Cuba seguirá sin luz

Liván Arronte Cruz y Jorge Cepero Hernández son las penúltimas cabezas arrojadas a la Empresa Consolidada de Otras Tareas Revolucionarias (ECOTRA), como parte del perenne simulacro tardocastrista de cambiar todo lo que deba ser cambiado, menos el comunismo de compadres que sufre Cuba.

A priori, la operación puede parecer una venganza involuntaria de Marcos Portal León, atendiendo a que Vicente La O y Alfredo López son cuadros de la cantera del antiguo SIME, pero también es un purgante para Miguel Díaz-Canel Bermúdez que no dudó en quitar a Alfredito de ministro para poner a su cúmbila villaclareño Raúl García Barreiro, que aguantó un destello en el cargo.

López, que vuelve a la brecha eléctrica con 70 años, en una reedición de la operación Espinosa Martín al Buró Político, es uno de los mejores conocedores del desvencijado sector eléctrico cubano, laborioso y cercano a las personas, pero cobardón políticamente, que no dudó en traicionar a su jefe y mentor Marcos Portal, cuando Fidel Castro lo embistió con una nota terrible en Granma y decretó la revolución energética en 2004.

Vicente La O, director del grupo empresarial de electrónica -sin resultados que mostrar- hasta el ascenso de este lunes, también fue formado por Portal, uno de los dirigentes castristas más capaz, inquieto y renovador hasta su caída en desgracia y algunas fuentes avisan que goza del respaldo de Ramiro Valdés porque el padre del nuevo ministro fue su subordinado en la columna invasora "Ciro Redondo", comandada por Ernesto Guevara.

El ministro recién designado -flamante jefe de la suicida patrulla click- no conoce el sector eléctrico a fondo; circunstancia que explica sea acompañado por Alfredito, pero los milagros pertenecen a la literatura y el dúo fracasará si no pide recursos financieros para contratar temporalmente unos 1,000 MW de generación eléctrica y ganar tiempo para las imprescindibles inversión y renovación de termoeléctricas, columna vertebral del Sistema Electroenergético Nacional (SEN).

Los relevos en el ministerio y en la Unión Nacional Eléctrica (UNE) han sido acogidos con división de opiniones entre dirigentes, técnicos y trabajadores del sector; esperanzados con la vuelta de López Valdés y escépticos ante la llegada de La O Levy.

Como el nuevo ministro estuvo en el parto de los Grupos Electrógenos es probable que tenga la tentación de rescatarlos; en claro ejercicio de guataquería servil, pero necesitaría más dinero, y sabiendo que son elementos auxiliares y no fundamentales en la generación eléctrica; como aprendió durante su desempeño en la UNE, donde contó con un equipo técnico ejecutivo de lujo y un flujo financiero y material sin precedentes para ejecutar los Programas de rehabilitación de redes, el de Generación distribuida y el de Conversión a crudo nacional de la Generación térmica. ¿Alguien sabe de la compañera Yadira?

Aun contando con todos los recursos financieros necesarios, resucitar a un muerto llevará años; por mucho que se afanen los bobos solemnes en cantar recuperación y batalla; liderados por Díaz-Canel y Marrero que -en medio de sendas sirimbas castrista y chavista- el uno se puso a mirar la mar; teniendo el mal en la cabeza, y el otro pidió a un cacique indio, luz y progreso.

¿Quién nombró a Arronte ministro y a Cepero jefe de la UNE? ¿Tienen el Buró Político, el presidente y primer ministro alguna autocrítica disponible? Parece que ninguna y, como no hay dos sin tres, ya han empezado el desmoche de primeros secretarios en Pinar del Río; a los que pretenden echarles el muerto del destrozo del huracán Ian.

Los cubanos están empobrecidos, pero no son bobos y saben que esos dirigentes descuidaron la protección frente al meteoro porque la orden era priorizar el referendo del Código de las Familias; aunque centenares de familias quedaran a la intemperie, tras el paso del ciclón; como demostró la caravana presidencial de BMWs blindados, a su paso por un pueblo arrasado.

La casta verde oliva y enguayaberada está haciendo lo imposible por ocultar la responsabilidad del comandante en jefe en el desastre energético de Cuba, provocado por la falta de inversión en termoeléctricas y la creencia de que los Grupos Electrógenos -hoy inservibles- eran el remedio definitivo a la oscuridad; pero por la hemeroteca muere el pez.

"No volverá a construirse una termoeléctrica. Se construirán plantas que usarán el gas acompañante del petróleo, plantas de ciclo combinado que -al amortizarse en cuatro o cinco años- cobrando a 10 centavos la electricidad, que, por ejemplo, los hoteles pueden pagar, se amortizan entre cuatro y cinco años y producen después el kilowatt a dos centavos de dólar.

"Jamás se volverá a construir una Guiteras. Esas eran locuras, tenían que estar saturados de dogmatismos y esquematismos. En un sistema que necesitaba producir alrededor de dos millones de kilowatts, comprar una planta de 330, 000, es concentrar en una sola planta más del 15% de la capacidad generadora efectiva, y cuando se apaga, o le cae un rayo, como le cayó hace algunas semanas a la “Guiteras”, el apagón, el apagón y el apagón golpea con fuerza a la población y la economía. ¿Y hasta cuándo iba a resistir la revolución el disparate de la concepción errónea que había sobre el desarrollo del sistema eléctrico?... (Fidel Castro, 17 de noviembre de 2005, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana).

Al menos esta vez, no ha caído rayo alguno en la Guiteras; el trueno incendió la Base de Supertanqueros de Matanzas, a pocos kilómetros de la termoeléctrica, que corre el riesgo de perder su turbina con el aplazamiento reiterado de su mantenimiento capital, por orden de Díaz-Canel, Doctor en Ciencias Técnicas.

Y también cayó otro edificio en La Habana Vieja, que mató a una niña de cinco años; dejando sin consuelo a otra familia cubana rota que -junto con la emigración forzosa y los destierros- son señas de identidad contemporánea de Cuba en tinieblas, hambreada y sin medicinas.