La esposa del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, la funcionaria Lis Cuesta, se incluyó en el núcleo duro de los llamados “revolucionarios” y reiteró que no están dispuestos a rendirse ni a dejar desamparado a nadie.
“Reitero NO VAMOS A RENDIR LA REVOLUCIÓN y por eso mismo NO vamos a desamparar a nadie, esa es la divisa que nos hace revolucionarios. Hay que ENTENDER los procesos sociales y ATENDERLOS integralmente”, dijo Cuesta en un tuit cargado de determinación y de aparente calado conceptual.
Blanco habitual de críticas por sus disparatados tuits, en los que con frecuencia deja ver la cursilería que anida en el Palacio de la Revolución, la esposa de Díaz-Canel ha devenido en epítome del distanciamiento entre la cúpula dirigente cubana y la población.
Herramienta de la propaganda de la llamada “continuidad” en las redes sociales, la cuenta de Twitter de la “no primera dama”, recopila joyas de la comunicación sensiblera y enardecida propia de la retórica conque los nuevos “cuadros”, como su marido (o su mango, según ella), pretenden legitimarse como herederos del poder totalitario construido por la familia Castro, cuyo último gobernante apuntó con su dedo al hombre de paja más servil a sus intereses.
En un reciclaje del viejo mesianismo castrista, la funcionaria del Ministerio de Cultura declaró este lunes que no dejar desamparado a nadie es lo que define a la “continuidad” como “revolucionarios”.
Con una crisis migratoria jamás vista en Cuba, familias divididas, miles de presos políticos, con una inflación galopante que ha dejado en papel mojado el salario de los trabajadores cubanos, con escasez de todo tipo, servicios públicos arruinados y proliferación de hoteles administrados por la cúpula castrense -entre otros males-, Cuesta tiene la desfachatez de afirmar que a los “revolucionarios” les identifica su voluntad no dejar desamparado a nadie.
Mientras la sociedad civil cubana madura en el reclamo de derechos y libertades, y exige una transición a la democracia, la rancia cúpula del régimen insiste en apretar los resortes discursivos con los que -mediante la propaganda y adoctrinamiento-, han disfrazado su ilegítimo poder.
De ahí que todos los que medran a su sombra corran pronto a sujetar el pilar de la llamada “revolución”, y desde el último sicario hasta la no primera dama se desgañiten afirmando que no se van a rendir, que defenderán hasta la muerte esa palabra muerta y momificada hace más de medio siglo.
“Es muy difícil la situación, pero somos un gran pueblo y haremos todo lo necesario por salir adelante. TODO NO INCLUYE RENDIR LA REVOLUCIÓN”, expresó Cuesta recientemente, acongojada por el abucheo recibido por el “dictador de su corazón” en Surgidero de Batabanó y las protestas que se multiplican por Cuba y su capital, en las que los manifestantes dejaban ver su rechazo al gobierno y reclamaban libertad.
En su reafirmación de este martes, la organizadora de eventos de la jet set del régimen se vistió de weberiana y se bajó con una observación "agudísima" de la realidad cubana. “Hay que entender los procesos sociales y atenderlos integralmente”. No por gusto surgió la chispa del amor entre el Dr. Díaz-Canel y su inefable no primera dama.
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