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El escenario del Ballet Nacional de Cuba, alguna vez símbolo del orgullo cultural de la isla, se vacía cada vez más. Jóvenes artistas formados en la prestigiosa escuela fundada por Alicia Alonso están haciendo las maletas y marchándose al extranjero, empujados por la crisis económica y el deseo de un futuro digno para ellos y sus familias.
“No es por el Ballet Nacional de Cuba, sino por lo que sucede fuera de él… lo que te hace darte cuenta de que necesitas un futuro mejor para ti y tu familia”, confesó a The New York Times la bailarina Carolina Rodríguez, de 21 años, quien el año pasado dejó la compañía para unirse al Ballet Nacional Noruego, en Oslo.
Rodríguez recuerda que en La Habana sobrevivía con un salario de apenas 14 dólares mensuales, mientras ensayaba en locales sofocantes, entre apagones y escasez de zapatillas de punta atrapadas en la aduana.
Hoy, gana 3,200 euros al mes, dinero que le permite ayudar a su familia en Cuba y darse lujos que en la isla eran inimaginables, como invitar a sus padres y abuelos a cenar en un restaurante. “Era algo que quería hacer desde hacía mucho tiempo”, contó emocionada.
El caso de Rodríguez no es aislado. Narciso Medina, de 26 años, también abandonó la compañía en 2022 y hoy baila con el BalletMet en Ohio, Estados Unidos.
“En Cuba, las cosas que consideramos un lujo son normales aquí, como tener internet las 24 horas o comer chocolate”, dijo al diario estadounidense.
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Aunque sueña con volver, reconoce que eso solo sería posible si mejoran la política y la economía de la isla. “Si esas cosas cambian, volveré. Pero no creo que cambien”, afirmó.
Un éxodo que refleja la crisis del país
La fuga de bailarines no es nueva, pero se ha intensificado en los últimos años. Desde la década de 1960, grupos de artistas desertaban durante giras internacionales. Sin embargo, la magnitud actual refleja la profundidad de la crisis cubana: inflación disparada, apagones diarios de hasta 10 horas, supermercados vacíos y un turismo desplomado que ha obligado incluso al gobierno a pedir ayuda al Programa Mundial de Alimentos.
El Ballet Nacional de Cuba, que en su momento contó con más de 100 bailarines, hoy apenas llega a 55. Una cifra que devuelve a la compañía a su tamaño original, cuando todavía luchaba por abrirse paso en el panorama internacional.
Para muchos, la decisión de irse no se trata de ambiciones artísticas, sino de supervivencia. “Los bailarines que quedan están atrapados entre la supervivencia y el arte”, resumió Eduardo Vilaro, director del Ballet Hispánico de Nueva York, citado por The New York Times.
Entre la gloria y el sacrificio
El ballet ha sido durante décadas un emblema de la revolución cubana, una vitrina cultural que mostraba al mundo disciplina, belleza y talento. Pero detrás de las luces, la precariedad ha ganado terreno.
Jóvenes como Rodríguez y Medina crecieron soñando con brillar en la compañía fundada por Alicia Alonso; hoy, ese mismo sueño los empuja a buscar refugio en escenarios extranjeros donde la danza les garantiza, además de arte, una vida digna.
“Decidí que quería apoyarlos y no quería ser una carga para ellos”, dijo Rodríguez sobre su familia, explicando la razón principal de su partida.
El éxodo de los bailarines se suma al de médicos, músicos, atletas y miles de cubanos que en los últimos años han abandonado la isla. Un reflejo de un país que se desangra no solo de talento, sino también de esperanza.
Preguntas frecuentes sobre el éxodo de bailarines cubanos
¿Por qué los bailarines cubanos están dejando el país?
Los bailarines cubanos están dejando el país principalmente por la crisis económica y la búsqueda de un futuro digno para ellos y sus familias. En la isla, enfrentan salarios bajos, apagones constantes y falta de recursos básicos, lo que los empuja a buscar oportunidades laborales en el extranjero donde pueden mejorar significativamente su calidad de vida.
¿Cuáles son las dificultades que enfrentan los bailarines en Cuba?
En Cuba, los bailarines enfrentan salarios extremadamente bajos, condiciones de trabajo difíciles como ensayar en locales sofocantes, apagones constantes y escasez de recursos básicos como zapatillas de punta. Además, el arte en Cuba es visto por muchos como una profesión sin futuro económico, lo que complica aún más la estabilidad laboral para estos artistas.
¿Cómo han mejorado sus vidas los bailarines cubanos que emigran?
Los bailarines cubanos que emigran suelen experimentar una mejora significativa en su calidad de vida. Por ejemplo, Carolina Rodríguez, quien ahora baila en el Ballet Nacional Noruego, pasó de ganar 14 dólares mensuales en Cuba a 3,200 euros al mes en Noruega, lo que le permite ayudar económicamente a su familia en Cuba y disfrutar de comodidades antes impensables.
¿Qué impacto tiene este éxodo en el Ballet Nacional de Cuba?
El éxodo de bailarines ha reducido significativamente el tamaño del Ballet Nacional de Cuba, que ahora cuenta con apenas 55 bailarines, una cifra que devuelve a la compañía a su tamaño original de hace décadas. Este fenómeno refleja la profundidad de la crisis que vive el país y afecta la capacidad de la compañía para mantener su prestigio internacional.
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