Yoel Gallart Villalobos (19 de junio de 1979) está detenido desde el 12 de marzo en un centro de deportación de Gulkévichi, en la región de Krasnodar, en la invadida Crimea, ahora territorio ruso. Fue entregado a la Policía por su suegra para ser enviado de vuelta a Cuba después de seis años viviendo en Rusia. A quienes tienen en mente volar de La Habana a Moscú, en busca de un futuro mejor, les advierte: "Váyanse a otro país, que aquí están deteniendo inmigrantes".
Gallart no tiene estatus legal en ese país, pero allí han nacido sus tres hijos. Según ha explicado en una entrevista concedida a CiberCuba desde el centro de deportacion, los niños se están criando con la abuela porque su expareja tiene un problema grave de dependencia del alcohol y apenas se ocupa de los menores, que tienen dos y medio, cuatro y cinco años.
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En los seis años que compartieron como pareja, la mujer de Gallart no quiso regularizar la situación del padre de sus hijos y esto terminó por deteriorar y romper la relación. Tras la separación, él decidió seguir viviendo en el mismo edificio donde había residido con su exmujer para seguir viendo a sus hijos.
Los vecinos, asegura, dan fe de ello, y son los que le han estado ayudando, enviándole dinero al centro de deportación ya que al ser detenido, las autoridades rusas le cancelaron la tarjeta del banco y ahora mismo no tiene ningún tipo de documentación que acredite que es cubano o que tiene hijos en Rusia.
Él lo único que pide es no separarse de sus niños. Quiere estar con ellos en Cuba o en Sochi, la ciudad rusa donde han nacido sus hijos y donde él ha vivido todo el tiempo que ha permanecido de manera ilegal en Rusia, trabajando de carpintero o de cualquier cosa que aparecía en una ciudad turística, donde es imposible regularizarse como inmigrante. El único sueldo que entraba en la casa de su suegra era el suyo y le preocupa qué pueden necesitar sus hijos en este momento.
Natural de Matanzas, Gallart no recomienda a otros cubanos que viajen a Rusia en estos momentos porque asegura que están llevando a cabo una persecución permanente de los inmigrantes ilegales. De hecho, en el centro de deportación al que ha sido trasladado y donde no ha recibido ni atención consular por parte de las autoridades cubanas ni atención legal por parte de un abogado de oficio ruso, también hay un grupo de ocho cubanos que fueron enviados a ese lugar tras ser detenidos en Krasnodar (Crimea).
Aparte de los cubanos, hay inmigrantes de Vietnam, Afganistán, árabes y de todas partes del mundo. En su caso, él preferiría no ser deportado a Cuba, pero si eso llegara a ocurrir, reclama la custodia de sus hijos porque entiende que tras cinco años de separación impuesta por la expulsión del país, la relación con sus hijos se podría ver gravemente dañada.
Aunque a él no le han ofrecido marchar a la guerra de Ucrania a cambio de regularizar su estatus migratorio en Rusia, sí sabe de otros inmigrantes a los que les han hecho esa oferta. De momento, él desconoce qué futuro le espera. Lo único que tiene claro es que quiere estar con sus hijos en Cuba o en Rusia, pero con ellos.
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