Las negociaciones entre Rusia y Ucrania para alcanzar un alto el fuego se encuentran nuevamente en punto muerto tras una breve reunión celebrada este lunes en Estambul.
El encuentro, que apenas duró media hora, fue interrumpido por las severas condiciones impuestas por Moscú, que han sido calificadas por analistas internacionales como una "propuesta de máximos", muy lejos de una salida realista al conflicto.
La delegación rusa, encabezada por el exministro de Cultura y asesor del Kremlin, Vladimir Medinski, presentó un memorando que detalla exigencias políticas, militares y territoriales que Ucrania debería aceptar para que Rusia firme un cese de hostilidades.
Entre los puntos más polémicos, figura la entrega total de los territorios ocupados por Rusia —Crimea, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón— y la retirada inmediata de todas las tropas ucranianas que los defienden.
Además, el Kremlin exigió que Ucrania renuncie formalmente a unirse a la OTAN o a cualquier otra alianza militar internacional, reduzca considerablemente el tamaño de sus Fuerzas Armadas y disuelva los batallones que Moscú tilda de "nacionalistas".
También solicitó la celebración de elecciones bajo supervisión rusa antes de firmar un acuerdo de paz definitivo, dejando una vez más en evidencia la enferma ojeriza de Vladimir Putin hacia el líder ucraniano Volodimir Zelenski.
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En el ámbito diplomático y económico, Rusia demandó el levantamiento total de las sanciones impuestas por Ucrania y sus aliados, así como el restablecimiento del tránsito de gas ruso a través del territorio ucraniano. En paralelo, exigío que Kiev abandone toda intención de reclamar indemnizaciones por los daños provocados durante la guerra.
El memorando también incluyó condiciones socioculturales, como el reconocimiento del ruso como lengua oficial en Ucrania y la rehabilitación de la iglesia ortodoxa subordinada al Patriarcado de Moscú.
En materia de seguridad internacional, Moscú planteó la prohibición expresa de presencia de tropas extranjeras en suelo ucraniano y la firma de un acuerdo que impida el desarrollo, adquisición o despliegue de armas nucleares.
La respuesta de Ucrania no se hizo esperar. El ministro de Defensa ucraniano y jefe de la delegación, Rustem Umérov, lamentó que Rusia entregara su lista de exigencias solo al momento de comenzar la reunión. "Nosotros compartimos nuestras posiciones con antelación, esperando reciprocidad para avanzar hacia resultados concretos", declaró.
Ucrania, que busca un alto el fuego de al menos 30 días como medida para avanzar en un proceso de paz más amplio, anunció que responderá oficialmente a las propuestas rusas en el transcurso de una semana.
Entre sus propias condiciones, Kiev ha reiterado su exigencia del regreso de los niños secuestrados por las fuerzas rusas, la liberación inmediata de prisioneros y el cese incondicional de los combates.
Por su parte, Zelenski volvió a solicitar un encuentro cara a cara con Putin para tratar personalmente los temas clave del conflicto, pero desde Moscú ya han respondido que tal reunión solo será posible una vez que las delegaciones logren acuerdos sustanciales.
En ese sentido, Umérov reiteró que la paz no puede negociarse bajo condiciones impuestas por el agresor y pidió a la comunidad internacional intensificar la presión sobre Moscú para evitar que el proceso se convierta en una fachada diplomática sin compromiso real.
La reunión de Estambul se produce en un momento de elevada tensión militar. Tan solo un día antes, Ucrania ejecutó un operativo con drones que destruyó un tercio de la flota de bombarderos estratégicos rusos, en lo que ha sido considerado el ataque más exitoso en territorio ruso desde el inicio de la invasión en 2022.
Moscú respondió este lunes con nuevos bombardeos sobre la región de Jarkov, que dejaron al menos seis heridos, entre ellos un menor de edad.
Mientras tanto, mediadores internacionales de Francia, Alemania y Reino Unido intentan facilitar el diálogo, aunque reconocen que las posturas siguen profundamente alejadas. Turquía, anfitriona del proceso, ha manifestado su voluntad de continuar como sede neutral en busca de una salida diplomática al conflicto que ya supera los tres años.
Pese a la firmeza de las demandas rusas, algunos observadores advierten que podrían estar formuladas como punto de partida para futuras negociaciones, en las que Moscú estaría dispuesto a moderar sus exigencias a cambio de concesiones estratégicas. Sin embargo, en el terreno, la guerra continúa sin señales claras de una tregua duradera.
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