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Cubanos critican aumento de agromercados improvisados en los parques de La Habana

Un arquitecto afirma que los parques de La Habana fueron despojados de su función urbana para convertirlos en 'plantes' de venta de viandas, frutas y vegetales, que dañan su vegetación y mobiliario, y les dan una imagen primitiva rural.

Agromercado improvisado en un parque de La Habana © Universo García Lorenzo / Facebook
Agromercado improvisado en un parque de La Habana Foto © Universo García Lorenzo / Facebook

Este artículo es de hace 1 año

Un arquitecto cubano criticó la proliferación de agromercados que se han instalado en los parques de La Habana, una práctica que ni él mismo sabe si se trata de un nuevo reordenamiento urbano o de nostalgia colonial.

Universo García Lorenzo, profesor de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (CUJAE), compartió en su muro de Facebook una foto del parque de 17 y 36, en Miramar, donde las tarimas de madera y las carretillas han pasado a formar parte del entorno.

Foto: Captura de Facebook / Universo García Lorenzo

Según García Lorenzo, los parques de la capital, al menos los de sus municipios periféricos, han sido despojados de su necesaria función urbana y ahora muestran una "imagen primitiva rural y suciedad terrosa".

"Para convertirlos en 'plantes' de venta de viandas, frutas y vegetales (y hasta de cerdos, gallinas y carneros si los hubiera), arrasando con su vegetación y mobiliario", denunció.

El experto recordó que hace más de un siglo La Habana consolidó una estructura urbana en la que cada función dispuso de su propio espacio, incluidos los parques y los mercados o placitas.

"Parte importante de esa estructura son sus parques, espacios arbolados para el recreo, para embellecer la ciudad. ¿Cómo es que al unísono en toda la ciudad aparecieron estos llega y pon, y cómo es que después de varios meses de crítica pública aún se mantienen?", cuestionó.

El arquitecto precisó que en otros países se realizan esta especie de ferias, pero que se ubican sobre zonas de pavimento y se desmontan al final del día.

"Ni son permanentes -para eso se definen emplazamientos apropiados-, ni destruyen las áreas verdes salvajemente", recalcó.

Varios internautas comentaron en la publicación sus impresiones sobre esta especie de "moda" de llenar los parques de puestos de ventas de productos agrícolas y tendederos de ropa.

"Eso es parte del infantilismo de funcionarios mediocres e improvisados, sin cultura del detalle, sin preparación alguna para promover y desarrollar una ciudad linda", dijo un abogado.

"Realmente imperdonable lo que sucede con el espacio público en la Cuba de hoy, la envergadura de esa ruralización es directamente proporcional al empaque de los responsables. Estamos volviendo al Comercio de Rescate y Contrabando, estamos involucionando", aseguró un cardenense.

"Caos, feísmo, sobrevivencia, desidia, desorden y se puede seguir calificando, en resumen, nada bueno", señaló una escultora, muralista, pintora y ceramista.

"¿Por qué seguimos empeñándonos en destruir los espacios bien proyectados, y logrados? Con la cantidad de solares yermos que existen en esta ciudad, se podrían proyectar placitas bien pensadas y bien diseñadas para vender en los barrios, no solo viandas, también otras cosas", propuso una máster en restauración del patrimonio.

Una arquitecta expresó que tras el paso del huracán Ian, se quedó "petrificada" viendo los reportajes televisivos sobre el fondo habitacional de los municipios de Pinar del Río.

"Ya La Habana se ve bien deteriorada, pero en verdad nunca había visto tanto bajareque al que llamamos vivienda", afirmó.

"Es una imagen deprimente y generalizada en muchas ciudades del país", dijo una profesora universitaria.

"Años luz tenemos estos engendros del mal, lo más triste es que en algunos barrios, cuando criticábamos este proceder, muchos vecinos lo apoyaban. Es una arista más del hombre nuevo y la mal llamada continuidad", lamentó una joven residente en Estados Unidos.

"Creo que junto a la responsabilidad inexcusable de las autoridades obligadas a hacer cumplir las normas establecidas, al igual que en otros asuntos, hay que ir a las causas profundas", afirmó un matancero.

En junio pasado, varios cubanos criticaron la proliferación de agros en los parques del Vedado, los cuales ocasionan molestias a los residentes en la ciudad.

"Estas autoridades municipales han permitido, contra las más elementales observancias urbanísticas, de convivencias y de disciplina social, la instauración de manera permanente de tarimas para el comercio de productos agrícolas. Estos espacios afectan las áreas a cualquier horario del día y van ocupando más metros de terrenos, bancos, pasillos y acera", denunció Cesario Navas, vecino de El Vedado.

Navas aclaró que esos timbiriches no son ferias agropecuarias puntuales, sino ventas continuas que afectan la socialización de los habitantes en el espacio público que no está diseñado para acoger esa actividad.

"En el parque Víctor Hugo, por desgracias, más de las mitad de sus bancos han sufridos vandalismo (...) Es lamentable el estado actual del parque Carlos Aguirre, causado por el basurero en que han convertido la calle Ronda; el abandono y falta de mantenimiento al complejo escultórico; la destruida área infantil, la suciedad general del parque, y por supuesto, el daño que causa la permanencia de esos puestos de ventas de productos agrícolas", detalló.

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