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Escritor Ángel Santiesteban-Prats recuerda torturas durante interrogatorios en Villa Marista

Contó que en una ocasión lo mantuvieron cuatro días sin dormir, obligándolo a despertar a cualquier costo si daba señales de cansancio.

Ángel Santiesteban-Prats © Facebook / Ángel Santiesteban-Prats
Ángel Santiesteban-Prats Foto © Facebook / Ángel Santiesteban-Prats

Este artículo es de hace 1 año

El escritor cubano Ángel Santiesteban-Prats recordó en un estremecedor post de Facebook las torturas recibidas durante interrogatorios en Villa Marista mientras cumplía una condena de cinco años por supuestos delitos de violación de domicilio y lesiones.

En su publicación, que surge a raíz de la difusión de algunos videos del mea culpa del poeta Heberto Padilla -que han generado polémica en las redes- Santiesteban-Prats contó las atrocidades cometidas por los agentes de la Seguridad del Estado, que en una ocasión lo mantuvieron cuatro días sin dormir, obligándolo a despertar a cualquier costo si daba señales de cansancio.

Captura de Facebook / Ángel Santiesteban-Prats

"Yo estaba plantado, llevaba como 12 días sin comer, solo tomaba agua. Pero sentía que el agua comenzó a venir ácida, estaba extraña, pensé que podía ser el efecto de la inanición. Me dieron mareos, pero pensaba que era por las horas sin sueño o la cervical por tanta tensión. Me sacaban las 24 horas del día, siempre eran tipos diferentes vestidos de uniforme verde olivo. Mi defensa, pensaba yo, era cerrar los ojos y dormirme frente a ellos, pero precisamente ése era su trabajo, no permitir que conciliara el sueño, por lo que golpeaban la mesa o me gritaban", escribió en su desgarrador relato.

Según reveló el autor de Dichosos los que lloran y guionista de Plantados -abierto opositor del régimen-, cuando estaba a punto de desfallecer, los guardias se ensañaban con él, lo sacaban del calabozo, le gritaban, lo arrastraban.

En medio de las torturas, su salud empeoró, le brotaron protuberancias en la piel que le hicieron sospechar que podían haberle inoculado algo en un suero cuando fue ingresado por dengue, una hipótesis bastante plausible, según le confirmó después un médico de confianza.

"Al salir de la prisión, a través de masones y en total silencio, me operaron los lipomas que crecían desmedidamente en mi cuerpo. Luego de narrarle a un médico de confianza me aseguró que en los días que me tuvieron ingresado por dengue, estando en prisión, pudieron inocularme lo que quisieran en los sueros, y el efecto por el agua ácida, era algún tipo de droga", agregó.

En su denuncia alegó que recurrieron también al chantaje a partir de sus hijos, a quienes acosaron insistentemente. Le mostraron fotografías del hijo encarcelado junto a delincuentes y lo manipularon para declarar contra su padre.

Santiesteban-Prats se suma con este post a la controversia suscitada a partir de la revelación de fragmentos de la autoinculpación del autor de Fuera del juego.

Con su rememoración de los procedimientos de tortura expone la actuación de un régimen capaz de "malograr" a un intelectual como Padilla, cuyo discurso en la UNEAC en 1971, ha sido leído como una actuación y una impostura, por unos, o como un síntoma de debilidad, por otros.

"Quizá, y está mal que lo diga, a mí siempre me interesó menos la vida, no la apreciaba tanto como Padilla. Quizá haya sido eso lo que me 'salvó', de no volverme loco, o quizá ya lo estaba y no era brillante, coherente, profundo como ese gran intelectual que fue Padilla y lo que significa para la cultura cubana. Lo cierto es que la misma brutalidad de la dictadura, filmó aquella reunión de flagelación, donde el único que tiene que sentirse avergonzado de que haya ocurrido es Fidel Castro, el gran sádico y todos sus secuaces", acotó el escritor.

Los videos, defendió, son el "legado" de denuncia de Padilla contra la dictadura.

Santiesteban-Prats fue inculpado por atropellar a un niño y darse a la fuga, violación, robo con fuerza, intento de asesinato y daños, cargos que no se sostuvieron y que, al parecer, pretendían dar un mensaje a otros intelectuales sobre lo que les esperaba si se oponían al sistema.

El escritor, que posee premios como el UNEAC (1995), Alejo Carpentier (2001), Casa de Las Américas (2006), Franz Kafka (2013), Reinaldo Arenas (2016) y Václav Havel (2020), ha sido víctima constante del acoso de las autoridades cubanas desde su excarcelación en 2015.

Por su participación en las protestas multitudinarias del 11 de julio de 2021 la policía lo persiguió y lo obligó a ocultarse para salvarse de ser aprehendido.

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