Roberto Ruiz Torres, un cubano originario de Matanzas, ha pasado casi tres décadas sobreviviendo en las calles de Miami.
Su historia, difundida por la página de Facebook Conducta Dade, refleja el lado más duro de la migración: el desarraigo, la soledad y la lucha constante por subsistir sin un techo ni el respaldo de una familia cercana.
En un video compartido por la plataforma, Roberto, de 73 años, narra cómo llegó a Estados Unidos durante el éxodo del Mariel en 1980, siendo entonces apenas un joven sin familiares que lo acogieran.
Desde aquel momento, su vida estuvo marcada por errores, malas decisiones y la falta de oportunidades legales para rehacer su camino.
"Hice cosas malas, pero las hice, y las pagué caro. Lo más triste es vivir en la calle, sin puertas, sin ventanas, sin nadie que te proteja. Nos roban, tenemos que pelear por un poco de comida. Estamos vivos por la gracia de Dios, pero no tenemos vida", confesó.
Roberto asegura que en estos 27 años ha trabajado cuando le ha sido posible, como pescador o pintor.
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También ha estado en refugios temporales, pero siempre es desalojado a los pocos días.
"Nunca me han puesto la llave en un apartamento. Yo, como muchos, lucho, pero sin documentos es imposible. En este país todo es muy caro, la gente quiere ayudar pero no puede", lamentó.
Su relato está atravesado por la nostalgia de Cuba y el dolor de no haber podido reencontrarse con su familia en Matanzas.
Mantiene contacto ocasional con sus hermanas y sobrinos gracias a la ayuda de amigos, y aunque reconoce que cada llamada es un alivio, a la vez siente una profunda tristeza: "Ellos quieren lo mejor para mí, que yo esté bien, saber de mí".
La crudeza de su día a día en las calles es evidente en sus palabras: violencia, inseguridad, hambre y el constante sentimiento de ser invisible para la sociedad.
"En estos momentos nadie está seguro aquí. Te roban, te caen a golpe para quitarte una bicicleta. Dormimos en la acera, es lo más horrible. Es otro mundo, un bajo mundo donde no existen leyes, solo el más fuerte", denunció.
A pesar de su amarga experiencia, Roberto conserva un orgullo íntimo: nunca se involucró en el narcotráfico ni en delitos violentos. "Eso es lo que me mantiene vivo: no he hecho mal a nadie, no he vendido veneno, no he robado", sostuvo.
Hoy, con 73 años, se describe a sí mismo como "muerto en vida" y reconoce que el destino de muchos en su situación es morir bajo un puente o en una acera.
Sin embargo, también transmite un mensaje a las nuevas generaciones: alejarse de los falsos sueños del dinero fácil y aferrarse a la fe.
"Jesucristo es el único que nos mantiene vivos. Yo he salvado vidas desde hace muchos años: en carros, en canales, en la playa, en el mar..., porque él me ha puesto ahí, yo nunca le he fallado. Solo Dios tiene la respuesta, los hombres no la tienen", aseguró.
En su despedida, el cubano envió un mensaje cargado de amor y arrepentimiento a su familia en la Isla: "Los quiero mucho, siempre los he extrañado, les pido disculpas. Saber que no se han olvidado de mí me da fuerza para seguir viviendo".
El testimonio de Roberto Ruiz Torres es un retrato desgarrador de una realidad que viven no pocos migrantes en Estados Unidos: la del desamparo y la exclusión, pero también la de la resistencia y la fe como último refugio.
Preguntas frecuentes sobre la experiencia de los migrantes cubanos en Estados Unidos
¿Cómo ha sido la vida de Roberto Ruiz Torres en las calles de Miami?
Roberto Ruiz Torres, un cubano de Matanzas, ha vivido en las calles de Miami durante 27 años. Su vida ha estado marcada por el desarraigo, la soledad y la lucha constante por sobrevivir sin un hogar ni el apoyo de una familia cercana. A pesar de trabajar en empleos ocasionales como pescador o pintor, la falta de documentos le ha impedido establecerse de manera estable. Su historia refleja la dura realidad que enfrentan muchos migrantes en Estados Unidos.
¿Cuáles son las principales dificultades que enfrentan los migrantes cubanos en EE.UU.?
Los migrantes cubanos en Estados Unidos enfrentan varios desafíos, incluyendo la falta de oportunidades legales para regularizar su estatus migratorio, el alto costo de vida y la precariedad laboral. Muchos deben trabajar largas horas en empleos mal remunerados y enfrentan el riesgo constante de deportación. Además, el sistema migratorio riguroso y las políticas restrictivas agravan la situación de vulnerabilidad y desamparo.
¿Por qué algunos migrantes cubanos consideran que el sueño americano es inalcanzable?
Muchos migrantes cubanos consideran que el sueño americano es inalcanzable debido al alto costo de vida, los bajos salarios y la falta de oportunidades laborales estables. A menudo, enfrentan deudas y gastos que superan sus ingresos, lo que les impide disfrutar de una calidad de vida adecuada. El testimonio de migrantes como Roberto Ruiz Torres revela que la realidad económica y social en EE.UU. puede ser muy diferente a las expectativas que tenían al emigrar.
¿Cómo afecta la revocación del parole humanitario a los cubanos en EE.UU.?
La revocación del parole humanitario afecta a miles de cubanos que se encuentran en Estados Unidos bajo este beneficio migratorio. Estos migrantes pierden su estatus legal temporal y su permiso de trabajo, lo que los convierte en deportables. La medida ha generado indignación y preocupación en la comunidad cubana, que ve cómo sus familias y seres queridos enfrentan el riesgo de ser separados y deportados.
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