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Terrible testimonio de una migrante cubana tras cuatro meses en campo de detención polaco

La joven migrante ha perdido el pelo a consecuencia de los piojos, y asegura que el frío no los deja caminar.


Este artículo es de hace 1 año

Una joven migrante cubana relató su terrible experiencia en un campo de detención polaco, donde ha perdido el pelo a causa de los piojos, la soledad y muere de frío.

Un artículo publicado por el portal investigativo Balkan Insight recoge el testimonio de Rosa, quien se presenta como "Rosa, ID 868", y afirma que se trata de una joven migrante cubana.

La mujer ha denunciado las inhumanos y traumatizantes condiciones de los campos de detención en Polonia, instalaciones de alta seguridad donde varios cubanos y migrantes de otras nacionalidades viven hacinados y casi sin alimentos.

Señala que lleva cuatro meses allí e intenta mantenerse ocupada porque “no quiere acabar como los demás, languideciendo, mirando al techo o limpiando y reordenando compulsivamente su pequeña colección de pertenencias”.

Explica, además, que se ha quedado casi calva a causa de los piojos y que el frío es tan fuerte que “le cuesta caminar entre los baños y el contenedor que ha sido su hogar” todo ese tiempo.

La joven se entrevistó con voluntarios de la red de ONG que apoyan a los retenidos y les pidió si alguien podría enviarle una peluca y botas de invierno, a pesar de todo, “quiere lucir lo mejor posible si finalmente consigue su entrevista de asilo”.

A cambio de estas dos cosas, Rosa colabora con las ONG recogiendo sistemáticamente las necesidades más urgentes de la gente.

Las listas que entrega Rosa revelan las pésimas condiciones del lugar: “mujeres embarazadas que piden vitaminas; padres que piden leche en polvo; mujeres de países africanos que piden crema para curar su piel agrietada. Todos piden comida, ropa y rompecabezas o lápices de colores, ya que los interminables meses de inactividad les vuelven locos”.

La organización señala que en Polonia hay dos tipos de instalaciones para los solicitantes de asilo y las personas que han entrado ilegalmente en el país: los centros abiertos, como los albergues para refugiados, y los campos de detención, como en el que está encerrada la joven cubana.

Estos últimos parecen prisiones de alta seguridad, con barrotes en las ventanas y vallas de alambre de espino rematadas con equipos de vigilancia.

Actualmente hay seis campos de detención en el país, y cuando alguna atrocidad trasciende a los medios de comunicación los diputados se acercan a investigar, pero luego aseguran que no pueden hacer nada para mejorar las condiciones.

Rosa y otras mujeres también hacen constantes denuncias de personas que han sido golpeadas por los guardias, necesita un médico o ha intentado suicidarse, señala el artículo.

A pesar de ello, la joven relata a los activistas los planes de sus compañeros migrantes cubanos, arrojados a esa situación en el contexto de la crisis migratoria en la isla.

Dicen que están deseando ver a sus padres, sueñan con cruzar al Reino Unido o simplemente imaginan una vida en Alemania.

Aunque muchos miembros de las ONG le sugieren a la mujer no ilusionarse con esas historias, pues los solicitantes de asilo que menos éxito tienen en Polonia, Rosa insiste en mantener la esperanza y asegura que las cosas no funcionan así en la realidad.

Explica al medio de prensa que ella y sus compañeros tienen papeles en los que figura que su fecha prevista de liberación es seis meses desde la presentación de la solicitud oficial de asilo.

Sin embargo, las autoridades ponen obstáculos, insistiendo, por ejemplo, en el uso de escáneres e impresoras, mientras que no hay ayuda legal ni de traducción disponible.

El artículo indica que pueden pasar semanas antes de que la gente resuelva todo el papeleo necesario. No obstante, Rosa subraya que a casi todos se les concede la libertad de abandonar el campo de detención.

La crisis migratoria en Polonia se exacerbó en 2021 fomentada por el régimen bielorruso de Alexander Lukashenko, quein comenzó a enviar por la frontera polaca a miles de migrantes de Oriente Medio y África que había trasladado en avión a Bielorrusia con el único propósito de fomentar una crisis migratoria.

Desde el otoño de 2021, las personas que han conseguido cruzar la frontera bielorrusa y solicitar asilo en Polonia han sido detenidas casi siempre tras alambradas o muros. Según la Guardia de Fronteras polaca, 3.800 personas cruzaron la frontera bielorrusa-polaca y solicitaron asilo en 2021, sin contar los desplazados de Ucrania.

La crisis cubana, por su parte, ha obligado a más de 300.000 personas a abandonar el país en el último año, la mayoría de ellos han llegado a Estados Unidos, pero miles de personas han tomado caminos más largos y difíciles o han quedado varados en conflictos como el de Rusia contra Ucrania. Otros han muerto en su intento por alcanzar una vida mejor.

Si bien las historias como las de Rosa aterran, la realidad en la isla es tan compleja y desesperanzadora que decenas de cubanos se deciden a cruzar el estrecho de Florida casi a diario en precarias embarcaciones, o a viajar a países de Europa del Este, exponiendo su vida en peligrosas travesías.

Recientemente trascendió el caso de dos cubanos que fueron rescatados de morir congelados, tras quedar varados en frontera bielorrusa con Lituania. Mario Alberto Céspedes Pérez y Michael Méndez Vega, como se identificaron en redes sociales, ya están en Moscú, donde debieron ser hospitalizados.

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