El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció este lunes un discurso en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, donde afirmó que su país atraviesa “la edad de oro” bajo su actual mandato.
En su intervención ante jefes de Estado, diplomáticos y delegados internacionales, Trump aseguró que en apenas ocho meses de su nueva administración ha logrado revertir lo que calificó como “cuatro años de debilidad, anarquía y radicalismo” bajo el gobierno anterior.
“Hace un año nuestro país estaba en serios problemas, pero hoy somos el país más dinámico del mundo, y no hay nadie que se le acerque”, expresó el mandatario.
Trump destacó que Estados Unidos cuenta actualmente con “la economía más fuerte, las fronteras más seguras, el ejército más poderoso, las amistades más sólidas y el espíritu más firme de cualquier nación sobre la faz de la tierra”.
Según sus palabras, estas condiciones consolidan una etapa de prosperidad y liderazgo internacional que definió como “la edad de oro de América”.
El presidente recordó su primera intervención en la ONU, hace seis años, cuando en su primer mandato proyectaba un mundo “próspero y en paz”. Sin embargo, señaló que los avances de entonces se vieron interrumpidos por conflictos armados en distintos continentes y por la gestión de la administración que le precedió.
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El discurso de Trump se produce en un contexto de tensiones internacionales y tras un año marcado por crisis globales, que, según él, su Gobierno ha sabido transformar en oportunidades.
Su mensaje estuvo dirigido tanto al público internacional como a la audiencia interna en Estados Unidos, con un claro énfasis en mostrar fortaleza política, económica y militar en el escenario mundial.
La “edad de oro” según Trump: Entre símbolos, poder y economía
Los mensajes de Donald Trump en este segundo mandato insisten en consolidar la idea de una “edad de oro” para Estados Unidos.
Esta narrativa combina tres ejes principales: la recuperación económica, el endurecimiento de políticas migratorias y una estrategia simbólica marcada por gestos de poder y patriotismo.
En materia económica, el Gobierno ha destacado cifras de crecimiento del empleo y una reducción de la participación de inmigrantes en el mercado laboral, presentadas como logros directos de la gestión presidencial.
Al anunciar el crecimiento del empleo, Trump subrayó que “nunca habíamos visto un mercado laboral tan fuerte; esta es la edad de oro del trabajador estadounidense”. Su gabinete reforzó ese mensaje al destacar la caída de la participación de inmigrantes en los empleos como “una victoria para la fuerza laboral nacional”.
Estas estadísticas se suman a la aprobación de ambiciosos proyectos legislativos y a la insistencia en que Estados Unidos vuelve a ser “el país más dinámico del mundo”.
El punto culminante de esta narrativa ha sido la aprobación en la Cámara de Representantes de la Big and Beautiful Bill (BBB), el proyecto legislativo más ambicioso de su administración. Trump lo celebró como “el gran y hermoso proyecto que sostendrá la edad de oro americana”, mientras sus aliados en el Congreso lo calificaron de “columna vertebral del renacimiento nacional”.
En el terreno político, Trump ha promovido medidas radicales como la destitución de fiscales federales vinculados a la era Biden y la creación de leyes que refuerzan el control sobre la inmigración, con nuevas fuentes de financiamiento para detenciones y deportaciones masivas.
En ese sentido, al promulgar una ley para financiar detenciones masivas, el mandatario defendió que “Estados Unidos protege sus fronteras como nunca antes; así se forja la edad de oro de la seguridad”. Para el ideólogo de su política migratoria, Stephen Miller, se trata de “la edad de oro” de la agenda antiinmigrante.
Estas acciones refuerzan su discurso de restauración del orden interno frente al “caos” heredado de la administración anterior.
El componente simbólico ha sido igualmente central: desde retratos oficiales que subrayan la imagen de un líder fuerte, hasta reformas en la Casa Blanca, con grandes elementos decorativos de oro para adornar el Despacho Oval.
En la presentación de su retrato oficial, el presidente aseguró que “América está entrando en la edad de oro de la prosperidad”, mientras Melania Trump declaró que su imagen reflejaba “la confianza renovada de la nación”.
Incluso en gestos simbólicos, como su presencia en el Daytona 500 o el anuncio de remodelaciones en la Casa Blanca, Trump ha insistido en que “cada detalle muestra que vivimos un renacimiento americano”.
Cada gesto busca materializar físicamente el relato de una etapa grandiosa, en la que el poder presidencial se exhibe de forma tangible.
Así, la “edad de oro” de Trump no se limita a los indicadores económicos, sino que se expresa en un proyecto integral que mezcla políticas duras, propaganda personalista y símbolos de poder destinados a reafirmar su visión de grandeza nacional.
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