Hace 52 años un grupo de guerrilleros partió desde Cuba con destino a Venezuela. El objetivo era difundir 'la revolución de Fidel Castro' en América del Sur. Los sucesos fracasaron, pero son recordados en la historia como la invasión de Machurucuto.
El triunfo de 'los barbudos' sobre Fulgencio Batista había inspirado movimientos similares en todo el continente. A pocos meses de ocupar el poder, Castro puso su mirada en Venezuela y hasta allí fue para vislumbrar a los locales que lo veían como un héroe.
Uno de los sobrevivientes de aquella fracasada expedición es Héctor Pérez Marcano, quien empezó siendo parte del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) venezolano, y asegura que “el apoyo de Castro provino de un interés primordial en el petróleo de Venezuela”.
Así lo relata un artículo de AP, que reproduce The New York Times, citando a testigos de aquel momento de la historia venezolana reivindicado con el tiempo por Chávez; y que en su momento pesó sobre Cuba como un país patrocinador del terrorismo.
En 1964 este hombre llegó a La Habana con el objetivo de formarse en la lucha armada, tal como lo hacían otros militantes del MIR. Asegura que la idea de desplegarse por mar fue de Castro. Todo se organizó desde el piso 25 del Habana Libre en 1966.
Pérez Marcano estaría acompañado de Moisés Moleiro, Eduardo Ortiz Bucaram, Américo Silva, líderes de la expedición. Castro le incorporaría la presencia de otros cuatro cubanos.
El entrenamiento duró casi 18 meses.
El fallecido dictador se presentó en el lugar desde donde saldrían de los futuros rebeldes comunistas. Zarparían desde Santiago de Cuba con rumbo a Venezuela. Cada miembro de la expedición recibiría como regalo un reloj Rolex que, según Fidel, era la mejor ayuda "todo terreno" para cualquier revolucionario, así lo cuenta el propio Marcano.
"En ese entonces (para Fidel) Venezuela era la joya de la corona de América Latina", recuerda.
El sitio escogido, Machurucuto, está próximo a una cordillera de montañas que se extiende hacia Caracas. Allí algunos residentes pudieron apreciar el momento de la llegada.
Una de las pocas personas que estuvo presente y pudo contar lo sucedido fue Ana Morffe. En ese entonces ella ni siquiera tenía idea de qué era una guerrilla, pero uno de los jóvenes combatientes se escabulló por una ventana abierta de su casa mientras ella estaba lavando ropa en el río y cocinando.
La acción fue frustrada. Los residentes del área avisaron al Ejército de Venezuela y a la Guardia Nacional. La situación fue controlada en menos de un día.
Según las posteriores investigaciones, su principal misión era entrenar a la guerrilla ubicada en los Andes Venezolanos para tratar de derrocar al entonces presidente Raúl Leoni.
Posterior a este intento de invasión, Venezuela rompió relaciones diplomáticas con el gobierno de La Habana y habría que esperar siete años para que el restablecimiento.
Aunque la denuncia fue hecha en la OEA, la isla caribeña nunca reconoció sus acciones a pesar de que se contaba con las pruebas necesarias. Las AK-47 en posesión de los guerrilleros poseían seriales de armas vendidas por la República Checa a Cuba.
Pérez Marcano asegura que “lo que Fidel no pudo lograr en la década de 1960 a través de un conflicto armado, fue capaz de hacerlo ahora usando a (Hugo) Chávez y Venezuela como una herramienta para la dominación hemisférica".
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