Zapatos de hombre y piezas para autos rusos destacan como los artículos más comprados por los cubanos que viajan a Rusia para abastecerse de mercancías que luego revenderán en la Isla.
Imágenes filmadas por Carlos Reyes -un cubano residente en Estados Unidos- muestran el mercado ubicado en el distrito de Liublinó. Se trata de una inmensa nave de puestos individuales de venta, repletos de mercancía barata al por mayor, donde trabajan también muchos migrantes de la Isla.
En el mercado abundan los carteles en español que aluden directamente a los clientes cubanos. A ello se suma que algunos ciudadanos de la Isla que residen cerca del lugar alquilan parte de sus viviendas para albergar a los cubanos, quienes a menudo duermen en el suelo con tal de ahorrar dinero que les permita comprar más mercancías.
Sobre la preponderancia de las ventas relacionadas con la mecánica, una de las entrevistadas explica que "Las piezas de auto se venden más rápido porque no pasan de moda".
Desde hace tiempo, La Habana se ha convertido en un inesperado mercado para piezas de antiguos modelos de Lada o Moskvich, que ya apenas ruedan por las calles moscovitas pero que se mantienen en circulación en Cuba.
Los 9550 kilómetros que separan La Habana y Moscú no ha sido obstáculo para que los cubanos desistan de plantearse un largo viaje con fines comerciales. La permanente crisis de la economía en Cuba, el desabastecimiento crónico y los altos precios del mercado cubano favorecen la continuidad de los cuentapropistas cubanos que se dedican a importar mercancías para su comercialización en la Isla.
Además de Rusia, los cubanos han popularizado otros destinos de compra como Haití, Panamá o Guyana.
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