Santiago de Cuba a oscuras y hoteles iluminados: El resultado de la apuesta del régimen por el turismo internacional

Un video muestra a Santiago de Cuba en apagón mientras hoteles permanecen iluminados, reflejando la política del régimen que prioriza el turismo sobre las necesidades básicas de la población local.


Un video difundido en redes sociales por el comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada volvió a encender la polémica sobre las prioridades del régimen cubano.

En las imágenes, captadas desde una motocicleta en movimiento, se aprecia a la ciudad de Santiago de Cuba sumida en una densa oscuridad nocturna debido a un prolongado apagón, mientras que uno de sus hoteles más emblemáticos, el Casa Granda, permanece completamente iluminado.

Las escenas muestran calles enteras sin electricidad, edificios residenciales a oscuras y ciudadanos desplazándose entre tinieblas, en contraste con la intensa luz del hotel, símbolo de la oferta turística local.

El video recorre varias zonas del centro histórico y revela la crudeza de una realidad diaria para los santiagueros: el sacrificio de sus necesidades básicas en favor de una economía orientada al turismo internacional.

Esta situación no es nueva, pero vuelve a generar indignación por lo que representa. Mientras la mayoría de los cubanos padecen cortes eléctricos que duran horas, el régimen garantiza energía continua a hoteles destinados a atraer divisas extranjeras.

Esta disparidad refleja una política que prioriza los ingresos del turismo por encima del bienestar ciudadano, a costa de agudizar el malestar popular.


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"Esto no es eficiencia energética ni planificación, es simplemente una burla", comentó uno de los usuarios que compartió el video.

El caso del Hotel Casa Granda, visible desde varios puntos del centro de Santiago por su fachada encendida, se convierte así en un símbolo de las contradicciones del modelo económico del régimen cubano, que parece atender al extranjero mientras desatiende a su propio pueblo.

Inversión turística versus servicios públicos: Una política que profundiza la crisis energética

La escena de Santiago de Cuba a oscuras, con el Hotel Casa Granda resplandeciente, simboliza una política estatal que prioriza el turismo internacional en detrimento de las necesidades básicas de la población.

Desde que Miguel Díaz-Canel asumió la presidencia en 2018, el régimen ha intensificado las inversiones en el sector turístico a través del Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), mientras sectores esenciales como la salud pública y la energía han sufrido una notable desatención.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en 2024 las inversiones en servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler alcanzaron los 24.907 millones de pesos cubanos (CUP), colocándose como el principal destino del gasto en capital del país.

A ello se suman 11.936,5 millones de CUP dirigidos a hoteles y restaurantes, para un total superior a los 36.800 millones de pesos invertidos en actividades estrechamente vinculadas al turismo.

En contraste, la salud pública y asistencia social apenas alcanzó una inversión de 1.977,4 millones de CUP, mientras que la agricultura, ganadería y silvicultura recibió 2.645,5 millones, representando un exiguo 2,7 % del total de la inversión nacional.

Esta desproporción en la asignación de recursos ha tenido consecuencias palpables. Mientras se construyen hoteles de lujo como la Torre K-23 en La Habana, con un costo estimado entre 226 y 565 millones de dólares, las plantas termoeléctricas del país operan con equipos obsoletos y sin mantenimiento adecuado.

En octubre de 2024, un cubano se preguntó cuántas termoeléctricas podrían haberse reparado con el dinero destinado a la construcción de ese hotel, destacando que una planta de 300 MW, similar a la CTE Antonio Guiteras, cuesta entre 210 y 450 millones de dólares.

La crisis energética se ha agravado con apagones de hasta 20 horas diarias en algunas provincias, mientras que zonas turísticas como Varadero y hoteles en La Habana permanecen iluminados, evidenciando una distribución desigual de la energía eléctrica.

Este modelo de desarrollo, que favorece al turismo en detrimento de los servicios públicos, ha generado imágenes de lacerante desigualdad en el país, donde la mayoría de la población enfrenta carencias básicas mientras se destinan recursos a infraestructuras que no benefician directamente a los ciudadanos.

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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un periodista antes de su publicación.




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