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Raúl Castro, a sus 93 años, ha incrementado notablemente sus apariciones públicas en los últimos meses, un cambio significativo respecto a su perfil reservado de años anteriores.
Este repunte en su actividad pública coincide con el agravamiento de la crisis económica y social en Cuba, lo que genera especulaciones sobre el motivo de su visible presencia en momentos críticos para el país.
En los últimos días, Raúl Castro asistió al Parlamento cubano, donde ordenó a los legisladores levantarse y alzar el puño, en una demostración simbólica de unidad y fuerza que recordó a gestos similares del año pasado.
Además, presidió un homenaje póstumo al comandante Camacho Aguilera, junto a Miguel Díaz-Canel, en un acto que subrayó su continuo protagonismo en ceremonias militares y políticas de alto perfil.
En el ámbito social, Castro entregó reconocimientos oficiales, reafirmando su papel ceremonial en eventos clave.
Recientemente visitó una escuela especial, intentando mostrar una imagen más cercana a la ciudadanía y a las poblaciones más vulnerables.
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En el plano diplomático, recibió a una delegación militar extranjera junto a Díaz-Canel, destacando que mantiene su influencia en las relaciones internacionales del país.
Este resurgimiento de actividades comenzó a visibilizarse desde septiembre, cuando Raúl Castro reapareció en el sepelio del general Espinosa Martín, y posteriormente en octubre, al recibir a un alto dirigente ruso.
Desde entonces, su presencia en actos públicos ha sido más frecuente, marcando una diferencia respecto a su anterior papel esporádico y reservado.
El contexto de estas apariciones coincide con un periodo de noticias desalentadoras para la población cubana. El régimen ha reconocido la falta de avances en los planes económicos para 2025, mientras los apagones y la crisis energética persisten sin soluciones a la vista.
Este escenario crítico podría estar impulsando a Raúl Castro a intentar proyectar estabilidad y liderazgo en un momento de evidente fragilidad institucional y descrédito del gobierno.
En conjunto, estas acciones parecen responder a una estrategia para reforzar la imagen de la dirección histórica del Partido Comunista en un momento donde la legitimidad del régimen enfrenta desafíos crecientes.
Las reiteradas apariciones de Raúl Castro buscan transmitir un mensaje de continuidad y control en medio de un panorama incierto para Cuba.
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