Luis Antonio Rodríguez Griñán no pensó en la muerte, solo en su hija: el bus sin frenos descendía a toda velocidad por las curvas de La Farola, pero él se aferró al volante y a las ganas de regresar.
La tarde del 25 de marzo, una Yutong de Ómnibus Nacionales que había salido de Maisí rumbo a La Habana se quedó sin frenos mientras bajaba por uno de los tramos más peligrosos de la geografía cubana, y gracias a la hazaña de este hombre, todos llegaron a su destino sanos y salvos, recordó el oficialista periódico Venceremos.
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En silencio, sin alarmar a los pasajeros, el joven chofer decidió que no podía dejar que la tragedia ganara. Y no lo hizo.
“Me tocó uno de los retos más difíciles que se le puede presentar a un chofer: que los frenos no respondan, pero hay que seguir adelante”, relató Rodríguez.
“Cuando me sucedió eso bajando, no sé cuántas cosas pasaron por mi cabeza, aunque lo primero fue mi hija, que es el amor de mi vida”.
En medio del descenso, el bus comenzó a ganar velocidad peligrosamente. Este valiente hombre, con 31 años y nacido en Puriales de Caujerí, San Antonio del Sur, se mantuvo firme.
Zigzagueó con el timón para controlar el impulso de la gravedad y evitar que la guagua perdiera el control: a un lado, la montaña subía en vertical; al otro, el abismo se abría sin promesa de final feliz.
El silencio en la cabina contrastaba con la tensión que se apoderaba de los pasajeros, que pronto se dieron cuenta de que algo no andaba bien.
La guagua llegó a una curva cerrada y estuvo a punto de volcar. Rodríguez metió toda la fuerza, logró enderezarla y siguió.
Pero la siguiente curva era más peligrosa aún y sabía que no lograría girar.
Entonces tomó una decisión desesperada pero calculada: se abrió a la derecha y estrelló la Yutong contra la montaña, los arbustos y la vegetación detuvieron la marcha del ómnibus.
“Si llegaba a la curva siguiente de donde la logré parar por completo, no estuviera respondiendo todas estas preguntas”, confesó.
Cuando el vehículo por fin se detuvo, muchos pasajeros rompieron en llanto y corrieron a abrazarlo: todos estaban vivos.
“Créeme, amigo, una cosa es contarlo y otra vivirlo”, dijo.
Las imágenes del vehículo impactado contra la maleza no tardaron en viralizarse en redes sociales, y los comentarios coincidían en una sola cosa: el milagro fue obra del chofer, que actuó con sangre fría y responsabilidad sin alertar ni generar pánico.
Rodríguez nunca pensó en otra profesión pues desde niño, en cada viaje hacia su natal Puriales, soñaba con estar del otro lado del timón, vocación que nació de admirar a los choferes uniformados y con buena presencia.
Hoy conduce la ruta nacional más larga de Ómnibus Nacionales, entre La Habana y Maisí, y fue uno de los primeros en hacer ese trayecto completo, cuando se extendió la ruta hasta la capital maisiense.
A pesar del susto, asegura que no le teme a la loma: “Al que le gusta manejar, cualquier reto que le pongan siempre lo disfruta. Pronto subo de nuevo en el viaje de La Habana a Maisí. Vuelvo a la loma si Dios lo permite”.
Rodríguez salvó la vida de sus pasajeros sin buscar fama ni medallas. Lo hizo por su hija. Y por esa voluntad inquebrantable que empuja a muchos cubanos a seguir adelante, incluso cuando todo parece en bajada y sin frenos.
Preguntas frecuentes sobre el incidente del ómnibus sin frenos en La Farola
¿Quién es Luis Antonio Rodríguez Griñán y qué hizo en La Farola?
Luis Antonio Rodríguez Griñán es el chofer que salvó la vida de 45 personas al maniobrar un ómnibus sin frenos durante el descenso por La Farola, una de las carreteras más peligrosas de Cuba. Logró controlar el vehículo y detenerlo, evitando así una tragedia.
¿Qué medidas tomó el conductor para detener el ómnibus?
El conductor decidió impactar el ómnibus contra la montaña para detener su marcha, ya que los frenos no respondían. Esta acción, aunque arriesgada, fue calculada y permitió evitar una tragedia mayor en una curva más peligrosa.
¿Cuál fue la reacción de los pasajeros después del incidente?
Después de que el ómnibus se detuvo, los pasajeros rompieron en llanto y corrieron a abrazar al chofer, agradecidos por haber salvado sus vidas. Además, mostraron su gratitud tanto en persona como a través de las redes sociales.
¿Qué lecciones deja este incidente sobre la seguridad vial en Cuba?
El incidente reaviva la preocupación por el estado técnico de los ómnibus y la necesidad de un mantenimiento preventivo riguroso en rutas peligrosas como La Farola. Además, destaca la importancia de la agilidad y destreza de los conductores para evitar tragedias.
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