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Niños desnutridos, el rostro más desgarrador de la crisis en Venezuela

Los colectivos y personas más desfavorecidas asisten al enfrentamiento entre Maduro y Guaidó mientras crece la desnutrición infantil.


Este artículo es de hace 5 años

Alejados de los focos políticos, del cruce incesante de declaraciones y amenazas, la verdadera crisis de Venezuela la están sufriendo los colectivos y personas más desfavorecidas.

Este es el caso de Yemilay Olivar, una madre de siete hijos que tuvo que caminar 14 kilómetros hasta el hospital con su bebé desnutrida agonizando. La pequeña Rosmilay con dos meses de vida debería pesar unos 5 kilos, pero apenas llega a 2,5, es decir 200 gramos menos que al nacer.

Su piel adherida al hueso dificultó el tratamiento intravenoso en el hospital pediátrico Los Samanes, en Maracay, a unos 100 kilómetros de Caracas. "No le hallaban la vena", relató esta madre de 29 años a AFP.

Esta bebé se une a la larga lista de niños hambrientos que están sufriendo en sus carnes la falta de medicamentos y la escasez de alimentos. Es el rostro más desgarrador de la situación que sufre el país sudamericano, inmerso en la crisis más fuerte de su historia moderna.

Yemilay recordó avergonzada que pasó su embarazo comiendo arroz o granos regalados. Asistió a la consulta de médicos cubanos, en un programa del gobierno, pero no le daban "nada de vitaminas".

Esta venezolana asiste con atención al pulso que mantienen Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por medio centenar de países, y el representante chavista Nicolás Maduro.

Para el presidente de la Asamblea Nacional es urgente que ingresen medicinas y alimentos estadounidenses almacenados en Colombia, mientras que el socialista rechaza la llegada de esta ayuda alegando que es el inicio de una intervención militar.

"No me lo querían aceptar porque creían que venía muerto"

Gleiny Hernández también puede dar fe de las dificultades que se enfrenta en la Venezuela actual. Esta madre llora mientras observa a su pequeño Samuel, de un año y tres meses de edad, en una cama del Hospital Central de Maracay.

"No me lo querían aceptar porque creían que venía muerto", confesó la joven de 26 años, que recién dio a luz a otro varón.

La cabeza de Samuel sobresale en su cuerpo raquítico. Casi inmóvil y con la mirada perdida, pasó de 3,6 a 3,9 kilos en 15 días de hospitalización. Sus brazos y piernas amarillentos están cubiertos de un salpullido que le provocaron algunos medicamentos.

En el hospital de 10 pisos donde tratan de salvarlo. La mugre cubre los pisos, el ascensor no funciona y en muchas habitaciones carteles advierten que "no hay agua". "Hay médicos que se han desmayado porque no comen", denunció al citado medio una anestesióloga con 20 años de trabajo en ese hospital.

Mayerlin Díaz, madre de siete hijos, uno de ellos con síndrome de Down; pedía limosna y rebuscaba sobras entre la basura. De esa vida la sacó la Fundación Kapüy.

"Mis hijos comen tres veces al día gracias a ellos, tengo mi trabajo aquí", explicó Díaz, quien recibe un bono mensual del gobierno que -dice- no le alcanza "ni para un kilo de arroz". Kapüy también dona en hospitales fórmulas lácteas, pañales y ropa que suministran migrantes venezolanos gracias a su cuenta de Instagram @fundacionkapuy.

"Los quisiera ayudar a todos, pero no se puede. Necesitamos la ayuda humanitaria a como sea, los niños se están muriendo", detalló entre lágrimas Daniela, hija de médicos que emigraron por la crisis, como lo hicieron millones de venezolanos.

Una lata de leche para recién nacidos cuesta el equivalente a 21 dólares

Un testimonio que cobra fuerza escuchando el testimonio de Huníades Urbina, presidente de la Sociedad de Pediatría, quien aseguró que el "78% de la población infantil venezolana está en riesgo de algún tipo de desnutrición". Una lata de leche para recién nacidos cuesta el equivalente a 21 dólares, casi cuatro salarios mínimos.

Elder, una pediatra con 32 años de ejercicio, no recuerda una precariedad semejante. "Los niños vienen [al hospital] con los huesitos forrados en piel, me quedo espantada", dijo.

En medio de este escenario Maduro sigue negando que existe una crisis humanitaria y defiende que que seis millones de familias pobres reciben el "CLAP", alimentos que el gobierno vende a precios subsidiados en medio de la debacle económica.

Sin embargo de los 15 a 20 niños atendidos a diario en el Hospital Central, entre 60% y 70% llegan con algún tipo de desnutrición, según confirmaron fuentes hospitalarias al citado medio.

Las palabras de Maduro contrastan con estas cifras y la realidad es que el gobierno venezolano no ha publicado los indicadores de salud desde el año 2017.

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Jose Nacher

Periodista de CiberCuba. Licenciado en Periodismo por la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, España. Redactor en Siglo XXI, Agencia EFE, Las Provincias y El Mundo.


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