El presentador oficialista Michel E. Torres Corona se mofó abiertamente en redes sociales de las crecientes voces de cubanos que exigen retirar el programa Con Filo de la televisión nacional.
"Ah, bueno, si lo piden los cubanos... ¡que nos financien los noruegos!", escribió en tono sarcástico en su cuenta de Facebook, reproduciendo el titular de la nota publicada por CiberCuba que recogía el rechazo popular al espacio que conduce.

Lejos de mostrar autocrítica o empatía, el comunicador respondió con burla a las numerosas opiniones que circulan en redes sociales sobre el carácter propagandístico del programa. En la misma publicación, Torres Corona se limitó a anunciar una presentación musical en La Habana, ignorando el debate generado por sus recientes quejas sobre la supuesta falta de recursos para producir Con Filo.
Días atrás, el presentador se había lamentado en redes de que el programa se realiza “cada vez con menos recursos”, lo que provocó una oleada de comentarios donde internautas criticaron el uso de fondos públicos en una producción considerada por muchos como “innecesaria”, “parcial”, “propagandística”, “manipuladora” y alejada de la realidad del pueblo cubano.
“Que le quiten el programa y con ese dinero compren medicinas”, comentó un usuario. Otros reclamaron que se destinara el presupuesto de Con Filo a escuelas, hospitales o comedores sociales, en un país donde la escasez golpea todos los sectores menos el aparato propagandístico estatal.
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El rechazo ciudadano también cuestionó la postura de víctima adoptada por Torres Corona, quien ha insistido en que su espacio es independiente dentro del marco revolucionario, mientras descalifica a medios críticos y creadores de contenido con mayores audiencias.
La ironía de que se burle de las críticas mientras goza de un programa con respaldo estatal no ha pasado desapercibida. Para muchos cubanos, este tipo de respuesta confirma la desconexión entre los voceros del oficialismo y las urgencias reales de la población.
Sarcasmo oficialista contra la sociedad civil
El desprecio hacia las voces críticas no es exclusivo de Torres Corona. Los presentadores de Con Filo han hecho del sarcasmo una herramienta sistemática para ridiculizar a activistas, artistas y periodistas independientes, en una estrategia que combina burla, manipulación y desinformación.
Recientemente, Gabriela Fernández, otra de las presentadoras del programa, reapareció en pantalla tras una gira por España, donde enfrentó protestas de cubanos exiliados. En su regreso, lanzó con tono irónico: “Debo admitir, con mucho pesar, que mi misión de instaurar el comunismo en Europa… no se pudo”, minimizando así las muestras de rechazo que vivió fuera de la isla.
Durante su estancia en Europa, Fernández tuvo acceso a espacios protegidos por la legalidad democrática para difundir el discurso del régimen, negando la entrada a críticos cubanos e incluso provocándolos públicamente. En contraste, en Cuba, los comunicadores independientes enfrentan represión, vigilancia y prisión por ejercer la libertad de expresión.
Torres Corona también ha demostrado desprecio hacia los problemas reales del pueblo cubano. En 2022, se burló de las medidas de ahorro energético en Europa comparándolas con los apagones masivos en Cuba.
“Estamos más que familiarizados con los recortes obligatorios de consumo eléctrico”, dijo con sorna, en una muestra de cinismo que generó indignación entre quienes padecen hasta 20 horas sin electricidad.
Además, ha utilizado el programa para atacar a figuras como Yordenis Ugás y La Diosa. Del boxeador, se mofó tras una derrota deportiva, insinuando que sus críticas al régimen eran parte de un fracaso general. A la cantante, la ridiculizó por su tema 'Cuba primero', colocándolo entre las “peores canciones contrarrevolucionarias”, e ironizando con frases como “cara amiga” y “fortísimo abrazo”.
Tampoco ha dudado en celebrar la expulsión del activista Magdiel Jorge Castro de Bolivia, o desacreditar plataformas críticas como El TOQUE, con comentarios que, según denuncias de académicos y defensores de derechos humanos, constituyen “bullying institucional” desde medios públicos.
Este uso del sarcasmo como herramienta política refleja el nivel de desconexión de los voceros del régimen con los sufrimientos cotidianos de los cubanos. Como señaló el abogado Eloy Viera Cañive: “Las cosas en Cuba no están para chistecitos, pero prefieren burlarse de la gente antes que dar respuestas”.
Fijación propagandística con CiberCuba
El programa Con Filo, producido por el portal estatal Cubadebate y transmitido en horario estelar de la televisión nacional, ha demostrado una obsesión sostenida con CiberCuba, uno de los medios independientes que más alcance tiene en redes sociales.
A lo largo de múltiples emisiones, ha dedicado segmentos enteros a desacreditar artículos, titulares y reportajes publicados en esta plataforma, a menudo recurriendo a la manipulación de contenido, el sarcasmo ofensivo y la descontextualización de noticias.
En sus monólogos, el presentador Torres Corona acusa reiteradamente a CiberCuba de formar parte de una “maquinaria mediática financiada por gobiernos extranjeros” para desestabilizar al país, sin aportar pruebas verificables.
La narrativa oficialista lo ha convertido en un blanco habitual del programa, que incluso muestra el logo del medio y fragmentos editados de sus publicaciones para alimentar su discurso.
Las agresiones verbales no se limitan al espacio televisivo. Tanto Torres Corona como su compañera Gabriela Fernández han utilizado sus redes sociales y emisiones paralelas, como La Correspondencia, para arremeter contra CiberCuba, sus periodistas y colaboradores.
En varias ocasiones, han lanzado acusaciones directas de “mercenarismo” y “mentira premeditada”, y han ridiculizado públicamente coberturas relacionadas con los apagones, las protestas del 11J o las denuncias sobre represión y crisis hospitalaria.
Esta actitud ha sido denunciada por organizaciones internacionales como ARTICLE 19 y el ICLEP, que advierten sobre el uso de medios estatales cubanos para ejecutar campañas de descrédito contra voces críticas.
La constante mención a CiberCuba en Con Filo no solo confirma su impacto en la opinión pública, sino también la incomodidad del aparato oficial ante medios independientes que documentan y visibilizan la realidad que el régimen intenta silenciar.
El ensañamiento con CiberCuba responde a un patrón de comunicación diseñado para aislar y criminalizar a los medios independientes que mantienen una línea editorial crítica con el régimen.
Al convertirlo en antagonista recurrente, Con Filo no solo busca desacreditar su credibilidad ante la audiencia interna, sino también reforzar la narrativa oficial de que toda denuncia pública es parte de una supuesta conspiración financiada desde el extranjero.
Esta estrategia permite al programa evitar debates sobre hechos verificables —como la represión política, la miseria económica o la censura— y desplazar el foco hacia ataques personales, desprestigio moral y campañas de odio.
A través de este mecanismo de propaganda, los presentadores del espacio se presentan como defensores del “pensamiento revolucionario”, mientras deslegitiman sistemáticamente cualquier voz que exponga verdades incómodas para el poder.
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