En la que fue la emisión 63 de su podcast, los youtubers españoles del canal Black Mango dejaron constancia del temor que sintieron al ser citados por agentes del gobierno cubano durante su reciente viaje a la isla.
Lo que comenzó como una visita para grabar un documental terminó convirtiéndose en una experiencia marcada por la vigilancia, el hostigamiento y el miedo.

Todo estalló tras la publicación de una story aparentemente inocente, en la que mostraban el deterioro de un barrio cercano al Capitolio de La Habana. “Fue una publicación de 40 segundos donde simplemente hablábamos”, explican en su podcast. Sin embargo, la historia se viralizó rápidamente, circulando por redes sociales y medios digitales, lo que bastó para activar las alarmas del régimen.
Según relatan, comenzaron a notar tensión cuando una persona cercana a ellos, con quien coincidieron durante el recorrido, se les acercó llorando y les mostró una noticia sobre su story viral. “Mira lo que me acaban de mandar y tengo miedo porque están conmigo”, les dijo.
Ese mismo día, recibieron una llamada que los dejó helados: oficiales del gobierno querían reunirse con ellos urgentemente. En ese momento, los tres creadores entendieron que estaban en serios problemas.
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Aunque intentaron mantener la calma, sabían que algo no iba bien. “Cuando te dicen que quieren verte ‘para hablar’, tú ya sabes que no es una charla informal”, explican.
Uno de ellos incluso preparó un “plan de emergencia” en caso de que las cosas se salieran de control: ubicaciones de la embajada, contactos en el exterior y una señal secreta por si debía huir.
La reunión se dio finalmente en el apartamento donde estaban hospedados. Dos agentes, uno uniformado y otro vestido de civil, insistieron en subir al lugar, pese a la negativa inicial del grupo.
“En Cuba pasa mucho esto de los infiltrados”, comentaron. “Gente que parece civil pero trabaja para el gobierno, vigilando todo lo que haces sin que te des cuenta”.
Durante el interrogatorio, los oficiales reclamaron por la story viral: “Está causando mala imagen”, les dijeron. Los youtubers respondieron que su intención no era atacar al régimen, aunque reconocieron abiertamente: “Eso es una dictadura, no hay que discutirlo”.
Uno de ellos incluso se atrevió a decirles en la cara que el internet en Cuba “es una mierda”. Según contaron, los agentes les pidieron los teléfonos, revisaron las publicaciones y buscaron contradicciones en sus respuestas.
“Nos pidieron los pasaportes y ahí sí nos preocupamos. Pensamos: nos los van a quitar”, narran. A pesar de las tensiones, no fueron detenidos, pero la incertidumbre duró hasta el último segundo. “No sabíamos si nos iban a dejar salir del país o si nos iban a detener en el aeropuerto”.
Finalmente lograron abordar el vuelo de regreso, aunque la experiencia los dejó con una profunda preocupación por el pueblo cubano. “Si a nosotros, siendo extranjeros, nos hacen esto por una story, ¿qué no le harán al cubano de a pie?”, se preguntan. “¿A cuántos los desaparecen sin que nadie se entere?”.
Además del miedo, los youtubers también se fueron conmovidos por el valor de quienes, aun sabiendo el riesgo, se animaron a hablar frente a sus cámaras. Uno de ellos, cansado de callar, les pidió expresamente aparecer en el documental: “Ya lo perdí todo, si tengo que ir preso, que me metan preso”.
El viaje de Black Mango terminó en libertad, pero el testimonio que dejaron expone con crudeza una realidad que miles de cubanos viven a diario: la represión, la vigilancia constante y el castigo por decir lo que piensan. Una dictadura que no tolera ni siquiera una historia de Instagram.
El incidente guarda similitudes con el caso de Eva Cavero y Andrés Izarnótegui, una pareja de turistas peruanos deportada de Cuba en septiembre de 2024 tras grabar videos para su canal La Blue Kombi.
En esa ocasión, las autoridades los sacaron del hotel de madrugada, los interrogaron durante 12 horas, les confiscaron sus equipos, revisaron sus móviles y los expulsaron sin permitirles contactar a su embajada o recoger sus pertenencias. La acusación: “afectar la imagen del país”.
Ambos casos evidencian un patrón creciente de represión contra creadores de contenido extranjeros que documentan la realidad cubana desde una mirada crítica o independiente. El régimen cubano mantiene un férreo control sobre los contenidos que pueden circular dentro y fuera de la isla, especialmente aquellos que muestran escasez, pobreza o críticas al sistema.
Mira el video completo de Black Mango aquí:
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