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Locales estatales en La Habana y la privatización de los servicios en Cuba

La apertura de un negocio privado en un local estatal fue celebrada por la prensa oficialista como una muestra del "encadenamiento productivo" del gobierno de la "continuidad", cada día más dominado por la lógica de sus élites extractivas.

El primer secretario del PCC en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar, conversa con empleado de nuevo local © Tribuna de La Habana / Iliana Ortega
El primer secretario del PCC en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar, conversa con empleado de nuevo local Foto © Tribuna de La Habana / Iliana Ortega

Este artículo es de hace 1 año

La esquina frente al camposanto de La Habana vuelve a ser el escenario de “iniciativas” de sus gobernantes para “reanimar” las opciones gastronómicas y comerciales de la capital, esta vez mediante la privatización de la gestión de locales antaño estatales.

La apertura de una soderia-hamburguesera en el Complejo Zapata y 12 fue celebrada por la prensa oficialista como una muestra del “encadenamiento productivo” entre la estatal Empresa Provincial de la Industria Alimentaria (EPIA) y una empresa privada.

“En esta modalidad de producción cooperada la entidad estatal provee el local, la fuerza de trabajo, y la infraestructura tecnológica, mientras que la empresa privada suministra toda la materia prima importada y se implica en el proceso de elaboración”, explicó Tribuna de La Habana.

Listado de precios / Eduardo Douglas

De esa manera, sostienen las autoridades cubanas, “el actor privado tiene menos costos y por tanto puede fijar precios más asequibles para los clientes”. Si una bola de helado se cobra a partir de los 50 pesos en locales privados, allí cuesta 35 pesos. La hamburguesa que ronda los 200 pesos, allí se vende a 150.

Es decir, los precios del “encadenamiento productivo” son una cuarta parte más económicos que los privados. Sin embargo, poco o nada se dice de los costes (agua, luz, mantenimiento), los impuestos, los salarios y las ganancias, entre otros muchos cálculos a tener en cuenta para la rentabilidad y supervivencia de la empresa.

Complejo Zapata y 12

Menos aún se explica el proceso de licitación pública que siguieron las autoridades de la capital para conceder a la mencionada EPIA y a su socio privado, Iván Ávila López, la licencia de actividad en ese local. Ni tampoco qué materias primas importa Ávila López, bajo qué licencia, de dónde, qué productos y otra serie de interrogantes.

La información que llega al cubano que hace colas y vive para encontrar qué comer, es que allí se va a producir una media diaria de 400 litros de helado (entre 40 y 70 tinas), y que “esta producción podrá incrementarse a medida que se amplíe la capacidad tecnológica existente”. También que Ávila López calcula que al final de la jornada habrá unos 120,000 pesos en caja.

Estos “encadenamientos productivos” empiezan a proliferar en el páramo de los servicios en Cuba, en una política económica impulsada por el gobierno de la “continuidad” que abre las puertas a la privatización de bienes y servicios.

La falta de transparencia en el proceso, sumada a la asesoría de empresarios amigos del Kremlin, preocupa cada vez más a la sociedad civil cubana que es testigo de una privatización encubierta, de la cual quedan excluidos quienes no acaten las reglas de juego del Palacio de la Revolución.

Un mercado en Centro Habana, una papelería en el Miramar Trade Center, una tienda de telas y tapicería en El Vedado, una pizzería italiana, son algunos de los nuevos locales comerciales que, según el medio independiente 14ymedio, antes eran estatales y que ahora, por obra y gracia del “encadenamiento productivo”, están en manos privadas.

"Pareciera que son cosas revendidas de las tiendas MLC, pero eso se supone que no puede ser porque no está permitido", dijo a ese diario un anciano asombrado por los precios de los productos, más caros que en las tiendas MLC, cuando aparecen. “Son muchos más altos, están inflados, ese paquete de arroz por ejemplo cuesta 1,90 o 2 MLC y aquí vale 600 pesos cubanos", señaló una clienta.

El denominador común de todas estas nuevas empresas es el mismo: antes eran estatales y “de la noche a la mañana han pasado de manos estatales a manos privadas, sin licitación y sin previo aviso”, señaló el citado medio.

En abril de 2021, faltando tres meses para el estallido social del 11J en Cuba, el gobernante Miguel Díaz-Canel aseguraba en una reunión con cuentapropistas, representantes de empresas estatales y cooperativistas no agropecuarios de todo el país que "la revolución no va entregar el sector no estatal al enemigo".

"El sector estatal es nuestro", dijo tras comprometerse a seguir desarrollando la iniciativa privada de manera condicionada, insistiendo en que la iniciativa privada solo serviría como "complemento de la economía estatal".

Hasta la fecha, el gobierno cubano ha aprobado la creación de unos 6,300 actores económicos desde que comenzara el proceso en septiembre de 2021. De ellos, el 52 % correspondía a reconversiones de negocios preexistentes y el resto a “nuevos emprendimientos”. Datos desagregados informan que en torno al 70 % de ellas fracasan, la mayoría por razones burocráticas y escasez de materias primas.

No obstante, este domingo, las máximas autoridades de la ciudad, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Comité Provincial del Partido, y Reinaldo García Zapata, Gobernador de la ciudad, y otros cuadros y burócratas se desplazaron hasta El Vedado para respaldar una “iniciativa” que nace en la oscuridad a pocos metros del cementerio de Colón.

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