Ni extra, ni virgen, ni de oliva: cineasta cubano Kiki Álvarez denuncia estafa con botella de aceite

Una botella sellada, supuestamente de aceite de oliva, resultó ser un líquido claro, insípido e inholoro, sin rastro de lo que prometía, denunció el cineasta. El producto, adquirido en una mipyme del barrio habanero de Miramar, expone la total ausencia de controles y evidencia que la legislación cubana vigente deja al consumidor prácticamente indefenso.

El truco está en la letra pequeña: 95% de girasol, 5% de oliva. Publicidad engañosa con sello y todo. Foto © Facebook/Kiki Álvarez

Una simple botella de aceite adquirida en una mipyme ubicada cerca de la Embajada de México en el barrio de Miramar, en La Habana, sirve como ejemplo crudo del estado de abandono en que se encuentra el consumidor cubano.

“La nueva estafa. Ni extra, ni virgen, ni de oliva”, denunció en su perfil de Facebook el director de cine cubano Enrique “Kiki” Álvarez, quien pensó haber comprado en el referido comercio privado aceite de oliva extra virgen, pero terminó siendo un “aceite claro, líquido e inholoro, esperemos que comestible”.

Captura de Facebook de Kiki Álvarez

Álvarez explicó que la botella venía sellada lo que sugiere que el engaño no ocurrió en el punto de venta, sino en la cadena de suministro: importador, suministrador o ambos.

El producto -presuntamente mezclado o diluido, y etiquetado de forma ambigua- es solo un ejemplo más de cómo operan negocios sin ningún control de calidad efectivo en un país donde las regulaciones están ausentes o se hacen de la vista gorda.

A todo esto estamos expuestos por una economía disfuncional que no tiene siquiera mecanismos de control de calidad. Por no hablar de las frutas “inyectadas”, las mantequillas pasadas por agua, y otros desmanes que llevamos años sufriendo como consumidores de quinta categoría”, argumentó el cineasta.


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Y agregó: “Lo comparto como síntoma, como diagnóstico de la podredumbre moral y física que estamos viviendo, sé muy bien que la inmensa mayoría de la gente de este país no puede siquiera ejercer el derecho o la aspiración de consumir productos sanos para su salud. Es el bloqueo lo sé. Y también nuestra falta de imaginación para gestionarlo”.

Foto: Facebook de Kiki Álvarez

En los comentarios al post, otros usuarios confirmaron haber caído en la misma trampa. Algunos pagaron 1,500 pesos, otros hasta 3,800, sin notar que la composición real -95 % de aceite de girasol y apenas 5 % de oliva extra virgen- aparece escondida como parte de “la letra pequeña” y en inglés, mientras el envase resalta lo que vende: “aceite de oliva”. La estafa está legalmente camuflada, pero moralmente es frontal.

El reclamo colectivo deja al descubierto un patrón. No se trata solo de un aceite mal etiquetado, sino de una red de comercialización que abusa de la necesidad y de la desinformación. Los vendedores, en muchos casos, saben exactamente lo que están poniendo en el estante. Pero la venta manda. Y en un mercado sin reglas claras, la responsabilidad se diluye entre productor, proveedor y vendedor final. Al consumidor solo le queda pagar —y callar.

Un reflejo perfecto de un país donde la escasez ya no es solo de productos, sino de ética, vigilancia institucional y respeto por la salud de la gente.

Para una inmensa mayoría de los cubanos el tan cacareado sistema de protección al consumidor es una burla, mientras no son pocos los ciudadanos que admiten que “los cubanos ya casi se han acostumbrado a que los traten mal” en los comercios, sean estatales o privados.

La televisión cubana ha dedicado críticas a la gestión de negocios privados. En un reportaje, la vocera oficialista Talía González afirmó meses atrás que “la mayoría de los productos de primera necesidad en moneda nacional se encuentran en establecimientos del sector no estatal, pero no cumplen con los precios establecidos”.

El reportaje se centró en los "precios abusivos" de las mipymes, mientras ignoraba que las tiendas en dólares del gobierno han impuesto costos aún más elevados. A pesar de que el gobierno exige a las mipymes vender productos a precios controlados, los propios emprendedores deploran que los mercados mayoristas estatales no les ofrecen insumos suficientes.

Las constantes denuncias sobre la baja calidad de los productos alimenticios han generado preocupación entre la población cubana, que cada vez tiene menos opciones para garantizar una alimentación adecuada. En paralelo, el gobierno sigue impulsando la dolarización de la economía con tiendas donde solo pueden comprar quienes reciben dólares del exterior.

En marzo, el actor y activista cubano Daniel Triana Rubio, conocido en redes sociales como Danielito Tri Tri, compartió su experiencia a través de su cuenta de Facebook con los alimentos que se venden en mipymes.

"Últimamente uno compra cualquier galletica, sorbeto, chocolate u otra cosa en cualquier kiosquito (mipyme) y hay una probabilidad altísima de que esté en mal estado. Todo rancio, socato, vencido. La harina del pan sabe a saco", expresó.

La publicación de Triana se sumó a una serie de reportes sobre la mala calidad de los alimentos en Cuba, en especial los del sector estatal. Uno de los casos más emblemáticos sobre la mala calidad de productos y servicios es la icónica heladería estatal Coppelia, en el Vedado habanero.

La locutora Laritza Camacho visitó la conocida como Catedral del Helado tras su reapertura y evidenció que, a pesar de las promesas de mejoría, el lugar seguía ofreciendo pocas opciones de sabores y servicios deficientes.

En septiembre de 2024 trascendió que en el Piano Bar “El Dorado”, un espacio céntrico, ubicado entre el emblemático Parque Vidal y el Boulevard de Santa Clara, en la provincia de Villa Clara, se cometían varias infracciones que iban desde cobros excesivos hasta engaños a los consumidores.

También una madre cubana denunció que el arroz normado que recibió en la bodega estaba infestado de gorgojos, sugiriendo que el gobierno mantiene los productos almacenados en reservas militares y los distribuye solo cuando están a punto de echarse a perder.

Otro caso relevante ocurrió en Santiago de Cuba, donde en febrero los ciudadanos denunciaron la mala calidad del pan normado, el cual llegó a las panaderías con una textura de mala calidad, partes quemadas y sabor extraño.

Preguntas frecuentes sobre la calidad de productos y economía en Cuba

¿Por qué se denunció la estafa con la botella de aceite en Cuba?

La estafa fue denunciada debido a que la botella, vendida como aceite de oliva extra virgen, contenía principalmente aceite de girasol. El cineasta cubano Kiki Álvarez descubrió que la composición verdadera estaba oculta en la letra pequeña y en inglés, exhibiendo una práctica engañosa en la cadena de suministro y venta en Cuba.

¿Cómo afecta la falta de control de calidad a los consumidores cubanos?

La falta de control de calidad deja a los consumidores expuestos a productos de baja calidad y potencialmente dañinos. Este problema se agrava por la economía disfuncional de Cuba, donde las regulaciones son insuficientes y se toleran prácticas comerciales engañosas, afectando la salud y el bienestar de los ciudadanos.

¿Qué papel juegan las mipymes en la economía cubana actual?

Las mipymes en Cuba se han convertido en actores clave debido a la escasez de productos en tiendas estatales. Sin embargo, enfrentan críticas por los altos precios y la baja calidad de los productos, lo que refleja la falta de insumos y el colapso de los mercados mayoristas estatales. A pesar de ello, estas pequeñas empresas privadas son muchas veces la única fuente de bienes esenciales para la población.

¿Cómo impacta la dolarización parcial en Cuba?

La dolarización parcial de la economía cubana ha acentuado la desigualdad económica, permitiendo el acceso a productos básicos solo a quienes reciben remesas o tienen acceso a divisas. Esto deja a la mayoría de los cubanos, que cobran en pesos, fuera de estas tiendas, profundizando la brecha social y económica en la isla.

¿Cuál es la situación actual de la calidad de los alimentos en Cuba?

La calidad de los alimentos en Cuba ha sido objeto de numerosas denuncias, tanto en el sector estatal como en mipymes. Los consumidores reportan productos vencidos, adulterados y con aditivos químicos, reflejando la carencia de un sistema efectivo de control de calidad que garantice la seguridad alimentaria.

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