan bella, de gente tan cálida, tan afectuosa… y verla destruida, sucia, con colas, apagones, derrumbes ¡Y tener el cinismo de decirnos traidores!

Yo he visitado a mi familia en los últimos años, antes de la COVID y no había una sola persona que se me acercara que no era para hablar lo mismo con lo mismo, el grado de desesperación era tal que yo que no lloro, me emocioné muchas veces con situaciones absurdas y trágicas ¿Cómo ayudar? ¡No hay forma de ayudar!

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos

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