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El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció el lunes la transferencia de 11 hombres yemeníes desde la prisión de la bahía de Guantánamo a Omán, después de más de dos décadas detenidos sin cargos formales.
Esta acción se enmarca en los esfuerzos de la administración del presidente Joe Biden por reducir la población de la controvertida instalación, establecida en 2002 para albergar a sospechosos de terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Con esta reciente transferencia, el número de detenidos en Guantánamo se reduce a 15, la cifra más baja desde su apertura.
Entre los liberados se encuentra Sharqawi al Hajj, quien había protestado repetidamente su detención mediante huelgas de hambre y había sido hospitalizado en varias ocasiones.
Grupos de derechos humanos y algunos legisladores han instado a sucesivas administraciones estadounidenses a cerrar Guantánamo o, al menos, liberar a los detenidos que nunca fueron acusados de un delito.
La prisión llegó a albergar a unos 800 detenidos en su punto máximo.
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El gobierno de Biden ha trabajado para encontrar países dispuestos a recibir a estos detenidos no acusados, muchos de los cuales son originarios de Yemen, un país sumido en conflictos y controlado en parte por el grupo hutí, aliado de Irán.
Omán, un sultanato en el extremo oriental de la península arábiga, ha recibido a unos 30 prisioneros de Guantánamo en el pasado.
Sin embargo, las autoridades omaníes no han confirmado públicamente la llegada de los detenidos transferidos recientemente.
Tras esta transferencia, permanecen en Guantánamo seis hombres que nunca han sido acusados, dos condenados y siete más acusados por los ataques del 11 de septiembre, el bombardeo del USS Cole en 2000 y los atentados en Bali de 2002.
Desde su apertura, la prisión ha sido objeto de fuertes críticas por permitir la detención de personas sin cargos formales ni acceso a un juicio justo, lo que contraviene normas internacionales de derechos humanos.
Diversos informes han documentado el uso de métodos de interrogatorio considerados tortura, como el "submarino" (waterboarding), el aislamiento prolongado y la privación del sueño. Estas prácticas generaron condena internacional y dañaron la reputación de Estados Unidos.
A lo largo de los años, la prisión de Guantánamo ha sido escenario de múltiples liberaciones de detenidos que permanecieron encarcelados sin cargos formales.
En febrero de 2023, Estados Unidos liberó a dos hermanos paquistaníes, Abdul y Mohammed Rabbani, quienes estuvieron detenidos durante 20 años sin cargos en la base naval de Guantánamo.
Fueron repatriados a Pakistán después de ser acusados de proporcionar apoyo logístico a Al Qaeda, aunque nunca enfrentaron un juicio formal.
Ese mismo mes, Majid Khan, un antiguo mensajero de Al Qaeda, fue liberado tras 16 años de detención y reasentado en Belice. Khan, de 40 años, había sido transferido a Guantánamo en 2006 desde centros de detención secretos de la CIA y se convirtió en el primer prisionero en ser liberado de ese grupo bajo la administración Biden.
En mayo de 2021, el gobierno de Joe Biden autorizó la transferencia de tres presos de Guantánamo: los paquistaníes Saifullah Paracha y Abdul Rabbani, y el yemení Uthman Abdul al-Rahim Uthman.
Aunque se desconocía el destino y la fecha exacta de su traslado, esta decisión reflejaba los esfuerzos de la administración por reducir la población carcelaria y, eventualmente, cerrar la prisión.
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