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Hugo Calderano, actual campeón de la Copa del Mundo de tenis de mesa y uno de los mayores nombres del deporte a nivel global, se ha visto forzado a retirarse del torneo WTT US Smash en Las Vegas debido a un impedimento migratorio vinculado a su participación previa en un torneo en Cuba.
Calderano, ciudadano portugués y estrella del tenis de mesa brasileño, había seguido el procedimiento habitual para entrar a Estados Unidos bajo el sistema ESTA, al que tienen derecho los ciudadanos de la Unión Europea.
Sin embargo, su solicitud fue bloqueada por un motivo inesperado: viajó a Cuba en 2023 para participar en los Campeonatos Panamericanos y el clasificatorio olímpico hacia París 2024, eventos avalados por la Federación Internacional de Tenis de Mesa (ITTF).
Según el comunicado oficial del propio Hugo en su sitio web, las autoridades migratorias estadounidenses le informaron que ya no calificaba para la exención de visado debido a su paso por la isla caribeña.
El deportista intentó obtener una visa de emergencia con respaldo de la Asociación Estadounidense de Tenis de Mesa (USATT) y del Comité Olímpico y Paralímpico de EE.UU. (USOPC), pero aunque la solicitud fue aceptada, no hubo tiempo para agendar la entrevista consular antes del torneo, que comenzó el pasado jueves 3 de julio.
“Seguí el mismo protocolo que en todos mis viajes anteriores con mi pasaporte portugués. Cuando me informaron de la situación, movilicé a todo mi equipo para obtener un visado de emergencia, pero lamentablemente no hubo tiempo suficiente”, explicó Calderano.
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“Es frustrante quedar fuera de una de las competiciones más importantes de la temporada por causas ajenas a mi voluntad, sobre todo después de obtener resultados tan positivos”.
Y es que el momento que vive Hugo es excepcional: en los últimos dos meses ha ganado la Copa del Mundo, se colgó la plata en el Campeonato Mundial y se alzó con el WTT Star Contender de Ljubljana el pasado fin de semana. Además, cerró su ciclo con el club alemán Liebherr Ochsenhausen llevándolo al título de liga tras nueve temporadas.
A sus 28 años, este joven nacido en Río de Janeiro domina siete idiomas, toca el violín, resuelve cubos Rubik en menos de seis segundos y tiene un récord histórico: es el primer jugador no asiático ni europeo en ganar la Copa del Mundo de tenis de mesa.
El pasado abril, en Macao, derrotó al número uno, dos y tres del mundo para coronarse campeón, rompiendo una hegemonía que parecía indestructible. “Podía haber sido campeón en cualquier disciplina, pero eligió una raqueta y una mesa”, escribió un periodista deportivo.
Su camino al éxito fue precoz y atípico. Aprendió a leer solo a los 4 años, dominó las matemáticas sin lápiz ni papel, y comenzó a entrenar tenis de mesa a los 2 años. A los 14, ya se había mudado a São Paulo para integrar la selección nacional, y hoy suma seis oros panamericanos, una Copa del Mundo, una medalla mundial y múltiples títulos en ligas de Japón, Alemania y Rusia.
Lady Phyll, otro rostro del veto
Aunque el caso ha generado sorpresa en la comunidad deportiva internacional, no es la primera vez que un viaje a Cuba se convierte en obstáculo para atletas o figuras extranjeras.
Las restricciones migratorias impuestas por Estados Unidos incluyen penalidades para quienes hayan visitado países bajo embargo o en listas especiales, como es el caso de Cuba, Irán, Corea del Norte y Siria. Incluso una visita oficial o deportiva puede marcar el pasaporte de por vida.
Unos días antes, Lady Phyll, voz emblemática de la comunidad LGBTQIA+ en el Reino Unido, sufrió una experiencia similar al intentar viajar a Washington para pronunciar el discurso inaugural en la conferencia de derechos humanos del WorldPride 2025.
Tras su visita reciente a Cuba, que describió como un viaje de “solidaridad, aprendizaje y amor”, su entrada a EE.UU. fue bloqueada por el mismo motivo.
“Los sistemas que tratan de silenciarnos ya deberían saber: no desaparecemos por ser silenciades. Todavía aparezco”, escribió en Facebook, antes de pronunciar su discurso por videollamada.
En su intervención virtual, denunció el uso de leyes coloniales como arma contra la comunidad LGBTQIA+ y pidió unidad en la lucha por la justicia.
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